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viernes, 3 de mayo de 2013

Yokozawa Takafumi Tercera parte.









Recorrí junto a Hiyo alrededor de todo el parque. Cuando regresamos, Kirishima estaba "intentando"armar una casa de campaña.

-¿Qué haces?-pregunté con ironía, cruzando los brazos.

-Voy a armar esta casa de campaña, pero ¡mierda! no le entiendo a este instructivo-Zen giró el papel varias veces con expresión confusa.

Suspiré fastidiado.

-Eso es porque lo estás acomodando mal, es así...-me encargué de mostrarle la forma correcta de unir las piezas.

A los pocos minutos después, tenía armada la casa de campaña color azul.

-¿Lo ves?-añadí ceñudo-...no era tan difícil.

-Guau, me has sorprendido Yokozawa, ¿dónde aprendiste a hacerlo?-preguntó Kirishima sonriendo.

-Algunas veces fui de excursión cuando era chico.

-Jaja...¿en serio?....¿te imaginas eso Hiyo?-preguntó dirigiéndo su mirada a ella-...seguramente eras el "matón" del grupo.

-¿El matón del grupo?

-Mmm...ya te imagino pegándole a los demás y robándoles su desayuno.

-Nunca robé un desayuno...-inquirí molesto.

-¿Ah, no?...pero que tal la comida o la cena, ¿eh?-contraatacó.

-¡Papá, deja a onii-chan tranquilo!-exclamó Hiyori.

-Jaja, perdona Hiyo.

-Onii-chan, ¿podrías ayudarme a armar mi tienda de campaña?-preguntó la pequeña con vocesita dulce.

-Claro que sí-sonreí.

 

Kirishima se sentó al pie del árbol, hurgando en la cesta de comida. Cuando estuvo lista la tienda de campaña de Hiyo, me encargué de acondicionarla, poniendo su almohada y cobertor favorito.

Sonreí para mis adentros, sabía que le gustaría.

 

-¡Yokozawa!-me llamó al otro lado Kirishima.

-¿Qué?-levanté la voz para que me escuchara.

-¡Ven!-hizo la seña para que me acercara.

 

Caminé unos cuantos pasos, hasta llegar a donde se encontraba.

-¿Qué pasa?-pregunté.

-Siéntate junto a mi...-añadió dando palmaditas a su lado sobre el césped.

 

Suspiré, sentándome a una distancia considerable.

-¿Por qué te sientas tan lejos?-preguntó Kirishima.

-Por precaución-respondí.

-...Mmm...que frío...-murmuró-pero está bien, te lo disculpo, únicamente porque Hiyo está feliz-repuso.

-¿Eh?

-Mírala...-Kirishima hizo una señal con la cabeza para que echara un vistazo hacia el frente-...¿qué es lo que te parece?

La pequeña sonreía mientras jugaba con una pelota grande. Lucia radiante y me sentí contento al ver sus ojitos brillar.

-Es verdad...-concedí-ella está feliz.

 

No pude evitar sonreír ante esa preciosa imagen que podían contemplar mis ojos. La inocencia infantil de Hiyo era encantadora.

-Justo ahora tienes una mirada de "mamá"...-comentó con sorna Kirishima.

Voltee a verlo ceñudo.

-Yo no soy la mamá de Hiyo-protesté.

-Bueno, bueno...-Kirishima colocó una de sus manos sobre la mia-lo que tú digas, "gatito".

-¡Y no me llames gatito!-inquirí.

Zen pellizcó una de mis mejillas.

-¡Que osito tan enojón!-exclamó en tono juguetón.

-¡Ya basta!-alejé su mano con un golpe.

 

Kirishima carcajeó.

-Vaya que pegas fuerte, Tsundere...

-Da gracias que Hiyo está presente, sino...-añadí en tono amenazador.

-Ah, claro...seguramente me causarías mucho daño, como esa primera vez que quisiste pegarme en el cuarto de hotel, ¿lo recuerdas?-comentó con sarcasmo.

 

Por supuesto que recordaba aquella primera vez...la noche en que había tomado demasiado a causa de Masamune...la noche en que había contado todo mi desengaño amoroso a Kirishima...y manipulado por él al día siguiente. Estaba tan afectado y confundido, que quise descargar mi rabia e indignación a golpes...pero Zen lo evitó, torciendo mi brazo sobre la espalda...en esa única ocasión me di cuenta que en estado físico, estaría vencido contra él.

Entrecerré los ojos, con el orgullo herido.

-Parece que si, lo recuerdas. No querrás otra lección como "esa", ¿verdad que no?-preguntó entre risitas.

-Idiota-murmuré.

-¡Oigan ustedes dos!, ¿es que no van a venir a jugar conmigo?-preguntó Hiyo molesta.

-¡Ya voy, señora!-bromeó Kirishima.

 

Hiyo frunció el ceño y le dio la espalda indignada al escuchar como la llamó su padre.

 

Kirishima se levantó de un brinco.

Su cuerpo delgado era ágil y atlético.

-Vamos, Ojisan*, juguemos con Hiyo.

-Ya voy...

-Piensa que esta es tu oportunidad de demostrar que no eres tan viejo como lo aparentas...-añadió Kirishima entre risas.

Cerré las manos en forma de puños. Que ganas sentía de darle una lección.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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