"Las verdades con alcohol no se llevan bien"
En la oficina corrieron rápidamente los rumores de que en nuestro viaje de negocios, Takano-san y yo nos habíamos dormido en la misma cama. Eso se debió a la encargada de asuntos generales que olvidó especificar que la habitación sería de dos camas, no de una.
Kisa-san no dejaba de hacerme preguntas vergonzosas y de burlarse de mi, al igual que Hatori, a pesar de ser tan serio me preguntó que si podía tomar mi experiencia de vida, como inspiración para el proximo manga de Yoshikawa Chiharu-mangaka del que estaba a cargo-.
A lo lejos vi a Yokozawa-san que me miró con su ceño fruncido y se giró alejándose del departamento. Seguramente se había dado cuenta de todo. Era difícil vivir una relación clandestina con Takano-san...pero siendo ventiladas estas cosas, aunque parecían broma, realmente era vergonzoso y mas si Yokozawa-san sabía que no se trataba de una simple supocisión, sino de una realidad.
Me levanté de la silla y me dirigí al baño para hecharme agua en la cara. Era agobiante el escuchar tantas murmuraciones acerca de "la noche entre Takano-san y Onodera".
Me la pasé tratando de ocuparme, hablando por teléfono con los mangakas, con la impresora, sacando copias, pero aún así, no me eran indiferentes los murmullos y las risas de los empleados.
Cuando llegó la hora de mi salida, y me subí al elevador, Takano-san me alcanzó, deteniéndolo.
-Yo también bajo-dijo.
Me mantuve en silencio y cuando se abrieron las puertas del elevador, rápidamente caminé hacia la puerta de la salida.
-¡Onodera!-me gritó Takano-san, pero yo me eché a correr, sin detenerme.
Me subí a tiempo al tren y entré antes que las puertas se cerraran. Ese día había decidido huir de la situación y encerrarme en mi departamento sin ver a nadie.
Treinta minutos después el timbre de la puerta comenzó a sonar, al igual que mi celular y alguien empezaba a patear de igual forma la puerta. Abrí molesto, ya me imaginaba de quien se trataba...
-¡Takano-san!, ¡¿puedes dejar de hacer eso?!-exclamé abriendo la puerta.
-Entonces dejame entrar-ordenó.
Me hice a un lado para que pasara, pero él me arrastro hacia su departamento.
-¡¿Qué haces?!, ¡suéltame!-exclamé.
Takano- san me soltó y me quedé parado pegado a la pared.
-Oye, quieres decirme, ¿qué te pasa?, no me hablaste en todo el turno del trabajo y me evitabas.
-¡¿Acaso no escuchaste todo lo que decían de nosotros dos?!
Takano-san encogió los hombros indiferente.
-¿Y?
Estallé en cólera.
-¡Es molesto!
Takano-san suspiró.
-Tampoco es como "la gran cosa", ya se les pasará cuando encuentren algo mas de qué hablar-agregó acostándose en el sofá.
-¡Eso es justamente lo que me molesta!-estallé-¡tú indiferencia!, ¡si tú lo negarás!, ¡si les dijeras que...!
Takano-san abrió los ojos.
-¿Qué no es verdad?
Me quedé en silencio; había dado justo en el clavo.
-Tampoco es que tenga muchas ganas de aclarar eso, no me importa lo que piensen de mi; si piensan que es verdad o no, me es indiferente.
-¡¿Cómo es posible que no te importe nada?!-no entendía bien porque Takano-san no se inmutaba ante los rumores o las críticas ajenas, ¿acaso era de corazón frío?
En ese momento, Takano-san se instaló delante de mi, apoyándo su mano sobre la pared.
-Si hay alguien que me importa...tú-dijo.
Tomó de mi cara y acercó sus labios.
Me besó intensamente, tanto que por un minuto sentí que me faltaba el aire para respirar y coordinar mis pensamientos. Pasó sus manos por debajo de mi camisa y su lengua a lo largo de mi cuello.
-¡Basta, Takano-san!, yo quiero hablar-alcancé a decir antes de que se me escapara un leve gemido.
Takano-san me miró por un instante y añadió:
-Eso lo haremos mas tarde.
Cuando desperté ya era de mañana y Takano se encontraba a mi lado con los párpados cerrados y abrazado a mi. Me deshice suavemente de su abrazo y me deslizé rápidamente de la cama, buscando mi ropa.
Era costumbre de Takano-san dejar regada la ropa por cualquier parte del piso. Comencé a levantarla, incluso la de él, y la coloqué en una silla cercana.
Y mi mente recordó...
Cuando llegamos al hotel y se nos informó del incidente; Takano-san lo había tomado como un accidente a nuestro favor, mientras yo estaba encontra de ello. Sabía que tarde o temprano se enterarían en la empresa y seríamos la comidilla de todos los empleados, justo como ahora.
Así que valiendome de todo lo que podía, evité quedarme a solas en la habitación con Takano-san.
Recuerdo que él me había preguntado si quería hacer algo en particular, y aunque me encontraba cansado por el viaje y la reunión, le había contestado que si, que quería ir a comer y a beber algo-siendo que soy pésimo para hacerlo-.
Después de ahí no recuerdo nada mas...
Takano-san entreabrió los ojos y me miró aún somnoliento.
-¿Qué haces?-preguntó con voz adormilada.
Tenía las manos crispadas en el respaldo de la silla y los ojos muy abiertos.
-¡¿Qué...que demonios me hiciste esa noche Takano-san?!-exclamé aterrado.
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