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jueves, 13 de junio de 2013

Junjou Terrorist-Miyagi:"El amor es irracional"-1 parte.

Mientras revisaba los exámenes de mis alumnos en la mesa de la cocina, observé a Shinobu que estaba atento leyendo una revista.

Apuntaba algo en una libreta, lo cual llamó mi curiosidad.

-¡Hey!-lo llamé desde mi asiento-¿qué haces?

Dió un pequeño brinco al escuchar mi voz.

-...eh...nada-murmuró.

-¿Qué estás anotando?-insistí.

-¿Ya no puedo hacer cosas libremente?-preguntó con el ceño fruncido.

-Sólo fué una pregunta.

-¿Desde cuándo preguntas tanto?-continuó-antes no me ponías tanta atención.

-"Antes" es antes...y respondiendo a tu pregunta, desde que te me declaraste y te metiste en mi cabeza, desde ese día me importa todo lo que hagas, incluyendo tus estupideces.

Shinobu frunció los labios.

-¿Te parece que todo lo que hago es una estupidéz?, ¿en ese caso por qué sigues conmigo?

Suspiré exhaousto de sus constantes rabietas. Recogí los exámenes y los metí en el maletín.

 

-¡¿Otra vez te vas huyendo, Miyagi?!-gritó-¡eso es de cobardes!

Lo miré y añadí:

-No tengo ganas de seguir discutiendo con un niño, así que me voy.

-¡¿A dónde?!-exclamó furioso.

No le dije una sóla palabra y cerré la puerta.

Pude escuchar sus gritos y como tiraba cosas al suelo.

 

"Aún es un mocoso"-pensé.

Shinobu Takatsuki se me había declarado cuando tenía 18 años y yo 35...la diferencia era extrema. Al principio, admito que pensé que era una locura su supuesto "amor". Yo no creía poder enamorarme de alguien nuevamente; lo había estado una sóla vez, de mi sensei...hace tantos años atrás.

Fué un amor unilateral, platónico y doloroso. Fué doloroso, porque murió y con su muerte, sensei se llevó gran parte de mis esperanzas e ilusiones que como adolescente tenía.

Pero aquel amor de juventud, sobrepasó el tiempo...ví pasar días, meses, años...y aún mi mente la recordaba, como aquel día, en que la miré por primera vez.

Tuve que hacerme el fuerte, después de perderla, y rehacer mi vida, salir con otras personas; así fué como conocí a Ritsuko, hermana de Shinobu, intenté enamorarme de ella, pero no pude.

Casarme con ella no había sido la mejor opción, yo vivía más pendiente de mis clases, de mi autor favorito Matsuo Basho, que de Ritsuko. Así que ante mi indiferencia, ella buscó un amante y tiempo después, me pidió el divorcio, fin de la historia.

Ahora lo único que tenía era mi trabajo como profesor, mis libros de historia antigua y los recuerdos que conservaba preciados de sensei...ante los demás, era simplemente "el cornudo que lo dejó su mujer".

Hasta que apareció Shinobu, viajando desde Australia, para confesarme que me amaba.

Al principio lo consideré ridículo y después obseno. Yo siempre fuí heterosexual y en ninguna de mis peores fantasías sexuales, habían sido con un hombre.

Muchas veces me burlé de él, lo tomé como el capricho que un mocoso mimado y consentido tenía hacia mi. Hasta que un día me dí cuenta que sus sentimientos eran reales, tan reales que me molestó incluso haberlo besado a manera de juego. Me molestó, porque me confundió...sus sentimientos me llegaron y así fué como me líe con Shinobu.

Pero la diferencia de edad era demasiada, tanto que ni él ni yo, nos entendíamos, excepto en la cama, pero hasta ahí.

Shinobu siempre fué caprichoso y hacía rabietas por todo, aunque ya fuera universitario y mi alumno, porque estudiaba literatura.

Y yo era un hombre que cada día envejecía más y prestaba menos atención a los dramas cotidianos.

Estacioné el auto afuera de la Universidad y me dirigí a la oficina, donde mi amigo Kamijou y yo, hacíamos nuestro trabajo.

Abrí la puerta de la pequeña oficina y me dí cuenta que Kamijou aún estaba ahí, absorto, trabajando.

-¡¡Kamijouuuuuuuuu!!-exclamé al verlo y corrí a abrazarlo.

Hiroki pegó un brinco sobre su silla y me separó de él.

-¡Le he dicho que no me abrace profesor!-refutó.

-¿Así saludas a tu viejo amigo?, ¡que frío!, por cierto, ¿qué haces a estas horas trabajando?, ¿por qué no estás con tu "esposa"?-bromee.

-¡Deje de burlarse!-inquirió-...Nowaki tiene que quedarse en el hospital hasta mañana y no quería estar en casa sin hacer nada...-murmuró con desanimo.

-Ah, por suerte vine yo, para acompañarte-lo abracé.

-¡Suélteme por favor!

Se alejó con el ceño fruncido.

-¿Y usted por qué está aquí?, ¿no debería estar en su casa también?

 

Solté el maletín sobre el sofá.

-No es un buen momento para estar en ese lugar-respondí.

-¿Otra pelea?

Suspiré.

-Ya sabes como son los mocosos, todo te reclaman, no lo puedo entender y yo, ya estoy viejo, no tengo tanta energía para seguirle el ritmo.

-¿Y por qué sigue con él?-preguntó Kamijou.

Esbocé una media sonrisa y apagué el cigarrillo en el cenizero.

-Aún no lo acabo de comprender, Kamijou...creeme que aún no lo entiendo, ¿a ti no te pasa lo mismo con él?-refiriendome a Nowaki-kun.

Kamijou asintió.

-A veces es un tanto inmaduro...-Hiroki frunció el ceño-...no, es bastante inmaduro-frunció los labios, como si recordara algo desagradable-¡es un completo idiota!-exclamó, arrojando un libro sobre el escritorio.

Cruzé las piernas, sentado en el sofá y lo observe con atención. Al parecer, en ese cuarto no era el único que estaba sufriendo por un amor con diferencias de edad. Me sentía un tanto aliviado no haber sido el único idiota enamorado de un mocoso inmaduro.

Continua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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