Translate

miércoles, 15 de mayo de 2013

Takano Masamune-"Si recuerdas el pasado, apreciarás tu futuro" 3° parte.

A lo lejos escuché que tocaban el timbre. Entreabrí los ojos y me di cuenta que me había quedado completamente dormido.

Insisitían al tocar el timbre.

"¿Quién podría ser?".

Sorata brincó con lentitud hacia el piso y se encaminó hacia la puerta, se sentó a escazos centímetros y espero aque se abriera.

"Tampoco había perdido su costumbre de recibir a las personas"-pensé.

Adormilado, caminé hacia la puerta y pulsé el botón del recibidor.

 

"¿Quién es?"-pregunté.

"Soy yo...Ritsu"-murmuró.

 

Abrí la puerta y lo miré con curiosidad.

-¿Qué ha pasado?

-Yo...esto...te he comprado algo para cenar-respondió mostrandome la bolsa de papel café-recíbela, por favor.

Abrí la puerta y me hice a un lado.

-Pasa-le dije.

-No, no...sólo la he venido a dejar, no quiero molestarte.

-No molestas, entra.

 

Onodera miró al gato y pareció sorprendido.

-¿Yokozawa-san...está aquí?-preguntó tenso.

-No, solo lo ha venido a dejar-refiriéndome al gato-¿piensas pasar o no?

 

Ritsu entró y cerré la puerta.

-¿Qué me has comprado?-pregunté mientras le quitaba la bolsa de las manos.

-Es pollo con arroz y vegetales.

-Genial, gracias-sonreí.

Onodera esquivó la mirada.

-E...Esto...no es nada-murmuró.

Me encaminé hacia la mesa y saqué la comida. Estaba cuidadosamente servida en un plato, con sus respectivos cubiertos de plástico.

Onodera agarró a Sorata entre sus manos y lo miró con atención.

-Ha crecido mucho-comentó.

-Si, me imagino que Yokozawa lo alimenta demasiado, ha ganado peso.

-¿Puedo?-preguntó con timidez Ritsu, refiriéndose a si podía cargarlo.


-Claro-asentí.


Onodera lo acomodó entre sus brazos y comenzó a acariciarlo del lomo. El gato instintivamente empezó a ronronear.

-Parece que le agradas-añadí.

-Nunca me había atrevido a agarrarlo.

-Es verdad, ¿no te gustan los animales?

-No es eso; es que la primera vez que lo vi, sentí que debía ser cuidadoso con tus cosas...

-¿Eh?

-Es decir, no eras una persona fácil de tratar, ponías un muro a tu alrededor y siempre quise ser cauteloso al acercarme, no quería que pensaras que era un chico molesto y te fastidiaras y te fueras de mi vida...-murmuró.

Paré de comer y lo miré en silencio.

Ritsu levantó la vista y comenzó a sonreir nervioso.

-Perdón, no me hagas caso, yo era muy tonto...

Me levanté de la silla y me dirigí hacia él, pasándole mis brazos alrededor.

Ritsu dió un brinco sorprendido.

-Esto...¿Takano-san?

-Sigues siendo un tonto...-susurré cerca de su oído-pero me tienes completamente enamorado.

-¿Eh?...perdón, pero yo...me tengo que ir-dijo, mientras intentaba zafarse de mi abrazo.

-No.

-Mañana tengo que trabajar.

-Yo también y no me importa; quiero que pases la noche conmigo.

-¡No puedo!, ¡no puedo!-protestó.

-¿Por qué no?

Ritsu se quedó en silencio.

-¿No me digas que te poner nervioso que Sorata nos vea?-pregunté con diversión- él no entiende de lo que estamos hablando, ¿sabes?, no seas tan paranoico-sonreí.

-No es por Sorata...

-¿Entonces?

-Yokozawa-san, podría venir...y no quiero verlo.

-No va a venir, a venido a dejarlo, mañana lo recogerá.

-No quiero que me vea aquí.

Ritsu se ruborizó.

-Entonces, vamos a tu departamento...-propusé.

-¡No!, no puedes dejar solo a Sorata, ¿qué clase de dueño eres?

Me alcé de hombros.

-Supongo que el peor de todos, por eso Yokozawa me lo quitó-respondí.

 

Ritsu se levantó rápidamente de la silla.

-Entonces aprovecha hoy, para cambiar esa imagen que tienes de ti mismo, Takano-san.

Onodera se colgó su bolso en el hombro y se colocó la bufanda alrededor de su cuello.

-Yo me voy, hasta mañana.

 

Me senté en el sofá cruzándo las piernas y encendí un cigarro.

-Ahí se va de nuevo... huyéndo el novato-murmuré.

Ritsu me miró ceñudo.

-No me voy "huyendo", me voy porque tengo que descansar, mañana me levanto temprano y tú también-refutó.

-Puedes descansar aquí.

-¿Eh?

-Mi cama es amplia y tengo un despertador muy puntual, te despertaré a la hora que quieras.

-No gracias, a mi me gusta dormir en mi propia cama.

-Mentiroso, no duermes en una cama.

-Claro que sí, siempre duermo en la cama.

-¿Entonces, por qué siempre traes el cabello con pelusas y esas cosas?-pregunté.

Nervioso, Onodera se mordió el labio inferior.

-¿Lo ves?, admite que te duermes en el piso.

-¡No es cierto!-protestó-¡...las únicas veces que me encuentro en el piso, es cuando tú...!-silenció.

Alcé una ceja.

-¿Cuándo, yo qué?

Las mejillas de Onodera se ruborizaron.

-¿No vas a responder?, ¿cuándo yo qué?-insisití.

-¡Olvídalo!-exclamó.

 

Onodera abrió la puerta con rostro indignado, rápidamente lo seguí, agarrándolo por el abrigo.

Lo detuve con fuerza y lo empujé nuevamente adentro del departamento.

-¿Qué haces?-preguntó sorprendido.

-Siempre que quiero hablar... protestas, siempre que estamos solos, huyes...creo que he sido demasiado benévolo contigo.

-¿Benévolo?...¡siempre haces lo que te da la gana conmigo, Takano-san!

-¡Eso es porque siempre estás esquivándome!, como ahora...¿cuánto tiempo mas, me vas hacer esperar?

-¿Hacerte ...esperar?, ¿ en qué?-preguntó.

-¿Eres idiota?, ¡quiero escuchar tu confesión, ahora mismo!-ordené.

-¿Qué?, yo nunca dije que me iba a confesar.

-Te dije alguna vez que esperaría...esperaría a que estuvieras listo, ¿cómo se te pudo olvidar algo tan importante?

-Pero aún no estoy listo, ¡suéltame por favor!-Onodera forcejeaba para que le soltara de los brazos.

Lo tumbé rápidamente al piso, sin darle tiempo de escapar.

-¿A esto te referías? ...¿siempre te encuentras en el piso cuando estoy encima de ti?

-¡Ya basta!, ¡déjame ir!

-No.

-¡Takano-san!, ¡estás loco!

-Puede ser...

Lo callé, dándole un beso desesperado. Su boca estaba cerrada. Me había hecho recordar los primeros besos de hace diez años atrás.

-No cierres la boca-murmuré.

-No quiero que me beses-atacó.

-¿Ah, no?

Abrí la bragueta de su pantalón, pasando mi mano por su entre pierna.

-¿Qué haces?, ¡Takano-san!, ¡no...!...ahhhh.

Ritsu no pudo terminar lo que me decía, interrumpiéndolo por un suspiro ahogado.

Mi mano se movía con suavidad, de arriba a abajo, hasta que sentí a Onodera completamente excitado.

-Onodera...-susurré-quiero hacerte el amor.

Pasé mi lengua a lo largo de su cuello.

Ritsu parecció estremecerse con el solo contacto de mi lengua y de mi saliva en su piel.

-Quédate conmigo, esta noche...-mis dedos se movieron con habilidad por debajo de su camisa.

A lo cual Onodera solo suspiraba hondamente.

Sin poner resistencia, coloqué una de sus manos sobre mi torso.

-Tócame, tú también...

-Takano-san, yo...

Posé mis labios sobre los suyos, mordiendo suavemente su labio inferior.

-Hoy no me digas nada mas, sino es tu confesión, la que quiero escuchar, Ritsu-posesivamente lo apreté contra mi erección y Onodera gimió ahogadamente.

Continua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario