Me encontraba en la editorial completamente solo. Había llegado mas temprano que de costumbre... el motivo había sido que no quería ir a mi departamento. Ese mensaje de texto en el celular de Yukina, me había inquietado demasiado.
Alguna vez, ya había malinterpretado todo, cuando invitó a su mejor amiga al cine, a cambio que le enseñara a cocinar. En ese momento también pensé que Yukina me estaba engañando.
Para mi, sentir celos, era algo nuevo. Nunca me había pasado con los anteriores hombres que había salido, sólo me dedicaba a "disfrutar el momento". Pero, justamente ahora, no pensaba de la misma forma que antes, y no toleraría que Yukina jugara conmigo de esa manera.
Me había propuesto distraerme adelantando un poco del trabajo que tenía pendiente. Media hora después, llegó Hatori. Se sorprendió al verme y preguntó:
-¿Kisa, qué estás haciendo aquí?, ¿a ocurrido algo con el autor que estás a cargo?
-¡Hola, Hatori!-saludé sonriente-no, para nada, solo quiero adelantar un poco de lo que tengo pendiente.
-Ah, ya veo; me parece bien-respondió.
-Por cierto, ¿y el jefe, Takano-san?, ¿se presentará hoy?
-Me imagino que si, ayer faltó únicamente porque pidió el día libre.
-¿Ah, en serio?, creí que estaba enfermo.
Hatori suspiró.
-Kisa, no te enteras de nada. Ayer cumplió años, Onodera y el jefe fue invitado a su comida familiar.
-¡Wow!, debe ser un honor ser invitado por el dueño de la editorial Onodera.
-Que no te escuche Izaka-san o te despidirá-bromeó Hatori.
-¡No, no!...sólo digo que Takano-san se debió de sentir "honrado"; después de todo, Izaka-san, creo que... aún no lo invita a alguna reunión familiar.
Hatori asintió.
-Puede ser.
Durante el transcurso de la mañana, el departamento se encontraba algo atareado como de costumbre. Pero, el hecho de haber enviado los manuscritos y tipografías a tiempo, era una gran ventaja, sólo teníamos que esperar a que la impresora hiciera su trabajo y que las librerías sacaran las publicaciones.
-Kisa, ¿te apuntarás a lo de hoy por la noche?-preguntó Mino al acercarse a un lado mío.
-¿Eh?, ¿qué cosa?
-Le he propuesto a Hatori que vayamos a cenar esta noche, todos los del departamento para festejarle a Onodera-kun su cumpleaños, aunque sea un día después.
-Mmmm...-sopesé la idea por un momento.
¿Qué sería mas conveniente que hiciera?, ¿quedarme en casa esperarndo a que Yukina me hablara?, mientras seguía dándole vueltas al asunto de :"¿Cómo y por qué a estas alturas me engaña con una chica?". O, ¿trataba de serenarme poniendo un poco de distancia?
-De acuerdo, me uno-respondí.
-¿Qué se están secreteando?-preguntó Takano-san desde su "trono".
Mino sonrió.
-Nos estamos poniendo de acuerdo para ir a cenar.
-Queremos invitar a Onodera a comer, por lo de su cumpleaños-secundó Hatori.
-Ah...me parece bien, sólo que, no se lo digan-agregó Takano-san.
-¿Por qué Takano-san?-cuestionó Mino.
-Porque Onodera suele ser muy esquivo con las reuniones, ¿no se han dado cuenta?
Tenía razón, aunque Rii-chan era el mas joven de todos, no era muy animoso para las reuniones recreativas con el equipo.
Takano-san hizo una señal con su dedo índice de que guardaramos silencio en el momento que se acercaba Rii-chan con un montón de hojas en ambos brazos.
Su pelo estaba alborotado y su rostro rojo.
-Takano-san, ya he terminado de sacar las copias a todos los archivos que dijiste, los he guardado en sus carpetas, te los dejo sobre el escritorio...-añadió serio-me voy a casa, con permiso.
-Onodera...-lo llamó Takano-san desde su asiento.
-¡¿Qué?!-gritó irritado Rii-chan que ya iba de salida.
Todos lo miramos sorprendidos. Rii-chan era muy valiente al contestarle así a Takano-san.
-Todavía no te vayas a casa. Acompañame a hacer unas compras de material para la oficina.
-¡¿Qué?!...¿a esta hora?
-Si.
Takano-san se levantó y me dejó al pasar, un papel escrito con la dirección del restaurante donde nos esperarían.
Los vimos alejarse juntos. Takano-san con su rostro inexpresivo y Rii-chan protestando como siempre, era gracioso verlos, tan distintos entre sí; me preguntaba porque el jefe, Takano-san, era tan paciente con él, esa paciencia no se la había visto con nadie mas. Su jerarquía siempre la hacía valer, se tratara de un buen editor o no, incluso con los mangakas era demasiado severo. Realmente, siempre fue implacable y no dejaba que nadie le replicara sus órdenes, excepto, Rii-chan.
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