Translate

martes, 28 de mayo de 2013

Ritsu Onodera. "El primer amor verdadero, jamás se borra del corazón" parte 3.

Al regresar a casa, ya me esperaba mi madre en la sala, con sus manos en la cintura y el ceño fruncido.

-¡Ritsu tú y yo tenemos que hablar!-anunció.

-Si mamá, ¿qué pasa?

-¡¿Qué es eso de que cancelaste el compromiso de matrimonio con An-chan?!

-¿Cómo lo supiste?

-La mamá de An-chan me lo dijo-respondió- ¿acaso estás loco?

-No, es que yo, no puedo hacerlo...

-¿Por esa persona de la que "supuestamente" estás enamorado?

Abrí los ojos a causa de la sorpresa. An-chan había contado absolutamente todo.

-Si, yo, lo siento...-murmuré cabizbajo.

-¿Y quién es "ella"?-cuestionó mi madre-¿qué tiene esa niña que no tenga An-chan?

 

No podía decirle a mi madre que estaba enamorado de sempai, jamás lo aceptaría.

-Es...una persona especial para mí, mamá-susurré.

-¡Ya dejalo, mujer!-exclamó mi padre, desde el sofá-si Ritsu está enamorado de alguien, ya no puedes hacer nada.

-No estás ayudando mucho-refutó mi madre.

-Sólo digo la verdad. Si Ritsu se fijó en esa persona por algo debe de ser, deja al chico vivir su vida y decidir tranquilo-añadió papá.

Mi madre frunció los labios.

-Me voy al cuarto, me ha dado jaqueca.

 

Cuando nos quedamos solos, papá se dirigió hacia a mi, poniendo su mano sobre mi hombro.

-Quedate tranquilo, ya se le pasará-refiriéndose a mamá-me da gusto que hayas encontrado alguien que te guste tanto, Ritsu, en verdad esa persona debe ser especial, ¿no es así?

Afirmé tímidamente.

Papá pasó su mano por mi cabello en un gesto fraternal.

-Espero que seas feliz-añadió sonriente.

 

A la mañana siguiente, sentí mucha emoción por volver a ver a sempai. De cierta forma, cancelar ese absurdo compromiso, me había quitado un peso de encima. Me sentía tranquilo.

Recordé que sempai no había leído el inicio de la historia de Usami Akihiko en la revista "Shosetsu Koharu"-la cual compramos el día anterior-la metí a mi bolso junto con los demás libros y emprendí camino hacia la escuela.

 

A la hora de salida, me dirigí a la biblioteca-sabía que sempai acostumbraba a ir en ese momento-me senté en la mesa que él acostumbraba y lo esperé.

Cuando se abrió la puerta y lo ví entrar, sentí una emoción de alegría que me embargaba.

Llevaba su habitual rostro serio, pero esto ya no me intimidaba, al contrario, sentí que desde que habíamos almorzado juntos en aquel restaurante, ya podía hablarle con un poco más de confianza.

-¡Sempai!-exclamé-te he traído la revista Shosetsu Koharu, como habías mencionado que no pudiste leer el inicio de la historia de Usami Akihiko, te la prestaré, por favor, tómala...

Observé que sus labios se fruncieron en señal de disgusto.

-¿Por qué haces todas estas cosas por mí?-preguntó.

-¿Eh?, ¿me preguntas el por qué?-sonreí tímidamente-...bien, pensé que eso te haría feliz, sempai.

-Molesto...-susurró.

-¿Eh?

-Eres una molestia-murmuró.

-¿Eh?

-¿Había escuchado bien?, ¿sempai estaba enojado conmigo?

-¡Cállate!-exclamó enojado-¡¿cuál es tu problema?!

-¿Eh?

-¡¿Qué sabes sobre mí?!-refutó.

-Yo...

-¡¿Dices que me amas, cuando ni siquiera hemos hablado?!...¡no te entiendo en absoluto!

-Lo siento, yo...

-¡¿Por qué te disculpas?!

-Bien, es sólo, que...

-¡¿Acaso sientes que hay algo por lo que debas disculparte?!-inquirió-vas y te emocionas de todo por tu cuenta, pero en serio, no puedo entenderte...

-L-lo siento, emm...yo...

-¡Y para ser honesto, todo esto es repugnante!-soltó cruelmente.

Escuchar aquellas palabras, me hicieron sentir miserable y estúpido, quise llorar, pero aguanté todo lo que me tenía que decir.

-E-emm...lo siento...yo...

-Escucha...-dijo-prefiero estar solo, ahora-añadió con sequedad.

-S-si, lo siento, con permiso...

Salí de la biblioteca, dirigiéndome al baño, afortunadamente no había nadie y me puse a llorar sentado en una esquina.

Todo aquello, lo merecía, sempai tenía razón, no era común que un hombre se le declarara a otro hombre. no era común irrumpir de aquella forma en su vida, sólo porque a mi me gustaba una barbaridad y porque quería estar junto a él.

Jamás había pensado llegar más allá o incomodarlo, sólo queria estar a su lado, compartir su mundo, verlo sonreír, pero sólo contemplé lo que yo quería de él...y yo, por su lado, le daba asco...y lo entendía.

Empecé a notar desde la ventana del baño, que el cielo se estaba cubriendo por enormes nubarrones grises. Ya había llorado lo suficiente y estaba agotado. Me enjuagué el rostro con un poco de agua y recogí mis cosas del loker.

Cuando llegué a casa, no estaban mis padres, seguramente mi papá seguía en la editorial y mamá haciendo las compras o de visita con alguna de sus amigas. Dejé mi bolso sobre la cama y escuché que llamaron a mi puerta.

-Adelante-dije.

-Onodera-kun...-se trataba del mayordomo-¿desea que le sirvan ya la comida?

-No gracias, aún no tengo hambre-miré fuera de la ventana y aprecié como pequeñas gotitas de lluvia resbalaban a través del cristal, y recordé que sempai aún estaba en la biblioteca...y sino llevaba sombrilla, se empaparía...-saldré un momento-dije al mayordomo- por favor, dígale a mis padres, si regresan, que no demoro-avisé.

Agarré dos sombrillas y rápidamente corrí hacia la escuela.

 

Continua.
 

domingo, 26 de mayo de 2013

Ritsu Onodera:"El primer amor verdadero, jamás se borra del corazón" parte 2.

Al verla, me levanté rápidamente del asiento y la saludé.

Ella me dió un abrazo amistoso y le ofrecí sentarse, abriéndole la silla contigua.

-¿Quieres algo de comer o de beber, An-chan?

Ella asintió.

-Me gustaría un helado de fresa con chocolate y crema batida, ya sabes, mi preferido-se ruborizó.

-Claro, por supuesto-sonreí-en seguida te lo compro.

 

Me dirigí hacia el local de helados e hice fila. Mientras esperaba, no pude evitar ponerme nervioso, empecé a dudar en lo que debería de hacer.

Era una completa ironía que ese mismo día, por la mañana, estuviera con sempai y ahora con An-chan.

Pagué el helado y se lo entregué, sentándome a su lado.

Me agradeció y comenzó a saborearlo.

Quise ser discreto al verla, pero me había percatado que estaba perfectamente vestida. Su cabello castaño y largo peinado con sumo cuidado, sostenido a un lado, un mechón de su pelo por un moño azul, llevaba guantes bordados de encaje del mismo tono, sus pestañas con rímel y sus labios pintados de un tono coral.

Parecía haber puesto mucho empeño en su arreglo personal, interiormente esperaba que no fuera por mí ese detalle.

-Cuando termines el helado, si quieres nos fijamos en el horario de las películas y elijes la que más te guste-propuse con una sonrisa.

-Gracias Rii-chan...-murmuró-...hay algo que te quiero preguntar...-comentó.

-¿Si, dime?

-¿Esta cita la planeó tu familia o tú?-preguntó directamente.

Aquello me tomó por sorpresa.

-Yo...por supuesto que yo-mentí-¿por qué?

Suspiró y repuso sonriente.

-Es que nunca me has invitado a salir desde que nos prometimos y comenzaba a pensar que te disgustaba hacerlo-dijo.

-No, ¡no es así!, en verdad disfruto mucho de tu compañía, An-chan, por favor, no pienses eso.

-Gracias al cielo-añadió aliviada-me sentiría muy mal, si yo no te gustara.

 

Bajé la mirada sintiéndome culpable.

-¿Qué sucede, Rii-chan?, tus mejillas están rojas, ¿te sientes bien?-con gesto de preocupación paso su mano por mi mejilla.

-An-chan...perdóname...

-¿Qué?, ¿por qué dices eso?

-Yo...no puedo casarme...contigo, An-chan-la miré turbadamente-eres una persona buena y maravillosa, por ese motivo no puedo engañarte...no me siento preparado para casarme y darte la vida que te mereces...-inicié-como sabes, toda esa idea del compromiso fué cosa de nuestros padres, pero no tomaron en cuenta nuestras opiniones y aceptar que sería un buen esposo para ti, sería muy ruín de mi parte, ahora mismo no tengo la valentía suficiente para retenerte la mirada, pero después será mucho peor para ti, escuchar esto, sino lo decía en este momento.

Mantenía mis manos en medio de mis piernas y las sentía húmedas a causa del nerviosismo.

Pero, dentro de mi carácter tímido, solía ser muy directo ante las situaciones importantes.

-¿Estás...cancelando nuestro compromiso?-preguntó An-chan al cabo de varios minutos.

-...Si.

 

An-chan dejó a un lado la copa de helado y bajó la mirada. Me sentí patético al tener que herirla de esa forma. Justamente eso, es lo que no hubiera querido ver durante toda mi vida.

No tuve anteriores experiencias de noviazgos, pero me imaginaba que ser rechazado y herido, era el sentimiento mas horrible del mundo.

-¿Estás interesado en alguien más?-preguntó, mirándome con atención.

En ese momento, la cara de sempai cruzó por mi mente al igual que todas las emociones que me hacía sentir con tan sólo pensarlo o tenerlo cerca.

-...Si-confesé.

An-chan suspiró.

-Lo entiendo, Rii-chan-agregó.

 

Levanté la mirada y le ví forzar una sonrisa. Una sonrisa que no era real. Sino más bien de esas, que se esbozan para simular una tristeza.

An-chan me pasó la mano por el cabello.

-En ese caso, espero que seas feliz con esa persona-añadió.

Me dió un beso rápido en la mejilla y se levantó de la silla.

-Regresaré a casa, discúlpame que no me quede contigo a ver la película, pero hablamos después, ¿está bien?

Se despidió con una señal, diciéndome "adiós" y caminó rápidamente fuera del cine.

 

Me volvi a sentar y no supe que pensar en aquel momento, estaba desconcertado. ¿En verdad a An-chan le había afectado tanto que cancelara nuestro compromiso?

Esa respuesta jamás la pude conocer, hasta mucho tiempo después.

Había descubierto que An-chan estaba enamorada de mí y para olvidar todo el desagradable suceso, se mudó un tiempo a Francia.

Eso me apenaba y en verdad lo lamentaba, pero no podía fallar y engañar a mis sentimientos, yo estaba enamorado de sempai, lo sabía. Y aunque él era un tanto esquivo y solitario, estaba dispuesto a darle toda mi sincera amistad, con tal de agradarle...aunque sea un poco.

Continua.

Ritsu Onodera: "El primer amor verdadero, jamás se borra del corazón" parte 1





Anoche soñé con sempai...

Sentado en el mismo sitio de la biblioteca, leyendo absorto un libro. La cálida luz del sol iluminaba su rostro serio, el aire que se filtraba por la ventana, movía levemente algunos mechones de su cabello.

Yo permanecía a distancia, escondido, sólo observándolo.

Era la persona más bella que mis ojos pudieron ver, alguna vez.

Nunca me había gustado antes un hombre, pero sempai era distinto...él...provocaba en mí una fuerza de atracción tal, que no podía dejar de admirarlo.

Tres años de mi vida escolar, después de conocerlo, me dediqué a mirarlo a escondidas.

Me sentía un acosador, un loco, por vigilarlo siempre en la biblioteca, pero sabía, que jamás me atrevería a hablarle. Eso era imposible, un sueño, "de esos", que tanto te gustaría experimentar, pero que sólamente están intactos en tus fantasías y verlos realidad es algo nulo.

Ni yo mismo pude deducir qué ocurrió ese día...ese día en que milagrosamente sempai me habló.

Un sin fín de emociones experimenté aquel instante, sempai era perfecto, me gustaba, me gustaba mucho...y se lo confesé.

Cuando reaccioné y fuí conciente de mi atrevimiento, él respondió sereno, lo contrario a lo que esperaba...por lo menos, esperaba a que se molestara o me soltara alguna palabra ofensiva, ya que no era muy común, por así decirlo, que un hombre se le confesara a otro hombre, al menos, jamás lo había hecho.

Pasó mucho tiempo para que sempai me permitiera entrar a su mundo, ese mundo... al que tantas ocasiones quise pertenecer.

Después de clases, decidí ir a un restaurante de comida rápida, un compañero de salón había llevado de almuerzo un emparedado hecho de atún y vegetales, me pareció apetitoso y quise probarlo. En mi casa no se acostumbraba a comer ese tipo de cosas, pero no quería quedarme con la curiosidad de saber que tan bueno estaba.

Por casualidad o destino, sempai entró al mismo lugar, y a la hora de ordenar, no pude evitar sentirme cohibido, jamás había entrado a comer a un restaurante así y sempai me estaba observando, ¿que tal si quedaba como un tonto a la hora de hacer mi pedido?

La señorita que atendía el mostrador, comenzó hacerme una pregunta trás otra acerca de mi orden... no entendía absolutamente nada y empecé a ponerme nervioso; pero sempai, amablemente ordenó por los dos.

Y ahí estabamos, sentados uno frente al otro...me sentía feliz.

Hablamos de tantas cosas, entre esos temas, salió a relucir el mismo gusto por las historias del autor Usami Akihiko, mi autor preedilecto. Enterarme que era casi de nuestra misma edad, me dejó gratamente sorprendido, definitivamente, hay personas especiales que llegan a descubrir sus talentos a una edad temprana.

Yo siempre sentí una enorme inclinación por leer, desde pequeño. Podía pasarme horas leyendo los libros de la editorial de mi padre, esa era mi mejor distracción.

A sempai también le gustaba leer, teníamos eso en común y de ello hablamos un buen rato.

Después de comer, fuímos juntos a comprar la misma revista de literatura, había pasado la tarde con sempai y eso me hizo sentirme agradecido con la vida. Mi sueño...el que tantas veces imaginé imposible de cumplir, se estaba realizando.

Mi madre, que constantemente estaba al pendiente mío, me preguntó un día qué me estaba ocurriendo.

-¿Por qué lo preguntas, mamá?

-Te noto distinto a antes...¿acaso estás enamorado, Ritsu?-me preguntó en aquél tiempo.

-¿Eh!, ¡no, no!, ¡claro que no!-nervioso, me esforzé por negarlo.

 

Ella sonrió.

-No tienes que alarmarte, eso es muy normal a tu edad. Creo que te está empezando hacer ilusión lo que tu padre y yo te hablamos el otro día, ¿cierto?

-¿Eh?, ¿qué cosa?

-Sobre tu prometida, An-chan.

-Ah, eso...

-¿Por qué no la llamas y salen juntos?-dijo al tiempo que me pasaba el teléfono.

-Pero... yo tengo mucha tarea que hacer...-murmuré.

-¡No seas tonto, Ritsu!, llámala e invitala a salir. Es una chica tan agradable, no seas tan frío, ¡anda, anda!, márcale a su casa-insistió, prácticamente obligándome.

 

No me pude negar a los deseos de mi madre e invité ese día a salir a An-chan.

Ella era mi amiga de la infancia, crecimos prácticamente juntos, nuestras familias eran amigas y siempre me llevé bien con ella. Pero, sólo la veía como una hermana y la quería de la misma forma, no podía sentirlo de otra manera. Enterarme que nuestras familias hicieron planes a nuestras espaldas y nos habían comprometido a matrimonio, fué una sorpresa poco grata.

No quería que An-chan lo tomara como ofensivo o poco caballeroso de mi parte, pero no me podía casar con ella, sino la amaba como se lo merecía.

Nos citamos en el cine, la esperaba sentado en una de las sillas de la cafetería.

Estaba decidido a ponerle fin a esa situación, no quería la infelicidad de An-chan, la apreciaba demasiado para hacerle daño.

Ese mismo día le diría la verdad.

Mientras esperaba su llegada, mentalmente me puse a repasar lo que le diría y la forma en que lo haría. Tenía que ser cuidadoso en no herirla, porque a pesar de ser mi mejor amiga, la apreciaba demasiado para verla sufrir.

Evidentemente, ninguno de los dos estaba enamorado el uno del otro, pero toda mujer tiene su vanidad y no quería que sintiera mi negativa como un rechazo personal.

-¿Rii-chan?-me llamó una voz suave.

Levanté la mirada y ví a An-chan, perfectamente arreglada, con un bonito vestido color azul turquesa.

Continua.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Misaki Takahashi: "El amor está lleno de lecciones...que todos necesitan un buen profesor" parte final.

Sabía que le quería, pero, "amar" a una persona tenía un significado mas profundo, algo, que a mi manera de pensar era una "conexión irrompíble".

Aún no tenía la seguridad de amar a Usagi-san, solo sabía que formaba parte importante de mi vida, pero, no estimaba hasta que punto lo hacía.

Salí de la ducha, enrollándome una toalla alrededor del cuerpo. Ya tenía la ropa que me iba a poner en la cama, así que rápidamente me vestí y me desenrredé el cabello, dejándolo húmedo.

Abrí la puerta y me encontré al pie de esta un libro de las novelas yaoi que Usagi-san acostumbraba a escribir. Después, pude mirar como otro libro le prodecía y así sucesivamente, hasta formar un camino que conducía escaleras abajo.

Suspiré. No sé porque esto me recordaba a un evento ya pasado. Seguí el camino formado por los libros y al bajar, vi a Usagi-san parado al lado de una elegante mesa.

Trajeado y con corbata me sonrió y avanzó hasta donde yo estaba.

-Buenas noches, Misaki-saludó-bienvenido, serás mi invitado de honor-dijo.

-¿Eh?, Usagi-san, ¿qué significa esto?-pregunté, mirando la mesa, perfectamente acomodada, con platos de porcelana fina, cubiertos de plata, y velas en el centro.

-Significa que tendremos una cena especial para ti y para mi-tomó de mi mano, llevandome hasta la mesa y abrió la silla de junto-vamos, sientate-dijo.

Me senté y no pude evitar sentir esa extraña sensación de incomodidad.

-Me hubieras dicho que esta cena sería elegante-comenté-así me habría vestido mas apropiadamente.

-No seas tonto-respondió-así te ves perfecto para mi-sus manos descorcharon la botella de vino y lo sirvió en dos copas.

-Pero...yo no tomo-le dije.

-Por esta noche no te hará daño-respondió.

-Que malos consejos me das, Usagi-san-murmuré.

-Si-afirmó-demasiado malos.

 

Se sentó a un lado mío y me miró.

-¿No tienes curiosidad por saber qué ordené?-preguntó.

Destapé los platos y le devolví la mirada curioso.

 

-Ordené comida francesa-dijo-como entrada, el "
Fondue savoyarde" (fondue elaborado con queso y vino blanco, donde se mojan pequeños cubos de pan), el "Coq au vin", (estofado de pollo al vino), el "Hachis parmentier", (gratinado de puré de patatas y carne picada) y como postre, sufflé de fresas-explicó.

 

-Se ve delicioso, Usagi-san, aunque los nombres son complicados, ¿cómo haces para recordarlos?-pregunté.

 

-Jaja-rió suavemente-recuerda que viví un tiempo en Europa, así que viajaba seguido a Francia, terminas acostumbrandote a las palabras.

 

Undí el tenedor sobre una patata y lo comí.

 

-¡Sugoiiii!-exclamé-¡delicioso, está delicioso!

 

-Me alegro que te gustara.

 

-¿Y tú no vas a comer?-pregunté al verlo tranquilamente observandome.

 

-No tengo hambre-movió su copa suavemente en movimientos circulares y bebió con delicadeza el vino.

 

-¿Entonces por qué ordenaste tanta comida?

 

-Porque los niños estudiantes deben alimentarse bien.

 

-¡Otra vez con lo de "niño", ya te dije que no lo soy!-exclamé ceñudo con la boca llena.

 

-Jaja-Usagi rió-aún te falta mucho por crecer.

 

-¡Mira quién habla!...¡tú eres un hombre de 29 años y sigues durmiendo con Suzuki-san.

 

-Mmm...en eso puedes tener razón, tengo mi lado infantil, pero aún así, yo te llevo de ventaja varios años, así que siempre serás "mi niño"-me guiñó el ojo.

 

-Pero yo cuido de ti...tú no podrías hacerlo solo.

 

-Mucho tiempo cuidé de mi, pero ya no podría vivir solo de nuevo; Me he acostumbrado a ti, Misaki-confesó-...así alguna vez intentaras irte, no lo permitiría, te encerraría.

 

Sonreí nervioso.

 

-Eso me esta dando miedo.

 

-Si da miedo. Pero eres mío, no te dejaría escapar tan fácilmente.

 

 

Agarré la copa con vino y la bebí entera de un solo trago.

 

 

 

*Escazos quince minutos después...

 

-Usagi-san...¡¡up!!...

 

Ya estaba con hipo y completamente fuera de sí.

 

-Tú me gustas en verdad...¡up!

 

-¿Así?, ¿qué te gusta de mi?-preguntó con una sonrisa.

 

-¡Todo!...¡¡up!!...¿qué no te ves en el espejo?

 

-Si, seguido, pero me gustaría saber por tus palabras, qué te gusta de mi.

 

-¡Es que eres casi perfecto!..¡¡up!!...tu cabello es muy suave, tus ojos son lindos...¡¡up!!...eres tan atractivo que no comprendo, porque te fijaste en mi..¡¡up!!

 

-Por muchos motivos, pero el principal fue porque un "niño", que no conocía, fue capaz de ver en mi interior y eso me desarmó.

 

Usagi-san se levantó del asiento y me pasó sus brazos alrededor.

 

-Y ahora, sin darte cuenta, me estás confesando tu amor, que feliz estoy.

 

-¿A-amor?...¡no-no, Usagi-san...!, ¡eso no es verdad!...

 

-No tiene caso que continues ocultandolo, Misaki.

 

-¡No es que no es así!...¡¡up!!

 

-Demasiado tarde...susurró, alzandome en brazos.

 

-¡Bájame, bájame!...¡¡up!!

 

 

Entrando a su habitación, Usagi-san me dejó sobre la cama. Y se quitó la corbata y el saco.

 

-¡Espera!, ¡espera!, ¡no abuses de mi!,¡¡up!!, lo que dije no fue en forma conciente...

 

-Pero recuerdas que lo hiciste, ¿no es así?, eso es suficiente para mi.

 

-No, yo...¡ahhh!-Usagi pasó su mano por debajo de mi camisa.

 

-¿Lo ves?, cada que te toco te estremeces...

 

-¡No es verdad!

 

Usagi me acalló, besándome. Jugueteó con mi lengua y al separarse, me miró profundamente a los ojos.

 

-También sé que te gusta que te bese...

 

-¡Mentiroso!

 

Usagi-san desabotonó mi pantalón, bajando el cierre...y me tocó.

 

-¡¡Ahhhh!!, ¡noo!, ¡ya nooo!-exclamé.

 

-Y también sé, que te gusta esto...

 

Usagi-san me lamió y chupó con tal intensidad, que tuve que morder mis labios para acallar mis gemidos.

Hasta que no pude resistirlo, y dejé mi placer a evidencia.

 

-¡Ahhhhhhhhhhhhh!-suspiré.

 

Usagi-san me miró nuevamente, secándose los labios con sus dedos.

 

Sus manos me acariciaron el cabello.

 

-Eres tan lindo, que podría hacerte el amor toda la noche...-murmuró.

 

 

A causa del vino y de lo que Usagi-san me había hecho, me quedé profundamente dormido esa noche.

 

Solo recuerdo que antes de cerrar los ojos. Usagi-san me había dicho que me amaba y yo le respondí: "te quiero, tal vez".

 

 

La mañana siguiente, al despertar, vi mi ropa en el suelo y a Usagi-san dormido a lado mío.

 

-¡¡¡¡¡Que fue lo que me hiciste!!!!!!!!!-exclamé alarmadamente.

 

Usagi-san entreabrió sus ojos.

 

-¿Qué pasa?

 

-¡Me violaste!, ¿verdad?...¡novelista pervertido!

 

 

Rápidamente recogí mi ropa y azoté la puerta.

 

 

Caminé entre los libros yaoi que seguían en hilera, esos libros eran una fuente de maldición y perversión.

Después de vestirme, los recogí botándolos a la basura.

 

La puerta de entrada se abrió de par en par.

 

-¡Buenos días chibi-tan!-saludó Isaka-san.

 

-Buenos...días.

 

-¡Hola Misaki!-agregó Eri-san-¿dónde está sensei?

 

-Esto...aún duerme.

 

-¡Ahhh!, ¿así que tuvieron una noche de amor?-guiñó el ojo Isaka-san, mirando hacia la mesa.

 

-¡No, eso...!, ¡no es así!

 

-No te preocupes chibi-tan, no tienes porque alarmarte-añadió Isaka-san.

 

-¡Qué escándalo!-exclamó Usagi-san bajando las escaleras-¿Isaka-san no le dije que no lo quería ver!-preguntó ceñudo.

 

-¡Ah!, ¡Akihiko, siempre tan bromista!-le pasó un brazo por los hombros-...queremos ver el manuscrito-agregó.

 

-Ahí está, lo dejé sobre el sofá-respondió Usagi, sentándose y fumando un cigarrillo.

 

 

Eri-san comenzó a leerlo.

 

Mientras estaban distraídos, empecé a recoger los platos y las velas, todo el desorden que había quedado en la mesa.

 

No podía creer que Usagi se hubiera aprovechado de mi, aunque siempre lo hacía, pero ahora fue distinto, estaba un poco borracho, es decir...no estaba acostumbrado a tomar. ¿Por qué no podía controlar sus "ansias"? siempre tenía que estarme tocando...y yo terminaba cayendo...ante sus caricias...

 

Aunque esta vez, fue un poco distinto, se comportó mas tierno, de lo acostumbrado...él me había dicho que me amaba...¿quién se puede enojar después de esa confesión?...si no me molestaba aquello, ¿también yo lo amaba?...

 

-¡Sensei!, ¡esto es genial!-exclamó Eri-san-una noche de sexo, después de una cena erótica con velas y comida francesa, definitivamente esto les va a gustar a los lectores.

 

¡¿Qué...había dicho?!

 

-¡Arghhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!, ¡maldito escritor, pervertido!-le arrebaté el manuscrito de las manos a Eri-san, rompiendo hoja por hoja.

 

-¡Misaki-kun!, ¡¿qué haces?!-preguntó alarmada Eri-san.

 

-¡Estoy harto, me voy de esta casa llena de perversión!-exclamé dando un portazo.

 

 

¡Imposible!, e ¡inconcevible! que yo me enamore de una persona como él!...un chico de corazón inocente y romántico como yo, no podía estar en manos de semejante hentai.

 

Y así es como yo, Misaki Takahashi de 19 años, tuve que pasar el verano soportando mi estadía en la casa del escritor "porno" Usami Akihiko...

"Nii-chan...mudarme aquí, ha sido demasiado peligroso y me seguirá trayendo grandes problemas".



FIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 21 de mayo de 2013

Misaki Takahashi:El amor está lleno de lecciones...que todos necesitan un buen profesor. parte 1.

Me llamo Misaki Takahashi, tengo 19 años y desde hace un año vivo en el departamento del gran escritor Usami Akihiko. ¿Cómo es que vine a parar a este lugar?, mi hermano mayor, al que suelo llamar de cariño "nii-chan", resultó ser amigo del novelista.

Todo comenzó por el hecho de que sería mi tutor por un tiempo-hasta que aprobara el exámen de ingreso de la Universidad Mitsuhashi.

Las cosas se complicaron en el camino y terminé viviendo indefinidamente aquí.

 

Suspiré agotado y me recosté sobre el sofá.

"Qué día tan pesado, tuve que lavar la ropa, cocinar, limpiar el cuarto lleno de Suzukis-san, y aparte tengo que estudiar para el exámen de inglés-que se me complica-que cansado estoy".

Cerré los ojos, intentando relajarme y descansar unos minutos, tal vez, podía dormir algo.

Sentí unas manos deslizarse por debajo de mi camisa y acariciarme el torso, a causa de la sorpresa, me incorporé rápidamente, sentándome en el sofá.

-¿Usagi-san, qué haces?-le pregunté.

-Te veías tan lindo dormido que no me pude resistir-respondió, mientras se acercaba y me abrazaba.

-¡Basta!, ¡no quiero que me hagas nada!-exclamé.

-No seas caprichoso-me dijo-sé buen niño y déjate querer-murmuró.

-¡Que no!-le aventé una almohada en la cara, la cual, esquivó anteponiéndo su brazo-¡no es no!

Usagi-san me miró sorprendido.

-¿Qué pasa?, ¿por qué estás tan irritable?

-Porque he tenido un día complicado, por eso.

-¿Y qué tan complicado puede ser un día en la vida de un niño de 19 años?

-Primero que nada no soy un niño. Y si, es demasiado complicado mi día, me encargo de la casa, lavo tu ropa, preparo la comida y aparte tengo que estudiar un idioma que no comprendo nada-añadí molesto.

Usagi hojeó el libro de inglés con rápidez.

-¿Qué es exactamente lo que no comprendes?-preguntó.

-Esto...-juguetee nerviosamente con mis dedos-.

-Nada, ¿no es así?, no comprendes absolutamente nada.

 

Lo miré ceñudo.

-Tampoco soy un ignorante...pocas cosas si las sé.

-Ajá, ¿cómo cuáles?

-Algunas palabras, las mas básicas...-susurré.

-Bien, creo que tendré que darte una clase intensiva porque con tus conocimientos "básicos", dudo que apruebes el exámen-dijo, levantándose del sofá-vamos a mi estudio-añadió, dirigiéndose con paso elegante hacia las escaleras.

-Eh... si, ¡ya voy!-recogí mi libro y mi lápiz.

 

Dos horas después...

 

-Bien ahora quiero que hagas por ti mismo estos ejercicios-señaló la página del libro- ya te expliqué como cambia el verbo según el tiempo que lo quieres ubicar, ¿correcto?

-Si.

-¿Y quedó entendido?

-Si...

-Bien, entonces termínalos, te los calificaré-agregó, sentándose sobre el sofá a un lado de Suzuki-san.

 

Mientras se acomodaba, no pude evitar observarlo por el rabillo del ojo. Me había acostumbrado a vivir con Usagi-san y lo veía como una persona normal. Pero en realidad, no era tan "normal". Tenía sus propias manías-además de una vida desordenada-, pero aparte de todo eso, él...era especial.

Emanaba un aura de elegancia y cierto respeto; no era fácil tratarlo ni acercárse a él. Como alguna vez había dicho nii-chan, Usagi-san parecía un principe, de esos... que solo admiras a lo lejos, pero jamás te atreverías a hablarles o a mirarlos directamente.

¿Entonces yo era un afortunado por haber cruzado esa barrera?

Los dedos largos y finos de Usagi, pasaban la hoja de manera elegante. Me sentí un colegial, admirando a su sensei.

En ese momento sonó el teléfono de casa. Aquel sonido me despertó a la "realidad" y continué haciendo los ejercicios del libro.

Usagi-san levantó el auricular y habló con su particular tono "seco" al saludar por teléfono.

-"¿Diga?...ah... -suspiró-Isaka-san, ¿qué quiere?"-preguntó con fastidio.

-"Hoy no puedo, tengo asuntos importantes que atender"-respondió en segundos.

-"Ni se atreva a venir porque no le voy abrir la puerta"-amenazó.

-"Dígale a Eri-san que mañana venga a recoger el manuscrito, ya lo he terminado"-prosiguió.

-"Dije que mañana...no, usted no venga que no lo quiero ver, adiós"-colgó.

 

Continué haciendo los ejercicios del libro, hasta que sentí unos brazos que me rodearon.

-¿Cómo vas con eso?-preguntó Usagi.

-Esto...bien-escribí la última palabra-ya terminé.

-Bien-Usagi alborotó mi cabello con su mano-...lo revisaré.

 

Usagi, volvió al sofá y cruzó las piernas. Tomó un marcador rojo y comenzó a revisar mi trabajo.

Yo me senté de tal forma que el respaldo me quedó al frente; apoyé mi mentón sobre las manos y miré con detenimiento a Usagi-san.

Traía lentes, pero a través de ellos, pude observar sus ojos de color azul profundo y sus labios delgados y rosacéos, semiabiertos.

Esos labios que tantas veces me habían besado...unas veces con pasión, otras con ansiedad, y algunas otras con ternura.

Usagi levantó la mirada y me sonrió.

No pude evitar ruborizarme, pensando que se había dado cuenta de que lo miraba.

Se levantó y caminó hasta donde yo estaba. Pasó sus dedos nuevamente sobre mi cabello.

-Lo has hecho bien, te felicito-dijo.

-¿Eh?, ¿en verdad?

Usagi asintió.

-¡Genial!-di un brinquito de alegría-¡ahora si estoy seguro de poder aprobar el examen!-exclamé.

-Espero que así sea-añadió Usagi.

 

Volvió al sofá, sentándose a leer.

-Esto...¿Usagi-san?, ¿hace un momento te habló Isaka-san?, ¿verdad?

-Si-suspiró.

-¿Va a venir?-pregunté curioso.

-Quería venir, pero le he dicho que no.

-Si te escuché que tienes cosas importantes que atender...y yo aquí haciéndote perder el tiempo...-pasé mi mano nerviosamente por mi cabeza-...perdón.

 

-Tú eres lo mas importante que tengo que atender-murmuró.

-¿Eh?

-Estaba pensando, en darte un respiro y salir a cenar fuera, ¿qué te parece?

-Pero... ya me disponía hacer la cena ahora mismo-confesé.

 

Usagi se alzó de hombros.

-Si quieres cenar en casa, pediremos del delivery.

La idea me emocionaba, pocas veces había comido algo del delivery en casa de Usagi.

-¿De verdad?

Usagi sonrió.

-Si, ¿qué te gustaría?

-¡Lo que quieras, lo que sea está bien!

-En ese caso, ¿por qué no tomas una ducha? para que te relajes, mientras yo telefoneó al servicio de delivery-dijo.

-Si...esto...está bien.

Caminé hacia el baño, llenando la tina con agua tibia.

No pude evitar sentirme un poco nervioso, ¿por qué Usagi-san tenía la facilidad de ponerme así, con tan solo saber que estaríamos solos?

¿Hasta cuando el efecto de Usagi-san, terminaría por acostumbrarme?, ¿o es que acaso lo quería tanto que...era imposible controlarme?

Cuando el agua quedó lista, me quité la ropa y me sumergí dentro de las burbujas hechas a causa del jabón líquido de cereza. Los patitos que Usagi-san me había comprado hace tiempo, danzaban en el agua a causa de mis leves movimientos. Aguanté la respiración y cerré los ojos, metiendo mi cabeza dentro del agua, necesitaba claridad, relajarme en verdad, necesitaba que mis nervios desaparecieran, Usagi-san no podía causarme todo esto, me comportaba como si estuviera...enamorado de él...y eso era ¡imposible!, ¡eso no podía ser!.

Continua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

sábado, 18 de mayo de 2013

Junjou Egoíst. Hiroki Kamijou: "Un enamorado cuida a su ser amado" parte final.

Alguna vez, ya lo había hecho.

Había espiado a Nowaki, cuando trabajaba en la florería que estaba frente a una cafetería.

Colarse en un hospital sin ser visto, no iba ser tarea fácil, pero estaba dispuesto a arriesgarme, con tal de proteger a Nowaki de Tsumori-sensei.

Utilizando un gorro , lentes, y gabardina, entré al hospital, cuidando de no ser reconocido.

Encontré a Nowaki en la sala de pediatría-como era de esperarse-a él le gustaban los niños y estaba haciendo su especialidad en ello.

Me asomé por la puerta y cuidé de que no me viera.

-"Sensei, sensei, por favor leanos otro cuento"-le pidió una niña.

Nowaki sonrió.

-Está bien, ¿cuál quieren que les cuente?

-"¿Por qué no nos cuenta... cómo era usted de pequeño?-preguntó otro niño.

Nowaki suspiró y añadió sonriente:

-¿En verdad quieren que les cuente eso?

-"¡Siii!"-corearon todos a la vez.

-Muy bien...en realidad yo crecí en un orfanato-inició-no tuve la oportunidad de conocer a mis padres, pero crecí feliz, rodeado de gente que me quería...todos eran muy amables.

-"¿Y tenía muchos amigos?"-preguntó la niña.

-Si, casi todos eran mis amigos. Nos juntábamos a jugar algún deporte o cuando se podía ibamos a comprar dulces, fueron tiempos muy agradables en mi vida.

-"Ahhh, y sensei, ¿por qué le gusta ser médico?"-preguntaron.

-Porque me gusta ayudar a las personas-respondió Nowaki sonriendo.

-"Sensei...¿usted me va a curar de mi enfermedad?, ¿voy a sanar?"-preguntó la niña-"es que mis padres me vienen a ver tan poco...ya quiero estar en mi casa y jugar de nuevo, como antes".

Nowaki acarició sus mejillas sonrojadas.

-Claro que sanarás, muy pronto, y yo te voy a ayudar; pero para eso necesito que me prometas que no llorarás mas...-pidió Nowaki en tono dulce.

-"Lo haré sensei"-añadió la niña abrazándolo cariñosamente y Nowaki correspondió al abrazo.

 

Ver semejante escena, me oprimió el corazón...jamás había visto algo mas conmovedor que esto.

En verdad Nowaki, amaba su profesión.

 

Mientras me recuperaba emocionalmente de lo que había visto, otra voz resonó por la sala.

-¡Buenas noches, niños!, ¿cómo se están portando?

-"¡¡Tsumori-sensei!!"-saludaron en coro.

 

"¡MALDICIÓN!, mi pesadilla apareció de nuevo".

-¿Qué tanto les cuentas a los niños, Nowaki?-preguntó Tsumori.

-Les contaba sobre mi infancia-respondió Nowaki.

-Ah, que interesante.

-¡Si, sensei, siempre nos cuenta lindas historias!-agregó un niño.

-Me parece muy bien eso...pero me robaré a su sensei un rato niños, prometo traérselos sano y salvo-añadió Tsumori, pasando el brazo por los hombros de Nowaki.

"MOLESTO"...esto era tan desagradable...que me daban ganas de pegarle a ese "sensei", nuevamente...

 

Tsumori-sensei y Nowaki salieron de la sala de pediatría y yo, sigilosamente los seguí. Ambos entraron a la cafetería y compraron un café y se sentaron, yo eligí una mesa contigua a la que estaban, la fortuna es que los lugares estaban separados en cubículo y no me podían ver.

-¿Y cuentame Nowaki, cómo te está yendo en tus estudios?-preguntó Tsumori.

-Bien, sensei, por fortuna ya me queda poco tiempo para terminar.

-Si, pero no creas que todo se te va a dar tan fácil-añadió Tsumori.

-¿A qué se refiere, sensei?

-Ser médico no es solamente estudiar, conocer el cuerpo y recetar medicinas, se sacrifica mucho tiempo, ¿estás conciente de ello?-preguntó.

-Si, sensei, lo sé, siempre estuve conciente de ello. Pero no me importa, con tal de ayudar a las personas a sanar, amo esta carrera-respondió con ánimo Nowaki.

-¿Y tú "novia" está conciente de ello?-preguntó con malicia Tsumori.

-¿Mi novia?...ahhh....¿se refiere a Hiro-san?

 

"¿EH?...¿Estaban hablando de mi?, ¿por qué ese estúpido se refería a mi como "novia"?

¡Que ganas de aventarle el vaso con café en la cabeza!".

-Claro, ¿quién mas?...¿no te protesta por que pasas demasiado tiempo en el hospital?

-No...¿cómo decirlo?, Hiro-san tiene sus propias ocupaciones y no tiene tiempo para protestarme nada.

-¿Ah?, ¿estás de broma?, ¿qué clase de noviazgo es ese?

-Yo lo entiendo sensei. Hiro-san tiene sus propios proyectos, como yo los míos. Así que trato de no ser una carga para él.

-¿Y a qué se dedica?, ¿es profesor de la universidad Mitsuhashi, según me habías contado, cierto?

-Si, profesor de literatura clásica. Él fue mi profesor particular, al poco tiempo de conocerlo.Me ayudó a aprobar el examen de ingreso a la Universidad y le estoy muy agradecido por ello.

-¿Y desde cuándo se enamoraron?-preguntó Tsumori en tono salamero.

-Yo me enamoré de Hiro-san desde que lo ví-respondió Nowaki-y mientras mas le conocía, mas estaba seguro de que él era la persona por la cual había esperado siempre, sabía que tenia que estar con él y amarlo, sin importar nada mas...

 

Las palabras de Nowaki, me dejaron la mente en blanco...y una emoción indescriptible, aceleró el latido de mi corazón.

-¿Y no rivalizan profesionalmente?-continuó Tsumori-después de todo, él es mayor que tú, ¿no es así?

-Sé que no puedo ir al mismo paso de él, pero me estoy esforzando en ello. También quiero que esté orgulloso de mi.

-¿No le envidias?

Las preguntas maliciosas de Tsumori me desagradaban,iban cargadas de demasiado veneno, era como si intentara "convencer" a Nowaki, de que yo no le convenía como pareja.

-No. Hiro-san es una persona increíble y yo en verdad lo admiro mucho-respondió Nowaki con una sonrisa.

 

Me quedé sorprendido al escuchar aquello. Nowaki siempre me repetía constantemente eso de "Hiro-san es increíble", a veces suponía que lo decía como un simple cumplido para agradarme; pero ahora, no sabía que le estaba escuchando y oírselo decir de nuevo delante de su frívolo sempai...era como si aquel cumplido se transformara en confesión...¿en verdad Nowaki me admiraba tanto?...

El vaso con café se me resbaló de las manos, cayendo directamente al piso.

Ambos voltearon, y me alcanzaron a ver.

-¡¿Hiro-san?!-se levantó rápidamente Nowaki.

-Ah...esto...hola Nowaki...-saludé nervioso.

-¿Qué estás haciendo aquí?-preguntó sorprendido.

-Jaja-rió Tsumori-¿qué no es obvio, Nowaki?, te estaba espiando.

-Con permiso, yo...debo regresar a casa-añadí saliendo a toda prisa de la cafetería.

 

Mientras caminaba no pude evitar refutarme el ridiculo que acababa de hacer, ¿en qué estaba pensando?, ¿cómo fuí tan estúpido al suponer que no me descrubrirían?

Me estaba comportando muy "idiotamente", justo como mis inmaduros y bobos estudiantes.

 

-¡Hiro-san, espera!-exclamó Nowaki, mientras corría a mi encuentro.

-¡No me sigas!, regresa a tu trabajo-le dije mientras caminaba apresurado.

-¡Hiro-san!-Nowaki me detuvo por el abrigo.

Voltee a verlo sorprendido.

Nowaki me abrazó cálidamente.

-Hiro-san, me da gusto verte-dijo.

Sentí su respiración en mi cabeza y su latido del corazón acelerado.

Colocó ambas manos sobre mi rostro... eran tan suaves... se sentía tan bien...

-¿Por qué no me habías dicho que estabas aquí?-preguntó con dulzura.

-Ah...bueno yo...es que yo...no quería molestarte.

-Hiro-san jamás podrás molestarme, tu presencia me hace muy feliz-me abrazó nuevamente.

-¡No exageres tonto!-le dí un empujón-si todos los dias me ves.

-No exagero Hiro-san. Ya sea un día entero o un par de horas de tu ausencia...Hiro-san siempre me hace falta-añadió.

-Eh...bueno...gracias...supongo.

Sin decirme nada mas, Nowaki me besó dulcemente, haciéndome olvidar la verguenza de haber sido descubierto y obnubilando por completo mi mente.

 

A la mañana siguiente, me encontraba mas tranquilo y con la cabeza fría para dar mis clases.

Tenía la certeza, por parte de Nowaki, que me era fiel y que no iría a consolarse en los brazos de Tsumori-sensei, y mas le valía a ese "Tsumori" no intentarlo, no estaba dispuesto a dejárle el camino libre, Nowaki era mío...MI NOWAKI.

Mientras cargaba unos libros y los llevaba a la sala de maestros, vi al profesor Miyagi, apoyando su cabeza sobre el escritorio y con unas ojeras muy notables.

-¿Profesor?, ¿se encuentra bien?-pregunté.

Tenía un cigarrillo encendido en su boca y exhaló el humo.

-Ese mocoso me está consumiendo vivo, Kamijou.

-¿Se refiere al muchacho con el que está saliendo?

-Ese mismo.

-Usted tiene la culpa profesor, ¿por qué no sale con gente de su edad?

-¿Ah?, no me reclames...¿qué clase de amigo eres?...

-¿Y qué quiere que haga?, si es la verdad.

-Ya sé que soy un viejo, pero no me hagas sentirlo mas.

-No dije que era un viejo profesor...

-Ya sé lo que necesito.

-¿Qué?

-¡Kamijoooooooou!-me abrazó-pásale energías a sensei.

-¡Suélteme!, ¡suélteme!

Lo empujé, quitándomelo de encima.

-Mmm, te ves mejor que ayer, ¿las cosas se arreglaron con tu "esposa"?-preguntó sonriente.

Fruncí el ceño.

-No sé de que habla, profesor.

-Jaja...Kamijou, podré ser viejo pero no ciego-añadió.

-Con permiso, me voy a clase-salí dando un portazo.

 

Aunque el profesor Miyagi era molesto, en algo tenía que concederle la razón: "nunca se sabe lo que se haría, hasta que llega a suceder". Y el estúpido de Nowaki, se había ganado a tal punto mi corazón...que había debilitado mi inocencia egoísta... estaba dispuesto a defenderle de todos...
con tal de no perder su amor.






FIN

 

 

 

 

 

 

viernes, 17 de mayo de 2013

Junjou Egoíst. Hiroki Kamijou. "Un enamorado cuida a su ser amado" parte 1.

Mientras me encontraba absorto, explicando mi clase, observé a dos alumnos sentados al fondo del salón conversando y jugueteando con sus celulares.

Como me fastidiaba la falta de atención que ponían en mi clase, eso lo consideraba una falta de respeto, tanto para el profesor, como para la materia.

Agarré lo primero que encontré a la mano-el borrador del pizarrón- y se lo lancé con fuerza a uno de ellos en la cabeza.

-¡Haaaaaaay!, ¡haaaaaaaay!...¡ouuuuchhh!...¡¡sensei eso dolió!!-se quejó.

-¡¡Pon atención a la clase IDIOTA!!-exclamé irritado.

 

Un silencio sepulcral recorrió el aula. Todos los alumnos me miraron asustados y con la boca abierta.

-¡¡Les he dicho mas de mil veces que no hagan tonterías en mi clase, y sino tienen ganas de aprender, la puerta está muy ancha para que se larguen!!-añadí molesto.

Nadie se quejó, ni nadie hizo ningún comentario.

Suspiré hondamente y proseguí con mi explicación.

 

 

Después de la clase, regresé a la sala de maestros, para repasar el capítulo que tenía que exponer ese mismo día.

Bebí un poco del café negro que se encontraba en la cafetera y comencé a leer página por página el tema a repasar.

No me di cuenta en qué momento habían abierto la puerta, ni siquiera me percaté que alguien estaba detrás mío, solo sentí unos brazos que me rodearon a la altura del cuello.

-Ka-mi-jooooou...¿me extrañaste cariñito?

Esa voz solo podía ser de...

Rápidamente me liberé de aquel molesto abrazo.

-Profesor Miyagi, le pido que no me salude mas de esa forma-me quejé.

-¿Ahh?, ¡pero que chico mas frío!, ¿así es como demuestras tu amor?

-¿De qué amor está hablando?-pregunte confundido.

-Entre profesores nos debemos querer y cuidar...y hoy necesito que Kamijou sea bueno conmigo y me ayude en algo...-añadió abrazándome nuevamente.

Alejé sus brazos con rapidez y me levanté presuroso del asiento.

-¿Qué es lo que quiere?, dígamelo sin abrazarme.

El profesor Miyagi suspiró.

-¡Ahhhhhh!, ¿por dónde empiezo?-inició con su habitual tono "melodramático"- necesito sacar cincuenta copias de este examen-dijo mostándome la hoja-veinte de este formulario y sacar sesenta de este capítulo del libro de historia antigua, ¿crees que me puedas ayudar?

Fruncí el ceño.

-Pero ese trabajo lo tiene que hacer usted, ¿por qué no se programa con tiempo?

-¡No me eches la culpa a mi, Kamijou!, toda la culpa la tiene ese chiquillo con el que salgo.

 

Cierto, el profesor Miyagi salía con un chico diecisiete años mas jóven que él.

-¿Y eso qué tiene que ver?-pregunté aún sin comprender.

-Entre mas jovenes son...mas te demandan...¡a veces no tengo tiempo ni de dormir!, en verdad ese chico es demasiado vigoroso...-comentó.

-¡Profesor!, ¡no quiero saber detalles, por favor!

-¿Eh?...pero solo te explicaba el motivo.

-Si, si...¡y ya lo entendí!, deme esto-dije arrebatándole las hojas-yo le ayudo, pero no me cuente mas sobre ese tema.

-Mmmm...-el profesor Miyagi se puso a un lado mío y me observó con detenimiento-creo que mi piel se esta volviendo suave como la tuya...esos dos chicos hacen buen trabajo, ¿no?

*Miyagi lo comenta por la creencia de que el sexo suaviza la piel.

Fruncí el ceño.

-Profesor, ¿tendría la amabilidad de ya no tocar el tema "sexual" en mi presencia?-inquirí incómodo.

-¡Ahhh!-suspiró- como quieras...-se desplomó sobre la silla-por cierto, hoy escuché que un alumno se quejaba de ti.

-¿Ah, si?, ¿qué decía?

-Literalmente dijo:"el demonio Kamijou me lanzó el borrador en la cabeza".

-Es verdad-acepté-...lo hice.

-¿No le ofrecerás una disculpa?-preguntó el profesor.

-Por supuesto que no, él tuvo la culpa por estar "jugueteando" en mi clase.

-¡Vaya que eres duro, Kamijou!...todos parecen temerte, si yo fuera tu alumno, no me gustaría tenerte de profesor...-comentó sonriendo-¿por qué no intentas lo que te he dicho?

-¿Qué cosa?

-El suavizar tus expresiones y tu tono de voz, a veces es bueno verse lindo y tierno.

-Profesor Miyagi, no estoy aquí, para ser lindo con nadie, solo me dedico hacer mi trabajo y es todo-añadí.

-¡Que frío eres Kamijou!, a veces me asustas.

-No es mi intención.

-En ocasiones, me pregunto, ¿qué te vió Nowaki-kun para quererte tanto?-preguntó pasándome un brazo por los hombros-¿lo habrás amenazado, también?...

-¿Eh?

-Algo así, como..."o vives conmigo o te doy un tiro en la frente"-agregó haciendo una burda imitación de mi voz y utilizando una de sus manos para apuntarme en la cabeza.

-No sea ridículo profesor, yo no hago eso.

-Jaja-rió divertido-...nunca se sabe lo que se haría hasta que llega a suceder.

-Esos "refranes" suyos tan inentendibles...

-Si, si...-el profesor Miyagi me alborotó el cabello-no cuestiones a sensei, Kamijou, recuerda que tengo mas años que tú...iré a la cafetería...-se despidió con un movimiento de mano.

 

Suspiré cansado. Jamás en la vida recurriría a la violencia por un asunto de celos, eso solamente les pasaba a las personas que no podían controlar sus emociones y yo era un hombre de 29 años lo suficientemente controlado, como para caer en una "pelea" por cuestiones de amor...eso no era para mi.

Me disponía a sacar las copias del profesor-las cuales no era mi obligación hacer-cuando llamaron a la puerta.

-Adelante-respondí.

La cabeza de Nowaki se asomó con cautela.

-¿Hiro-san?, buenas tardes-saludó sonriente.

-¿Nowaki, qué haces aquí?

-¿Puedo pasar?

-Ehh...si.

-Vine a traterte la comida, siento no poder hoy comer contigo-se excusó.

-¿Eh?, ¿por qué?

-Es que me toca guardia en el hospital y desde hoy en la tarde tengo que entrar.

-¿De verdad?, que mal...pero entiendo.

-He preparado tu comida favorita-sonrió.

-Gracias.

Nowaki se acercó y me abrazó.

-Te voy a extrañar-murmuró.

-¿¡Pero...qué haces!?-rápidamente lo empujé, apartándolo-¡recuerda que estoy en mi trabajo, tonto!-me quejé.

-Lo siento, tienes razón...te veré mañana, Hiro-san-se despidió con una mirada triste.

 

Me senté molesto en la silla, mirando la caja de bentou en que Nowaki me había puesto la comida.

"Era un gran tonto...no quería imaginar si alguien mas hubiera entrado en ese momento, no podría haberlo soportado. Estaba conciente que salía con un hombre y que estaba enamorado de él; pero tampoco estaba preparado ...ni quería "pregonarlo a los cuatro vientos", ¿acaso era idiota?, ¿a él no le importaba?".

Suspiré y fruncí los labios.

"Cuatro años era demasiada diferencia en cuestión de madurez".

Mientras Nowaki era impulsivo y no le importaba demostrarme su afecto en público, yo prefería ser mas reservado.

Aunque no todo era tan malo a su lado, se preocupaba por mi, y me hacía la comida a pesar de sus ocupaciones y horarios pesados como médico...

Un momento.

Si Nowaki estaba de guardia toda la tarde y noche, ¿significaba que pasaría todo ese tiempo a lado de ese frívolo sempai?...

Una emoción, que aún no podía explicar muy bien, me estaba amargando en ese instante.

¿Coraje?, ¿irritabilidad?, ¿celos?...no sabía con exactitud describirlo, pero, sí me estaba literalmente AMARGANDO EL DÍA.

Ese sempai de nombre "Tsumori", se había vuelto una pesadilla desde que lo conocí.

Y lo conocí en la peor escena que lo pude conocer...durmiendo a lado de Nowaki...

Después, lo encontré abrazado de Nowaki en la sala de pediatría...

Y Nowaki pasaría todo el día a su lado, ¡maldición!...

 

-¿Kamijou?-interrumpió el profesor Miyagi mis pensamientos-¿te pasa algo?

-¿Eh?, no...nada.

-¿Seguro?, porque justo tienes ahora una cara de "poseído por el demonio" que me está asustando en verdad.

-Estoy bien, profesor-respondí, dándole la espalda para que no me mirase.

-Bueno, ¡si tú lo dices!...ahhhh, ¿y esto?-señaló el bentou-¡no me digas! vino tu linda "esposa" a traértelo-sonrió.

-Profesor Miyagi, deje de burlarse de mi.

-No me burlo Kamijou, solo te envidio, ese mocoso con el que salgo, siempre me prepara repollo...en ensaladas, salteado en aceite de oliva o salsa de soya, pero todos los días como eso...tengo la ligera sensación que me quiere transformar en un ser de repollo-comentó.

Me alcé de hombros.

-¿Pero eso no es mejor que comer fideos instantáneos?-pregunté.

-Si, supongo...pero si un dia me ves poniendome verde y saliendome hojas por todo el cuerpo, no te extrañes que sea por la dieta vegetariana que tengo. Empezaré a comer cosas de la cafetería, aunque también tenga que comerme lo que prepara, sino después se "siente".

El profesor Miyagi me parecía de un carácter informal, pero me daba cuenta que prestaba atención a los detalles. ¿Yo soy demasiado frío con Nowaki?, probablemente, sí, lo soy.

Siempre me molestaba cuando se ponía demasiado efusivo y empalagoso, ¿estaría pensando que no lo quería?...¿y si se quejaba de eso con su sempai?...¿y el sempai lo trataba de consolar...?

Sentí la cabeza estallar y salí corriendo hacia el baño, sin importarme los llamados del profesor.

Me eché agua fría en el rostro y me miré en el espejo que tenía delante.

Mi expresión estaba endurecida, al igual que mis sienes.

Por primera vez, sentí que tenía que hacer algo...

No podía dejar solo a Nowaki con Tsumori-sensei...no permitiría que me lo robara.




Continua.


 

 

 




 

jueves, 16 de mayo de 2013

Takano Masamune: "Si recuerdas el pasado, apreciarás tu futuro"-parte final.

Los besos que ahora me daba con Ritsu, habían mejorado considerablemente. Ya no cerraba su boca como antes, ese era un hecho que podía tomar como favorable para mi.

Y aunque, al hacer el amor, aún esquivaba mi mirada, cerrando sus ojos, con tan solo escuchar sus gemidos y ver la total dispocisión de su cuerpo al entregarse al orgasmo, me bastaba para saber, que también me amaba, aún cuando no le diera la gana de confesármelo.

Mientras sentía su cuerpo estremecerse al estar dentro de él, pasaron muchas cosas por mi mente...una de ellas fue: ¿cómo había logrado ese estudiante tímido tenerme completamente bajo sus redes como un idiota?

Hace diez años atrás me veía perseguido por colegialas y dejándolas muchas veces con el corazón herido...y después terminé yo, siendo el herido por un "novato editor" que aún no se atreve a decirme que me ama...la vida sin duda, da muchas vueltas, que acabas siendo el "payaso" de lo que rechazabas o de lo que jamás imaginaste ser.

Me desplomé cansado y transpirado sobre el cuerpo agitado de Ritsu.

Con sueño profundo, cerré los ojos, sólo sentí las manos de Ritsu, acariciándome el cabello.

Ese gesto, que pocas veces hacía, me hizo valorar aún mas lo que tenía ahora, después de esos amargos diez años de su ausencia.

No se llega a comprender, cuán importante es la persona a la que se ama, hasta que la vida se le ocurre un día apartarla de tu lado; sólo desde día, el tiempo te parece demasiado pesado para vivirlo...y al recuperar a ese amor...por una absurda ironía del destino, no se puede evitar sentirse bendecido, con los gestos de cariño que esa persona especial te manifiesta.

 

Cuando volví abrir los ojos, no vi a Onodera a mi lado.

Suspiré algo aburrido.

"Era tan habitual en él, salir huyendo, después de pasar la noche juntos".

Me vestí rápidamente y me dirigí hacia la cocina para prepararme un café.

Vi a Sorata sobre el sofá, hechado plácidamente.

Cuando miré hacia la mesa, me di cuenta que estaba una caja de bentou y té verde, había una nota al lado.

"Takano-san por favor almuerza, no quiero un editor en jefe colapsado"


Ritsu Onodera.



No pude evitar sonreír complacido de verlo al pendiente mío, quizás, estas eran sus "maneras" de demostrarme que me amaba.

Me disponía a sentarme y comer, pero el timbre de la puerta sonó en ese momento.

Por un instante pensé que se trataba de Ritsu, que por las prisas-que siempre acostumbraba a salir así-se había olvidado de algo.

Abrí la puerta y vi plantado a Yokozawa con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

-¿Has tomado somníferos?-preguntó en mal tono.

-No, pasa-dije, mientras me hacía a un lado.

 

Yokozawa entró y me miró molesto.

-¿Y tú por qué tienes esa cara tan temprano?-pregunté encendiendo un cigarrillo.

-He estado quince minutos aquí tocando el timbre y llamándote por celular, por eso te pregunté lo de los somníferos.

-Sabes bien que no me gustan las pastillas-respondí exhalando el humo del cigarro.

Yokozawa frunció los labios y miró a Sorata.

-¿Tan siquiera has sido puntual en su alimentación?-preguntó con preocupación, acunando a Sorata entre sus brazos.

-Claro, le di de cenar las latas de atún y pollo que me trajiste. Por cierto Yokozawa, ¿no te parece que lo mimas demasiado?

-¿A qué te refieres?

-Sorata ha ganado mucho peso, creo que come mejor que yo...

Yokozawa sonrió.

-¡Ja!, ¿no me digas que estás envidioso?, ¿acaso Onodera no te atiende bien?-preguntó con sarcásmo.

-Lo hace...-asentí-me ha dejado el almuerzo listo.

Yokozawa alzó una ceja.

-Me alegro por ti, al fin me pude quitar ese peso de encima.

 

Sonreí.

-Lo sé. Pero a ti tampoco te va tan mal ¿cierto?, Kirishima debe cuidarte muy bien también.

Yokozawa carraspeó.

-Bueno, me voy, debo dejar a Sorata en casa e ir a la editorial, nos vemos.

 

Era un hecho que a Yokozawa nunca le caería totalmente bien Ritsu, pero al menos lo aceptaba como editor y eso me tranquilizaba.

 

Cuando llegué a la oficina, ya se encontraba todo el equipo en sus respectivos puestos, tecleando sobre sus computadoras portátiles.

-Buenos días-saludé.

-Buenos días, Takano-san-respondieron.

-Novato-le llamé a Ritsu-¿terminaste la propuesta pendiente?

-Ah...esto...-parecía nervioso buscando entre los papeles- eh, ¡si!, aquí está.

 

Se levantó de su silla y me entregó la propuesta; comencé a leerla con detenimiento en simples segundos.

-¡Rechazada!-exclamé aventándola sobre el escritorio.

-¿¿Eh??, ¿y ahora, porqué?-preguntó sorprendido.

-Parece que olvidaste un importante detalle.

-¿Qué detalle?

-Piénsalo-ordené.

-No sé...-Onodera leía nuevamente la propuesta-¡todo esta completo!, las estadísticas de ventas, las gráficas...

-Fíjate bien-insistí.

-¡Maldita sea!, ¡no lo sé!-exclamó irritado.

Voltee a verlo.

-En verdad eres un editor mediocre-di un sorbo al café.

-¿¿¿¿Qué???, ¡eso no es cierto!...¿qué es lo que falta?, dígamelo usted, "jefe editor".

-El título de la obra...¿o crees acaso que eso no es importante?

Ritsu se fijó de nuevo en las hojas.

-Yo...esto...-su rostro se ruborizó.

-Parece que quieres tener el título de "editor novato" para siempre-añadí divertido.

-¡Eso no pasará, algún día te superaré, TAKANO-SAN!-agregó desafiante.

 

Kisa, Hatori y Mino me miraron expectativos.

-No necesitas esforzarte para superarme, si eres capaz de confesarme eso "que quiero oír" te cedo mi puesto inmediatamente-dije.

El rostro de Ritsu adquirió un tono rojizo y frunció los labios.

-¿Eh?, ¿y qué es eso que le tiene que confesar Riichan, Takano-san?-preguntó con curiosidad Kisa.

Subí las piernas al escritorio, acomodándome en la silla.

-Que Onodera se los diga.

-¡Renuncio!-exclamó Onodera indignado, saliendo del departamento.

 

No pude evitar sonreír con sus pequeñas rabietas. No importaba ya cuanto tiempo mas tuviera que esperarlo, algún día lograría que mi antiguo acosador "Oda Ritsu", me confesara que me amaba, así me tomara un poco mas de tiempo... diez años mas, o esperar hasta que los conejos puedan hablar.

Sus hechos hablaban por sí mismos...y de esa forma, me sentía profundamente amado.

 

FIN

 

 

 

miércoles, 15 de mayo de 2013

Takano Masamune-"Si recuerdas el pasado, apreciarás tu futuro" 3° parte.

A lo lejos escuché que tocaban el timbre. Entreabrí los ojos y me di cuenta que me había quedado completamente dormido.

Insisitían al tocar el timbre.

"¿Quién podría ser?".

Sorata brincó con lentitud hacia el piso y se encaminó hacia la puerta, se sentó a escazos centímetros y espero aque se abriera.

"Tampoco había perdido su costumbre de recibir a las personas"-pensé.

Adormilado, caminé hacia la puerta y pulsé el botón del recibidor.

 

"¿Quién es?"-pregunté.

"Soy yo...Ritsu"-murmuró.

 

Abrí la puerta y lo miré con curiosidad.

-¿Qué ha pasado?

-Yo...esto...te he comprado algo para cenar-respondió mostrandome la bolsa de papel café-recíbela, por favor.

Abrí la puerta y me hice a un lado.

-Pasa-le dije.

-No, no...sólo la he venido a dejar, no quiero molestarte.

-No molestas, entra.

 

Onodera miró al gato y pareció sorprendido.

-¿Yokozawa-san...está aquí?-preguntó tenso.

-No, solo lo ha venido a dejar-refiriéndome al gato-¿piensas pasar o no?

 

Ritsu entró y cerré la puerta.

-¿Qué me has comprado?-pregunté mientras le quitaba la bolsa de las manos.

-Es pollo con arroz y vegetales.

-Genial, gracias-sonreí.

Onodera esquivó la mirada.

-E...Esto...no es nada-murmuró.

Me encaminé hacia la mesa y saqué la comida. Estaba cuidadosamente servida en un plato, con sus respectivos cubiertos de plástico.

Onodera agarró a Sorata entre sus manos y lo miró con atención.

-Ha crecido mucho-comentó.

-Si, me imagino que Yokozawa lo alimenta demasiado, ha ganado peso.

-¿Puedo?-preguntó con timidez Ritsu, refiriéndose a si podía cargarlo.


-Claro-asentí.


Onodera lo acomodó entre sus brazos y comenzó a acariciarlo del lomo. El gato instintivamente empezó a ronronear.

-Parece que le agradas-añadí.

-Nunca me había atrevido a agarrarlo.

-Es verdad, ¿no te gustan los animales?

-No es eso; es que la primera vez que lo vi, sentí que debía ser cuidadoso con tus cosas...

-¿Eh?

-Es decir, no eras una persona fácil de tratar, ponías un muro a tu alrededor y siempre quise ser cauteloso al acercarme, no quería que pensaras que era un chico molesto y te fastidiaras y te fueras de mi vida...-murmuró.

Paré de comer y lo miré en silencio.

Ritsu levantó la vista y comenzó a sonreir nervioso.

-Perdón, no me hagas caso, yo era muy tonto...

Me levanté de la silla y me dirigí hacia él, pasándole mis brazos alrededor.

Ritsu dió un brinco sorprendido.

-Esto...¿Takano-san?

-Sigues siendo un tonto...-susurré cerca de su oído-pero me tienes completamente enamorado.

-¿Eh?...perdón, pero yo...me tengo que ir-dijo, mientras intentaba zafarse de mi abrazo.

-No.

-Mañana tengo que trabajar.

-Yo también y no me importa; quiero que pases la noche conmigo.

-¡No puedo!, ¡no puedo!-protestó.

-¿Por qué no?

Ritsu se quedó en silencio.

-¿No me digas que te poner nervioso que Sorata nos vea?-pregunté con diversión- él no entiende de lo que estamos hablando, ¿sabes?, no seas tan paranoico-sonreí.

-No es por Sorata...

-¿Entonces?

-Yokozawa-san, podría venir...y no quiero verlo.

-No va a venir, a venido a dejarlo, mañana lo recogerá.

-No quiero que me vea aquí.

Ritsu se ruborizó.

-Entonces, vamos a tu departamento...-propusé.

-¡No!, no puedes dejar solo a Sorata, ¿qué clase de dueño eres?

Me alcé de hombros.

-Supongo que el peor de todos, por eso Yokozawa me lo quitó-respondí.

 

Ritsu se levantó rápidamente de la silla.

-Entonces aprovecha hoy, para cambiar esa imagen que tienes de ti mismo, Takano-san.

Onodera se colgó su bolso en el hombro y se colocó la bufanda alrededor de su cuello.

-Yo me voy, hasta mañana.

 

Me senté en el sofá cruzándo las piernas y encendí un cigarro.

-Ahí se va de nuevo... huyéndo el novato-murmuré.

Ritsu me miró ceñudo.

-No me voy "huyendo", me voy porque tengo que descansar, mañana me levanto temprano y tú también-refutó.

-Puedes descansar aquí.

-¿Eh?

-Mi cama es amplia y tengo un despertador muy puntual, te despertaré a la hora que quieras.

-No gracias, a mi me gusta dormir en mi propia cama.

-Mentiroso, no duermes en una cama.

-Claro que sí, siempre duermo en la cama.

-¿Entonces, por qué siempre traes el cabello con pelusas y esas cosas?-pregunté.

Nervioso, Onodera se mordió el labio inferior.

-¿Lo ves?, admite que te duermes en el piso.

-¡No es cierto!-protestó-¡...las únicas veces que me encuentro en el piso, es cuando tú...!-silenció.

Alcé una ceja.

-¿Cuándo, yo qué?

Las mejillas de Onodera se ruborizaron.

-¿No vas a responder?, ¿cuándo yo qué?-insisití.

-¡Olvídalo!-exclamó.

 

Onodera abrió la puerta con rostro indignado, rápidamente lo seguí, agarrándolo por el abrigo.

Lo detuve con fuerza y lo empujé nuevamente adentro del departamento.

-¿Qué haces?-preguntó sorprendido.

-Siempre que quiero hablar... protestas, siempre que estamos solos, huyes...creo que he sido demasiado benévolo contigo.

-¿Benévolo?...¡siempre haces lo que te da la gana conmigo, Takano-san!

-¡Eso es porque siempre estás esquivándome!, como ahora...¿cuánto tiempo mas, me vas hacer esperar?

-¿Hacerte ...esperar?, ¿ en qué?-preguntó.

-¿Eres idiota?, ¡quiero escuchar tu confesión, ahora mismo!-ordené.

-¿Qué?, yo nunca dije que me iba a confesar.

-Te dije alguna vez que esperaría...esperaría a que estuvieras listo, ¿cómo se te pudo olvidar algo tan importante?

-Pero aún no estoy listo, ¡suéltame por favor!-Onodera forcejeaba para que le soltara de los brazos.

Lo tumbé rápidamente al piso, sin darle tiempo de escapar.

-¿A esto te referías? ...¿siempre te encuentras en el piso cuando estoy encima de ti?

-¡Ya basta!, ¡déjame ir!

-No.

-¡Takano-san!, ¡estás loco!

-Puede ser...

Lo callé, dándole un beso desesperado. Su boca estaba cerrada. Me había hecho recordar los primeros besos de hace diez años atrás.

-No cierres la boca-murmuré.

-No quiero que me beses-atacó.

-¿Ah, no?

Abrí la bragueta de su pantalón, pasando mi mano por su entre pierna.

-¿Qué haces?, ¡Takano-san!, ¡no...!...ahhhh.

Ritsu no pudo terminar lo que me decía, interrumpiéndolo por un suspiro ahogado.

Mi mano se movía con suavidad, de arriba a abajo, hasta que sentí a Onodera completamente excitado.

-Onodera...-susurré-quiero hacerte el amor.

Pasé mi lengua a lo largo de su cuello.

Ritsu parecció estremecerse con el solo contacto de mi lengua y de mi saliva en su piel.

-Quédate conmigo, esta noche...-mis dedos se movieron con habilidad por debajo de su camisa.

A lo cual Onodera solo suspiraba hondamente.

Sin poner resistencia, coloqué una de sus manos sobre mi torso.

-Tócame, tú también...

-Takano-san, yo...

Posé mis labios sobre los suyos, mordiendo suavemente su labio inferior.

-Hoy no me digas nada mas, sino es tu confesión, la que quiero escuchar, Ritsu-posesivamente lo apreté contra mi erección y Onodera gimió ahogadamente.

Continua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 12 de mayo de 2013

Takano Masamune:"Si recuerdas el pasado, apreciarás tu futuro" 2° parte.





 
La primera vez que vi a mi acosador "Oda Ritsu"
Me sentía tan cansado que me tumbé en el sofá.

Sorata se subió a mi torso, mientras se lamía una de sus patas delanteras y la frotaba contra una de sus orejas. Sonreí al verlo, no había perdido su anterior costumbre de hacerlo, igual que diez años atrás.

Viendo los hechos de una manera objetiva en diez años pasaron muchas cosas, por ejemplo...había conocido a un tímido chico de nombre "Oda Ritsu".

Tal vez, él no se había percatado de que yo, ya sabía de su existencia. Me di cuenta al encontrarme su nombre debajo del mío, en todos los libros que solía leer. Al principio, no quise darle demasiada importancia, pensé que se trataba de una "casualidad". Hasta que, con el transcurso del tiempo, esta "casualidad" me parecía mas un hecho voluntario.

No sabía de quién se trataba, sólo sabía su "supuesto nombre". Uno de aquellos días, mientras leía uno de los libros, me percaté de que alguien me observaba con insistencia y por el rabillo ví y me di cuenta que un chico de rostro infantil y actitud tímida me observaba escondido, detrás de un estante.

"¿Es él?"-pensé.

Tenía que ser él, sino en todo caso, ¿por qué me miraba de esa manera? ¿y ocultándose?, era mas que evidente que mi supuesto acosador "Oda Ritsu" era aquella persona.

Sentí curiosidad por saber cuál era el motivo que lo impulsaba a espiarme de esa manera.

Así que decidí enfrentar la situación, haciendome presente.

¿Cuál sería su reacción?, aún no lo sabía, pero tenía que ponerle fin a su acoso.

De forma "casual" pasé por el mismo pasillo de la biblioteca por el que había visto que caminaba, y tomamos el mismo libro...

Al verme, sorprendido, todo lo que salió de sus labios fue: "Saga-sempai".

"¿Cómo sabes mi nombre?"-le pregunté, conociendo perfectamente el medio por el cual lo conocía.

Cual fue mi sorpresa y sin esperarlo, que me respondió:

"Me gustas sempai"

 

"Maldición"-pensé aquellos momentos.

El sorprendido fui yo...¿qué debía hacer? o ¿responder?, nunca en mi vida se me había confesado un hombre, ni estaba interesado en ese tipo de relaciones.

-"¿Quieres salir conmigo?"-fue todo lo que se me ocurrió preguntar.

El rostro de Ritsu palideció.

-"¿Eh?...¡no!, es...¡es que!"-titubeó.

-"No me importaría salir contigo"-añadí. Pasando mi mano sobre su cabello.

 

Lo que había dicho aquel día, no había sido una broma, pero tampoco lo decía en serio. No me veía a mi mismo saliendo con un hombre...era ridículo hacerlo, cuando tenía la posibilidad de hacerlo con una mujer, aunque esto tampoco ya me satisfaciera del todo.

Todas mis relaciones anteriores eran iguales, citas, besos, sexo...y cuando sentía que se tomaban mas en serio la relación, la daba por terminada.

No era algo nuevo para mi. Y nunca había conocido alguien que me hiciera cambiar de opinión. No importaba cuantos noviazgos había tenido o tuviera en el futuro, todo parecía tan igual siempre, tan rutinario...

Ahora, viéndo las cosas desde lejos, me atrevía a pensar que mi "distancia" en las relaciones, se debía ante mi incredulidad al amor, después de todo, por aquella época, mis padres se estaban divorciando y yo, mientras tanto, me quedaba solitariamente viendo como mi "familia" se desmoronaba poco a poco.

Uno de esos días, conocí a Sorata.

Mientras pasaba por un callejón que estaba camino a mi casa, escuché los maullidos de un pequeño gato. La lluvia era fuerte, y la sombrilla transparente que llevaba,  me cubría de ella. Busqué con la mirada de donde provenían los maullidos y divisé a lo lejos una pequeña caja de frutas, vacía con el gato adentro. Me acerqué hasta donde estaba y lo miré, era pequeño, seguramente tenía pocos meses de nacido; su pelaje negro con blanco estaba completamente empapado.

Seguramente si alguien pronto no lo recogía, el gato enfermaría y moriría.

Imaginé que lo habían abandonado, nadie de la gente que pasaba por la calle, parecía importarle.

Abandonado...como yo a veces me sentía.

Rápidamente lo agarré y lo puse sobre mi hombro. El pequeño gato temblaba de frío y lo acuné en mi brazo, para protegerlo.

Llegué a casa y buscando una toalla, lo sequé; Después calenté algo de leche y se la di en un plato.

La había bebido en pequeños sorbos, lambiéndose los bigotes. Era simpático y agradable verlo, por lo menos me distraía un poco de mi soledad, cuando me encontraba en casa.

El gato agradecido, se frotó en mis piernas y me miró lánguidamente.

-"¿Quieres que te adopte?"-pregunté, sabiendo que sin palabras el gato, lo mas probable es que quisiera quedarse.

-"De acuerdo"-añadí sobándole el lomo-"Puedes quedarte...Sorata".

Improvisadamente, lo había llamado así, quedándosele como nombre oficial.

 

Ahora Sorata había crecido de tamaño, y tenía mas edad. Su pelaje era un poco mas claro, a causa de que estaba envejeciendo y sus reflejos mas lentos. Ambos habíamos pasado por muchas cosas...y ahora nos encontrábamos de nuevo solos...

Aunque esto no duraría para siempre.

Sorata regresaría a la casa de sus nuevos dueños, junto con Yokozawa-a quién, desde hace muchos años atrás lo había adoptado, considerándome "incapacitado" para cuidar de alguien-. Yokozawa tenía razón, mi vida era un desastre, yo mismo lo era...no podía cuidar bien de Sorata. Sorata merecía un hogar cálido, con dueños que le prestaran atención y le dieran afecto constante.

Yo no le podía ofrecer eso.

Quizás en ciertas cosas, me identificaba con Sorata, yo también necesitaba alguien que estuviera conmigo y me diera afecto constante...

Lo sabía; mi carácter es una mierda. ¿Cómo podía pensar así, alguien tan rudo para trabajar?, suponía que en el fondo, no había perdido la esencia de ese mocoso que se sentía abandonado y desamparado.

Era un poco deprimente permitirme, recordar el pasado. Y si Yokozawa me escuchara seguramente frunciría el ceño y pensaría que soy un adulto indefenso, en disfraz de un personaje temido y respetado.

No, no quería volver a ese pasado tormentoso y obscuro. Y si me permitiera volver a ello, sería para revivir aquellos momentos felices, en que me comencé a enamorar de mi tímido acosador... "Oda Ritsu".

Continua.

martes, 7 de mayo de 2013

Takano Masamune:"Si recuerdas el pasado, apreciarás tu futuro"-1° parte.

-¡Rechazada!- aventé el conjunto de hojas sobre el escritorio de Onodera.

-¿Qué?, ¡¿otra vez?!-protestó.

-Está mal planteada. Vuelve a hacerlo-ordené, mientras me encaminaba a mi sitio.

-La otra vez, elogiaste mi trabajo con la obra de Mutou-sensei-señaló molesto.

-Lo hice porque era buena, esta no.

-¿Qué es lo que tiene de malo?-preguntó.

-Es basura-respondí.

-¡¿Qué?!

-Dije que es basura-repetí mientras echaba un vistazo al manuscrito de Erika Ichinose.

-Ya te escuché eso, Takano-san...pero no me parece que te expreses de esa manera. La sensei y yo estamos dando nuestro máximo esfuerzo en la obra, debes ser considerado y...

-"Ser considerado", " dar el mejor esfuerzo", eso no vende, ya lo sabes-añadí sin apartar la vista del manuscrito.

-¡Quiero renunciar!, ¡quiero renunciar ahora mismo!-exclamó Onodera, alejándose del área.

 

Suspiré fastidiado.

Las cosas parecían no haber cambiado en lo absoluto. Seguía teniéndo un trabajo demandante, era considerado en la editorial como un "demonio" por mi sentido agudo y exigente al trabajar.

Tenía una relación con Ritsu... pero una relación extraña. Éramos amantes, se acostaba conmigo, parecía disfrutarlo, pero jamás me decía que me "amaba", ¿qué mierda le pasaba?

¿Cuánto tiempo mas tenía que esperar para escuchar su confesión?

Aunque, considerando el carácter tan agrio que se le había formado, realmente dudaba que ese día llegaría.

Era como pretender que un conejo hablara...eso jamás pasaría, y quizás la confesión de Onodera tampoco.

Quizás era mas cómodo pensar, que aquello no lo necesitaba, el sexo era bueno...pero de vez en cuando escuchar "te amo" de la persona que quieres, te hace sentir seguro...

¿Posiblemente no me sentía seguro de sus sentimientos?

Mmm...el amor podía apestar cuando las dudas y los celos se instalan en la mente.

 

Me quité los lentes y me tallé los párpados. Me dolían los ojos, llevaba tres días sin poder conciliar el sueño.

-¿Takano-san?...-me llamó Kisa Shouta-¿se encuentra bien?

-Si...pero me siento agotado; iré a tomar algo, ya regreso-respondí.

 

Caminé hacia la maquina de bebidas; saqué de el  bolsillo de mi pantalón unas cuantas monedas y me di cuenta que no ajustaba para el café.

Apoyé mi cabeza sobre el vidrio de la máquina, me sentía exhausto de absolutamente todo.

"Que mierda de día"

-¿Takano-san?, ¿qué estás haciendo?-preguntó Ritsu sorprendido.

Llevaba entre sus manos unos cuantos documentos.

-No acompleto para el café-comenté.

 

Onodera sacó una moneda y me la entregó.

-¿Con esto te alcanza?

Asentí una sola vez.

-¿Qué vas hacer con eso?-pregunté con curiosidad al observar el montón de hojas que llevaba sostenidas en el brazo.

-Voy a sacar copia a cada una de las propuestas que has hecho, las estudiaré en casa.

-No necesitas estudiarlo, solo debes aprender a hacerlo.

Onodera se alzó de hombros.

-Esta es mi forma de aprender-comentó.

-Está bien...con tal de que aprendas te dejaré tranquilo esta noche-agregué, metiendo la moneda en la ranura de la máquina, después aplané el botón de "café negro".

-Gracias...-se dio la media vuelta y añadió-regresaré a mi escritorio.

Asentí, abriendo la lata y tomando un trago del café.

Interiormente, pensé en que me hubiera gustado que Onodera me pidiera ayuda para explicarle los pasos de hacer una propuesta "decente". Pero suponía que aquello era solo una ilusión.

Era un amor complicado...un amor que a veces no lograba entender.

Generalmente, siempre tenía que tomar la iniciativa de buscarlo y de prácticamente tomarlo a la fuerza para que se acostara conmigo. No es que me molestara ser el dominante en la relación, pero a veces me sentía aburrido de hacerlo.

Onodera debía poner mas de su parte.

¿Por qué simplemente no se atrevía a robarme un beso o decirme directamente que quería hacerme el amor?

Sonreí para mis adentros.

"Eso era rídiculo y casi ilegal" para él. En fin, creo que pedía demasiado.

Esta noche sería larga y aburrida.

Entré al ascensor y pulsé el botón del piso tres, el del área de ventas.

Los empleados me miraron extrañados. Henmi-el asistente de Yokozawa-fue a mi encuentro.

-Takano-san, que milagro verlo por acá, casi nunca nos visita-dijo.

-Lo sé-esbocé media sonrisa- ¿estará Yokozawa?

-Si, justo está haciendo unas llamadas-añadió señalando hacia donde se encontraba.

-Gracias, Henmi.

Caminé hacia él. Contrario a lo que pensaba, el área de ventas también era un departamento demandante, podía notarlo por los rostros cansados de los empleados.

Frente a Yokozawa hice una rápida señal con mi mano a manera de saludo.

Parecía sorprendido al verme, al tiempo que me hacía una seña de que esperara.

Mientras esperaba a que terminara su llamada, miré hacia la ventana y me di cuenta que el cielo se estaba tornando de un tono gris obscuro, lo mas posible era que esa tarde lloviera.

Yokozawa colgó el teléfono minutos después.

-Masamune, ¿qué haces aquí?

-Pareces sorprendido.

-Lo estoy...es decir, nunca se te ve por acá, ¿ha pasado algo?

-En realidad no...agregué tomando asiento en la silla contigua-solo quería decirte que hoy iré a visitar a Sorata.

El rostro de Yokozawa palideció.

-¿Pasa algo?-pregunté siendome evidente su expresión.

-Es que, Sorata no está en mi departamento, está siendo cuidado por otra persona.

-Mmm, ¿está en el departamento de Kirishima-san?-cuestioné suspicaz.

Yokozawa bajó la mirada.

-Eh...si.

-Entiendo, no hay problema-añadí levantándome rápidamente del asiento.

-Lo siento-se disculpó.

-Está bien.

Di media vuelta, a lo cual Yokozawa me habló.

-¿Estás seguro que estás bien?-insistió.

-Si, solo agotado.

Él frunció el ceño.

-Asegurate de descansar Masamune, ya no eres un niño.

Sonreí brevemente.

-Lo sé, nos vemos-me despedí.

 

Abordé nuevamente el ascensor, esta vez dirigiéndome nuevamente a mi departamento.

Mientras iba de camino, no pude evitar pensar que Yokozawa y Kirishima-el jefe del departamento "Japun" se había vuelto extremadamente cercanos. Era extraño verlos juntos, siendo tan distintos entre sí.

Supongo que Yokozawa se desesperaba muy a menudo, Kirishima tenía fama de ser demasiado "confianzudo" y conociendo a Yokozawa...probablemente pasaban discutiendo constantemente.

-Regresé-informé al equipo.

-¿Takano-san, se siente mejor?-preguntó Kisa.

-Si, listo para trabajar de nuevo.

-¡Genial!-exclamó.

-Justamente, necesito que eche un vistazo al manuscrito de Yoshikawa Chiharu, me envió por fax el diseño de los personajes-agregó Hatori.

-Bien, lo haré-respondí tomando las hojas.

"Yoshikawa Chiharu" era uno de nuestros autores mas populares, el que mas vendía. Solo Hatori, Onodera y yo, sabíamos que era un hombre y no una mujer como el resto de los empleados y lectores creían.

En realidad eso no me importaba, lo único importante es que hacía buenas historias y se vendían demasiado rápido.

Después de observar con detenimiento el diseño de los personajes, me dirigí a Hatori.

-Me parecen buenos, pídele que los dibuje e inicie su trabajo.

-De acuerdo-respondió Hatori.

 

El resto de la tarde me encargué de hacer llamadas a los diferentes autores de los que estaba a cargo.

Terminé cerca de las nueve de la noche. Solo quedabamos en el departamento Onodera y yo.

Me levanté del asiento, poniéndome en un solo movimiento el bolso detrás de la espalda.

-Me voy, Onodera-avisé.

Ritsu volteó a verme con el ceño fruncido.

-Si, está bien.

-¿Quieres ayuda?-ofrecí-parece que la estás pasando mal.

-No, solo quiero estar solo-murmuró, esquivando la mirada.

-Bien.

Pasé a un lado de su lugar, dirigiéndome hacia la salida. Pensé por un momento que me detendría o me miraría de rabillo, o en tal caso lloraría...algo que me motivara a quedarme, pero no fue así.

Parecía muy concentrado en lo que hacía y no quise perturbarlo mas.

Aunque no me importaba mucho lo que me dijera y siempre hacía lo que me daba la gana. No quería meterme por hoy en sus asuntos.

 

El asfalto estaba mojado a causa de la lluvia vespertina. Decidí no ir a encerrarme al departamento, era aburrido cuando no tenía a Ritsu para molestarlo.

Me pasé por la librería Marimo. Ahí me atendió el sonriente vendedor llamado "Yukina Kou".

-Buenas noches, Takano-san, ¿cómo estuvo su día?

-Bastante normal-respondí.

-¿Buscaba algo en especial?

-¿Les llegó la última obra de Usami Akihiko?-pregunté.

-Claro, permitame ir a buscarlo.

Asentí.

Me quedé parado con los brazos cruzados mirando alrededor.

"Así que estos son los lugares donde Yokozawa se desenvuelve", me lo imaginaba hablando con cada uno de los vendedores de cada librería.

Seguramente ellos también le tenían cierto respeto, después de todo, Yokozawa tenía una imagen imponente.



El vendedor regresó con el libro en las manos.

-Aquí lo tiene, es el último que quedaba-comentó.

-Bien, lo pagaré.

Yukina Kou sonrió.

-¿Cómo cree?, Yokozawa y mi jefe siempre se encargan de decirnos que cuando se presente alguien de la editorial las obras son gratuitas.

Esbocé media sonrisa.

-Ya veo.

-¿Quiere que se lo envuelva?

Asentí.

-Por favor.

 

Sabía que a Onodera le gustaban las obras de ese autor. Así que quería regalárselo.

Aunque no lo vería esa noche, seguramente, al día siguiente las cosas irían mejor.

O eso quería pensar.

 

Sin detenerme en mas lugares, me dirigí hacia el departamento.

Salí del elevador y vi plantado frente a mi departamento a Yokozawa.

-¿Qué haces aquí?-pregunté sorprendido.

-Te lo vine a traer-dijo mientras me mostraba a Sorata, acunándolo entre sus brazos-¿tenías ganas de verlo, no?

-Si...-lo cargué rápidamente-veo que está bien alimentado-señalé.

-Si, está bien cuidado.

-Ya veo, ¿quieres pasar?

-No, voy con prisa-respondió.

-¿A casa de Zen Kirishima?-pregunté curioso.

 

Yokozawa frunció el ceño.

-Tengo cosas que hacer.

-De acuerdo.

-Te lo dejo por esta noche y aquí está la comida de él-me entregó una bolsa del combini-no te olvides de alimentarlo a sus horas-me recordó.

-Correcto.

-Otra cosa...¿las cosas con Onodera van bien?-preguntó.

-Si, todo está bien.

Yokozawa frunció los labios.

-Si no te conociera tan bien, te creería esa mentira, Masamune.

-¿No ibas con prisa?-le recordé, cortando la conversación.

-Bien me voy, adiós Sorata-se despidió del gato acariciando su cabeza-cuídalo Masamune-señaló firmemente con su voz ronca.

-Lo haré.

Lo vi entrar al elevador y este cerró rápidamente sus puertas.

Suspiré.

"Vaya que Yokozawa parecía la madre de Sorata, lo mima demasiado"pensé con sarcasmo.

Abrí con la llave la puerta y cerré, dejé a Sorata sobre el sofá y me quité el abrigo.

Sorata me miraba con atención, moviendo su cola suavemente.

-Esta será una noche larga, Sorata...-le dije acariciando su lomo-nuevamente estamos solos.

 

Continua.