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domingo, 31 de marzo de 2013

Kisa Shouta: "En el amor los celos son inevitables" parte 1.


 

 

Hace un año y medio conocí en la librería Marimo, a Yukina Kou, vendedor de manga shoujo. Desde que lo vi, me había gustado demasiado su rostro y su porte estilo "principezco". En aquel entonces, yo tenía 30 años y una vida bastante recorrida; había salido con muchos hombres y ninguno me llenaba lo suficiente, como para enamorarme. Así que supuse que jamás esto me llegaría a pasar...pero pasó.

Ahora me encontraba saliendo desde hace un año, con Yukina, durmiendo a veces en su departamento, o él en el mío. Compartiendo momentos juntos-el tiempo que mi demandante trabajo me podía permitir-.

Lo que nunca pensé sentir, lo estaba sintíendo con él.

Abrí los ojos y encontré a Yukina haciendo "algo" sobre un cuaderno.

-¿Qué...qué haces?-murmuré somnoliento.

-¡Ah!, Kisa-san, ¡buenos días!. Estoy dibujando un boceto para el nuevo escaparate que deseo poner en la librería.

Yukina era demasiado brillante. En ocasiones, verlo me molestaba a los ojos, pero también admiraba que su belleza no fuera vanal; Yukina no es solo un "rostro bonito", también es inteligente y muy perseverante.

Me acerqué con curiosidad a ver lo que dibujaba.

Sin duda, tenía habilidad para dibujar. Como editor de manga, podía saberlo a simple vista.

-Mmm...

-¿Qué pasa, Kisa-san?

-Podías ser mangaka, dibujas bien-señalé.

-Jaja...¡pero que dices Kisa-san!, no soy tan profesional.

-Pero tienes destreza para dibujar, "lo de ser profesional", se adquiere con la experiencia.

-¿Estás jugándome una broma?

Fruncí el ceño.

-¡Jamás bromearía con mi trabajo, Yukina!-exclamé irritado- ¡te estoy dando una opinión como editor no como tu...!-frené mis palabras.

-¿Como mi novio?-añadió Yukina, susurrando cerca de mi cara.

-De nuevo...

-¿Eh?

-De nuevo estás demasiado brillante-me tallé los ojos automáticamente.

-Lo siento Kisa-san, pero no te comprendo-agregó inocentemente.

 

Al parecer, Yukina, estaba ignorante del efecto que causaba al tenerle cerca.

-No es nada, olvídalo.

-¿Deseas comer algo?,puedo prepararte el desayuno.

-Si, por favor; mientras tanto, iré a tomar una ducha.

-De acuerdo...-Yukina me abrazó por la cintura y me besó desprevenidamente-...ahora mismo lo hago.

Sentí mis mejillas ardiendo. Yukina era el único hombre que me hacía poner así. Y eso, a veces... me confundía.

 

Salí del baño, con una toalla alrededor del cuerpo, estaba por cambiarme, cuando escuché el sonido de alerta de un celular.

"¿Podía ser el mio?, no...el mio no tenia ese timbre. ¿Entonces?...".

Miré alrededor y encontré sobre el buró, el celular de Yukina. De nuevo se escuchó el sonido de "alerta de mensaje" y una luz parpadeaba.

"¿Quién podía estarle enviando tantos mensajes?".

Tuve la tentación de curiosear...solo por curiosidad...pero, ¿era correcto?, no...no lo era, sin embargo...

Me apresuré a buscar en su celular quién le había enviado mensajes...pero, solo por curiosidad.

Abrí el mensaje del número desconocido y lo leí.

"Kou, ¿ya encontraste un pretexto para escaparte esta noche?, recuerda que te estaré esperando en la estación de tren".

Nagi.

 

"¿Pretexto?...¿escaparse?, ¡¡¿¿QUÉ DEMONIOS ERA ESO??!!".

 

Rápidamente me vestí y salí rumbo a la cocina.

¿Debía preguntarle quién era "Nagi" y de qué se trataba eso de "escaparse"?

Sí, tal vez debí hacerlo, pero no me quise poner en evidencia, después de todo, Yukina preguntaría algo como "¿Qué haces espiando mi celular, Kisa-san?".

Pero eso que había leído era realmente MOLESTO.

 

-¡Kisa-san!, ¿ya has terminado de arreglarte?-preguntó Yukina con una sonrisa.

-...Si.

-Perfecto, te he preparado el almuerzo que tanto te gusta-añadió aún mas sonriente.

"ESTO ERA MOLESTO EN VERDAD".

-Lo siento, pero debo irme-murmuré.

-¡¿Eh?!, ¿por qué?-preguntó sorprendido.

"¡PORQUE ME ESTAS ENGAÑANDO!".

-Porque tengo que ir temprano a la editorial-mentí.

-Ah...en ese caso, ¿deseas que te ponga la comida en una caja para almuerzo?-ofreció con amabilidad.

-No gracias, no te molestes, compraré algo del combini-respondí rápidamente, mientras recogía mi bolso-adiós.

De rabillo, ví que se acercaba a mi, pero lo esquivé, pasando de largo por su lado.

Salí a prisa de su departamento sin esperarme a que se despidiera.

"ESTO ERA TAN IRRITANTE QUE PODÍA ESTALLAR DE ENOJO EN UN SEGUNDO".

 

lunes, 25 de marzo de 2013

Ritsu Onodera: "Las sorpresas nunca llegan solas" parte final.

Cuando llegamos al restaurante, el hostess nos guió hacia la mesa donde se encontraban mis padres. Ambos me sonrieron y se pararon de su asiento para saludarnos.

Entre abrazos y besos en la mejilla que me dieron, miraron por encima de mi hombro a Takano-san que solamente observaba las demostraciones de afecto de mi familia.

-¡Ah!, usted debe ser el jefe de Ritsu, ¿correcto?-preguntó mi padre a Takano-san.

-Así es, soy Takano Masamune, mucho gusto-se presentó haciendo una reverencia respetuosa.

-Por favor, siéntese-dijo mi padre con educación.

-Seguramente Ritsu, lo pone en aprietos muy a menudo, ¿cierto, Takano-san?-preguntó mi madre sonriente.

"¿EN APRIETOS?, ¡¿QUÉ SIGINIFICABA ESO?!".

-Por favor, llámenme tan solo Takano-ofreció.

¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿TAKANO?????!!!!!

-Y no, Onodera no es para nada problemático; él está aprendiendo, pero hace bien su trabajo-respondió.

-¿En serio?, me da gusto escuchar eso-agregó mi padre-ambos estabamos preocupados, cuando decidió marcharse de la editorial; ya sabe el mundo laboral no es tan fácil y menos cuando se decide independizar.

Takano-san asintió.

-Afortunadamente, contamos con la ayuda de Izaka-san y Ritsu pudo entrar sin tanto problema-sonrió.

 

Apreté las manos en forma de puños.

Ya sabía desde hace tiempo, que mi padre movió sus conexiones para que me aceptaran en la editorial Marukawa, el mismo Izaka-san me lo dio a entender la ocasión en que me pidió que agradeciera a mis padres por los mochis.

Pero escucharlo de su propia voz y delante de Takano-san, me hacía sentir realmente un perdedor.

No pude evitar bajar la mirada y quedarme viendo con lamentación el plato de porcelana que estaba frente mío.

-Fue una gran ayuda-interrumpió Takano-san-sin embargo, Onodera ha puesto demasiado de su parte y a logrado escalar, ahora es mi mano derecha en la edición de la revista-añadió Takano-san.

Mis padres abrieron los ojos sorprendidos y me miraron boquiabiertos.

Miré a Takano-san por breves segundos y sus labios formaron una ligera curva. Estaba sonriendo.

-¿Es eso verdad Ritsu?-preguntó mi padre.

-...Si-respondí tímido.

-¿Y por qué no nos dijiste antes?

-Es que he estado muy ocupado-murmuré.

Mi madre suspiró.

-Espero que estés durmiendo bien y comiendo adecuadamente.

-¿Eh?...ah, si...-mentí.

-Disculpe, Takano, pero una madre no se deja de preocupar por sus hijos y mas cuando están solteros, sin que nadie se encargue de ellos-agregó mi madre.

-Lo entiendo-respondió Takano-san.

-¿Por cierto, está casado, Takano?-cuesionó mi madre.

-¡Mamá!-exclamé nervioso-¡no hagas esas preguntas incómodas!

-¿Por qué, dije algo malo?

-Para nada-sonrió Takano-No, estoy soltero todavía.

Mi madre hizo una expresión de compasión.

-No entiendo como funciona el mundo actualmente y porque dos chicos tan guapos tienen que estar solteros, sin nadie que los cuide-comentó.

-Oh, no... puede que esté soltero, pero si tengo alguien que cuide de mi, ¿cierto, Onodera?-agregó Takano-san sonriente.

El bocado que había dado a la lasagna, se me atragantó en la garganta y tosí varias veces.


-¡¡¡¡¡¡COFF COFFFFF COFFFFFFF!!!!!-(Ritsu casi morado a causa de la asfixia).


-¿De verdad?, ¿una novia?-bombardeó mi madre con preguntas.

-Algo así.

-¡Que gusto!, ojalá que Ritsu también pudiera encontrar una; con decirte que estaba prometido pero no quiso casarse, porque aún sigue enamorado de su antiguo amor de colegio.

-¿Ah, si?-Takano-san me miró con malicia y sonrió.

 

¡¡¡¡¡ESAS FUERON LAS TRES HORAS MAS LARGAS DE MI VIDA!!!!!! (Ritsu a punto de colapsar).

 

De camino a nuestros departamentos, no pude evitar pensar todo el bochorno que había pasado por culpa de mis padres. Definitivamente sería la última ocasión que aceptaría una comida con ellos y Takano-san incluido.

Cuando me paré frente a mi puerta, me giré para ver a Takano-san. Él seguía a un lado mio, apoyado en la pared de junto, con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.

-Gracias por el paseo y por acompañarme...aunque lamento las molestias que mis padres te causaron-señalé con timidez.

-¿De qué hablas?, lo he pasado bien, tus padres son agradables. Hace mucho tiempo que no veía una familia sinceramente feliz.

 

Eso me hizo recordar lo triste que se le veía en el pasado, por el divorcio de sus padres.

-Es un privilegio tener tus padres unidos, después de todo-añadió.

Quise evitar verle mal, así que cambié de tema.

-Mamá prometió la proxima ocasión regalarte mochis.

Takano-san sonrió levemente.

-Los esperaré.

-Bueno, es tarde, debo dormir, mañana tengo que levantarme temprano, buenas noches, Takano-san.

-Onodera...-murmuró Takano-san mientras detenia la puerta-aún no se acaba tu cumpleaños, faltan dos horas, ¿comiste del pastel que te compré?-preguntó.

-Aún no.

-Bien, iré a comprar algo de vino, esperame despierto.

-¡No, pero es tarde ya, y..!

-Alguna vez, los dos comentamos que algo así queriamos vivir, en una fecha importante, ¿recuerdas?, no quiero posponerlo de nuevo.

 

Tenía razón. Lo que mas deseaba era compartir un pastel y regalos en el día de Navidad y cumpleaños de sempai.

Ya no lo pude detener, yo también deseaba vivir aquello.

 

Takano-san descorchó la botella, mientras servía en las copas el vino blanco.


Abrí la caja del pastel y sentí latir alegremente a mi corazón. El pastel era con frutas y tenía un mensaje hecho a base de chocolate en el centro: "Feliz Cumpleaños Ritsu". Traté de ocultar mi excitación y comenzé a cortarlo en rebanadas.


 


Le entregué la rebanada de pastel a Takano-san, en un plato.

 

Mientras comiamos en silencio, no pude evitar pensar en todo lo que habíamos tenido que vivir...el tiempo que tuvo que pasar para estar justo en este momento...uno frente al otro comiendo una rebanada de pastel con fruta.

Cuando terminamos me levanté a dejar los platos en el fregadero y sin darme cuenta, Takano-san me abrazó por la cintura.

-Hoy, después de diez largos años, es uno de esos días mas felices de mi vida-susurró, apoyando su mejilla en mi cabeza.

Sus manos rozaron mi cara y el tacto me quemó la piel. Yo no pensaba volver a enamorarme de él...

-Feliz cumpleaños, Ritsu-añadió y me besó con intensidad; moviendo su lengua hábilmente dentro de mi boca y haciendome perder el sentido del equilibrio.


Estando en la cama, Takano-san me detuvo los brazos.

-Dímelo.

Abrí los ojos por la sorpresa.

-¿Qué cosa?

-Tu mamá dijo hoy, que seguías enamorado de tu antiguo amor de colegio...y ese soy yo; así que quiero que me digas que me amas.
 

-¡No!-cerré los ojos e intenté escapar.

-Si no lo haces, te continuaré besando, hasta terminar...así que DILO.

-¡¡¡No y no!!

-Muy bien..-susurró besándome nuevamente y bajando la cremallera de mis pantalones.


Otra vez,  hice el amor con Takano-san...y aunque yo mismo me quería decir que no se trataba de amor...la verdad es que no pude evitar sentirlo de nuevo.

...Un poco, por supuesto.

 

 

*Días que faltan para que Ritsu se enamore completamente 108.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 24 de marzo de 2013

Ritsu Onodera: "Las sorpresas nunca llegan solas" parte 1.

Cuando Takano-san pulsó el timbre para llamar a la puerta, yo ya me encontraba alistado para salir. No es como si me satisfaciera mucho faltar al trabajo, de hecho, tenía mucho pendiente por terminar. Pero una parte mia, deseaba pasar mi cumpleaños a su lado, aunque aún no lo reconociera abiertamente.

Dentro de su auto negro, Takano-san encendió el botón del aire acondicionado; como ya era primavera, el clima se sentía demasiado caluroso y sofocante. En silencio, Takano-san conducía el auto, mientras yo me sentía un poco tímido, ¿debería decir algo amable como..."gracias"?.

-Esto...¿Takano-san, no sería conveniente hablar a la oficina e informarles de nuestra ausencia?

-No te preocupes, ya lo he hecho yo; telefonée a la oficina y contestó Hatori-respondió.

 

"¿Hatori-san?"...¿qué se supone que estará pensando en este momento?, realmente no lo quería ni imaginar...

De hecho no quería imaginar si la oficina entera llegara a sacar conclusión de que nuestra inasistencia se debía a que Takano-san y yo pasamos el día juntos..."¡Noooooooooooooo!".

-Oye...-interrumpió Takano-san.

-!¿Eh?!...ah...¿si?

-¿Por qué tienes esa cara de ratón asustado?

-¿Yo?, ah..eh...es que...-sentí mi rostro caliente-me preguntaba como lo tomarán en la oficina, si sacan conclusiones de que pasamos el día juntos.

Takano-san me miró en silencio por breves segundos y después volvió a observar en silencio la carretera.

-Le he explicado a Hatori que hoy es tu cumpleaños y como tu jefe, me has invitado a una comida familiar en tu casa-explicó.

"¿Comida familiar?", ¿no se le pudo haber ocurrido otra excusa que no nos involucrara a ambos?

Eso me recordaba...

Saqué el teléfono celular del bolso y revisé el buzón de llamadas...ni una sola llamada de mi familia, ¿acaso se habían olvidado de mi?

Eso me irritaba. Cuando mis padres querían que me casara con An-chan en el pasado, no paraban en acosarme con llamadas, al punto de tener que apagar el celular para poder dormir; y ahora que se trataba de mi cumpleaños, ¿no podían llamar para felicitarme?

En ese momento, Takano-san sintonizó el radio.

-Relájate Onodera, hoy no es un día de trabajo-dijo esbozando una breve sonrisa.

-...si.

 

No me di cuenta en qué momento, me había quedado dormido en el trayecto. Sentí una ligera brisa en mi piel y el viento pasar por mi cabello. A lo lejos, escuché el sonido de unas olas...

Abrí los ojos y me di cuenta que Takano-san me había bajado aún dormido del auto y me colocó de tal manera que mi cabeza se apoyara en sus piernas.

-¡Eh!...esto...¡¿por qué no me despertaste, Takano-san!?

-Te veías profundamente dormido-respondió.

 

Takano-san selañó con su dedo índice hacia el frente y al voltear, me di cuenta que estabamos en el mar, sentados en la arena.

Pocas veces había ido al mar, no es que no me gustara, pero me parecía un ambiente tan romántico, que siempre quise evitar ese tipo de lugares.

Pero decir que no me agradaba ahora, era una completa mentira.

Mis ojos abiertos por la sorpresa, alcanzaron a observar todo a detalle, realmente era hermoso...

El agua estaba de un color azul turquesa intenso, las gaviotas blancas revoloteaban alrededor y las olas burbujeantes, rompían fuertemente entre las rocas, el sol era cálido y radiante.

Se sentia bien estar ahí, después de tantos y tantos días de tensión laboral.

No pude evitar sonreír.

-Veo que te ha gustado venir-agregó Takano-san.

-Ah...sí...es...es gratificante.

Takano-san estiró sus brazos y apoyando su cabeza en ellos, se acostó completamente en la arena.

-Alguna vez, tuve el deseo de venir aquí contigo-dijo.

-¿Eh?

-En realidad, ahora que lo pienso, siempre tuve en mente hacer muchas cosas contigo en el pasado, solo que no me di cuenta de ello, hasta que te tuve lejos.

¿Había escuchado bien?, ¿Takano-san...de verdad quería salir conmigo?

 

-Por eso quise que nos tomaramos el día libre-continuó-no quería perder la oportunidad de ver tu rostro sonriente...es satisfactorio no verte siempre protestando y con el ceño fruncido, ¿sabías?, es como...recordar el antiguo Ritsu inocente y alegre que había conocido.

Sentí como los colores se me subieron a la cara. Era verdad, había cambiado mucho. El dolor me había convertido en una persona incapaz de ser feliz y hacer feliz a otros. Y siempre que me acordaba de sempai, era sólo sentir una herida sin cicatrizar que agudizaba mas y mas, mi mal carácter.

Sin embargo, ahora las cosas se había modificado un poco...al parecer...yo había exagerado al pensar que sempai jugó conmigo. Sus constantes "te quiero" o sus besos tomados a la fuerza, lejos de ser molestos e incómodos, se volvieron necesarios...aunque, me irritaba reconocerlo, no había dejado ni un solo momento de quererlo, esa era la realidad.

Miré a nuestro alrededor y me di cuenta que solo nos encontrabamos nosotros dos.

Mi corazón latió rápidamente...odiaba esa sensación, ¿por qué tenía que ser tan vulnerable?

Takano-san estaba a mi lado, aún recostado en la arena, con sus párpados cerrados.

Creo que este era el momento indicado para ser amable.

-...Takano-san...gracias-añadí con timidez.

Él abrió sus ojos y me miró en silencio. Me sentí turbado e inofensivo. ¿Qué pensará él de mi?

Bajé la guardia en esos instantes. Una barrera que siempre me pongo cuando estamos juntos, pero ese momento, fue distinto, él parecia un poco honesto, dejando de lado su sinismo e imposición.

Sin decirme nada, Takano-san me besó arrebatadamente. Me sorprendí de mi mismo, al no poner resistencia.

Takano-san paso sus finos dedos por mi barbilla y me sonrió.

-Justo ahora te pareces mucho al Ritsu de hace diez años-comentó-tus mejillas están demasiado rojas.

-No te rias de mi, Takano-san...-añadí turbado.

-Te quiero hacer el amor, Onodera...-susurró.

-¡¿Eh?!, ¡no!... ¡basta!, ¡aquí no Takano-san!-forcejée para quitarmelo de encima, pero él me detuvo fuertemente los brazos.

 

Se inclinó para besarme nuevamente, cuando el celular metido en mi bolsillo de pantalón comenzó a sonar.

-¡El...el celular!-exclamé aliviado.

-Déjalo que timbre-murmuró Takano-san desabrochandome los botones de la camisa.

-¡Podría ser mi familia!-exclamé desesperado.

 

Takano-san suspiró y se hizo a un lado. Rápidamente saqué el celular, aceptando la llamada.

No sabía si se trataba de mi familia, pero a toda costa quería evitar que Takano-san me hiciera "eso" en un lugar público, aún, cuando no se viera nadie alrededor.

-¡Ritsu hasta que respondes!-se oyó la voz de mi mamá al otro lado del auricular.

-Si, lo siento,es que estaba...con las manos ocupadas-excusé tímidamente.

-Te hablo para desearte un feliz cumpleaños; tú padre y yo te queremos invitar a comer.

-¿Eh?, ¿a comer?

-Tú padre ha reservado una mesa en un buen restaurante de comida italiana, es a las dos de la tarde.

-Pero...pero...-¡maldita sea!, ¡¿cómo me podía liberar de Takano-san para cumplir un compromiso con mi familia?!...realmente no quería dejarle-...mamá, mi jefe me ha invitado también a comer y no puedo...

-¡Perfecto Ritsu!, invita también a tu jefe a comer con nosotros, tú padre lo quiere conocer desde hace tiempo, recuerda a las dos en el restaurante...

"¡Maldita sea!, ¿en verdad esto me estaba pasando o se trataba de una pesadilla? ¡¿Takano-san comer con mis padres?".

-¡Pero yo...!

-¡Quedamos así, nos vemos!-se despidió mamá rápidamente.


Evidentemente, siempre cortaba rápido la llamada, cuando ella no quería escuchar negarme.

Esto...¡¡¡¡¡¡¡esto era desesperante!!!!!!!!


-¿Qué pasa?, tienes cara de estar a punto del colapso-señaló Takano-san.

-Mis padres quieren que vayamos a comer a las dos a un restaurante italiano-murmuré desanimado.

-¿Vayamos?... ¿tú y yo?-preguntó alzando las cejas.


El rostro de Takano-san era igual que el mio, ambos no lo podiamos creer. Sin duda una situación extraña e incómoda, así que lo mas lógico, era que se negaría.

-Si...pero...¡pero no tienes que aceptar!, ¿eh?-agregué alrecuperarme de la sorpresa-, yo les diré que estás muy ocupado y por eso...

-De acuerdo, acepto.

-¡¡¡¡¿Ehhhhhhh?!!!!!!, ¡¡¿qué dijiste?!!!!, ¿¿¿¿por qué???

-¿Por qué, preguntas?, porque obviamente, yo también los quiero conocer-añadió firmemente-será mejor que regresemos, sino no llegaremos a tiempo-dijo mientras se sacudía la arena de los pantalones.

En verdad esto era una pesadilla, ¡¡¡¡una pesadilla de la que quiero despertaaaaaaaaaar!!!!

 

*Días que faltan para que Ritsu se enamore completamente 109.

martes, 19 de marzo de 2013

Takano Masamune:"Cumpleaños en el día de los cerezos" 2 parte.

Me situé frente al departamento de Ritsu para entregarle lo que había comprado, cuando me percaté del modesto cartel que había pegado en la puerta.

 "No estoy, no molestar"-escribió.
Suspiré.

¿En verdad era un niño de escuela jardín? Era lo mas ridículo que le había visto hacer durante todo este tiempo, dejando a un lado cuando tuvo la patética idea de escribir otro apellido en los libros de la biblioteca, que pedía prestados.

Pulsé varias veces el timbre, hasta ser lo suficientemente molesto.

-¡BASTA TAKANO-SAN!-exclamó desde el otro lado de la puerta-¡DÉJAME EN PAZ!

-¡Entonces abre la maldita puerta Onodera!-respondí.

 

Breves segundos pasaron y no se escuchó nada. Fastidiado continué con mi acoso.

-¡ES UNA ORDEN!-inquirí con voz enérgica.

 

Ritsu entreabrió la puerta y se asomó. Sus ojos estallaban en cólera. Y su pelo estaba alborotado.

-¡¿Qué quieres?!-preguntó entrecerrando los ojos.

-Déjame entrar-murmuré y abrí la puerta a la fuerza.

-¡Oye, Takano-san...eso es violación a la privacidad!-exclamó.

-No te preocupes...tú privacidad ya me pertenece-respondí.

-¡¿Quéeeeeeeee?!-soltó iracundo.

Lo escuché murmurar en tono irritado, pero no presté atención. Me encaminé hasta la cocina y puse sobre la mesa lo que había comprado.

-Toma-le dije al momento que se acercaba hacia donde estaba.

-¿Qué es esto?-preguntó con inocencia en su voz.

Puse los ojos en blanco.

-¿En verdad no sabes, qué es?

-Bueno...si...em...un pastel, pero...¿por qué?

Su caso era desesperante.

-Parece que no lo recuerdas, pero hoy es tu cumpleaños.

-¡¿Qué?!, ¿de verdad?

Su rostro sorprendido en verdad denotaba ignorancia respecto al tema.

Suspiré.

-En verdad eres la primera persona que conozco que olvida su cumpleaños.

Ritsu sacó su celular, seguramente para asegurarse de la fecha.

-¡Ah, es verdad!...yo...yo lo había olvidado-confesó con timidez.

-No te preocupes, estoy aquí para recordártelo-murmuré mientras me recargaba sobre la barra.

-Emm...esto...Takano-san...-sus mejillas se tornaron de un color rojizo intenso-...gracias...

-No es nada-respondí.

-Y...lo siento-murmuró.

Lo miré confundido.

-...en verdad lamento lo que ocurrió ayer-continúo.

Ritsu mantuvo su mirada hacia el piso e inclinó su cuerpo en señal de disculpa.

-¡Oye!, no lo hagas...-le dije mientras lo incorporaba-solo es trabajo.

Sus ojos verdes me miraron lánguidos.

-Si, pero yo creí que te habías enfadado.

-Lo hice-respondí mientras asentía-pero aquí no estamos en la editorial-sonreí y alboroté su cabello con la mano.

Ritsu suspiró relajado.

-Tienes razón.

-¿Y bien, qué te gustaría de regalo?-pregunté.

-¿Ehh?...nada...gracias, con el pastel es suficiente.

Suspiré.

Encaminándome hacia la puerta, me volví hacia él.

-Mañana procura estar listo para las 12 del mediodía.

-¿Eh, pero?

-Es una orden-le recordé.

-Mañana es día laboral-añadió nervioso.

-Yo soy tu jefe, y he decidido que los dos tomaremos el día libre.

-¡Pero Takano-san! hay mucho trabajo y...

-ES UNA ORDEN DE TU SUPERIOR, ONODERA-insistí.

Onodera agachó la mirada y frunció los labios en señal de disgusto.

-Está bien-murmuró a regañadientes.

 

Sonreí para mis adentros.

No era muy complaciente pero intentaría que Ritsu pasara un día agradable a mi lado.

 

 

Continua.

sábado, 16 de marzo de 2013

Yokozawa Takafumi: Continuación: "Los celos son malos consejeros".

-¿Nos vamos, Onii-chan?-preguntó Hiyori al ponerse sus zapatos en la entrada.

-Si, Hiyo, vamos-respondí mientras comenzaba a calzarme, no pude evitar ver la cara de enfado de Kirishima, pero ahora no podía perder el tiempo en discusiones por cuestiones de celos-bien, nos vemos-me despedí de Kirishima con un movimiento de mano mientras veía como Hiyo abría la puerta y salía.

-Yokozawa...-me llamó Kirishima deteniendome por el brazo y con un tono de voz sombrío e impaciente-¿no me habías dicho que ya no te hablabas con Takano?-preguntó.

-Eso era antes, ahora decidí hacer las pases con él.

Kirishima frunció los labios.

-¿Eso quiere decir que van a seguir siendo tan "amiguitos" como siempre?-agregó con sorna.

Su pregunta sarcástica, me molestó y añadí:

-Voy hacer lo que crea mas conveniente; Takano forma parte importante de mi pasado.

-¡Genial, genial!-exclamó Kirishima soltándome del brazo-¡entonces todo te da igual!, ¿no es cierto?, ¡entonces ve con él y que todo se vaya al carajo!

En los pocos meses había conocido lo suficiente a Kirishima para darme cuenta cuando estaba molesto por algo, pero generalmente, se callaba sus palabras y se mantenía distante, aún si algo en verdad le disgustaba; pero esta ocasión, solo se estaba portando infantil y berrinchudo y eso me disgustó por de mas.

-Vete al diablo, Kirishima-murmuré y cerré de un portazo sin mirarlo mas.

 

Por fortuna-y lo que mas me preocupaba-es si Hiyori había escuchado la discusión que tuve con su padre, pero no fue así, Hiyo estaba distraída conversando con una amiga de su salón.

 

Durante el transcurso de la tarde, me di una vuelta por el departamento de Takano, para invitarlo a tomar algo. Ahí estaba Kisa Shouta apoyado en el escritorio, al parecer dormía y Hatori hablaba por telefono.

-¿Takano, dónde está?-pregunté al no verlo en su lugar de siempre.

Kisa Shouta al escuchar mi voz se enderezó y fingió teclear algo en su computadora.

-Takano-san se tomó el día libre, ¿necesitaba algo, Yokozawa-san?-respondió Hatori con sumo formalismo.

-No, yo, eh...mañana lo veré.

Después me di cuenta que la silla de Onodera también se encontraba vacía. Sea lo que sea que hubiera ocurrido, él tenía a Onodera y seguramente no se trataba de nada grave.

Al caminar nuevamente a mi departamento y subir al elevador, me di cuenta que no estaba disgustado por imaginarlos juntos, quizás ya me había acostumbrado a la idea y una parte mia, se había dado por vencido; o quizás...en verdad, ya no amaba a Takano.

Conduje el auto por la avenida, y decidí pasar por el bar que frecuentaba, después de todo, no me vendría mal un trago.

Al entrar y dirigirme a la barra, pidiendo un Whisky con hielo, voltée a mi alrededor mientras esperaba y me di cuenta que ahí se encontraba Kirishima sentado en una mesa con la cabeza apoyada sobre ella y los brazos extendidos.

-¡Oye!-le grité al ver su aspecto decadente.

Kirishima levantó la mirada y esbozó una sonrisa fruncida.

-¡Yokozawa, que sorpresa!, ¿quieres sentarte?-preguntó ebrio.

-¿Qué mierda haces aquí?

-¡Ah!, y tú me dijiste que me fuera al diablo, ¿recuerdas?, eso hago...ahogarme en el maldito infierno.

Entrecerré los ojos disgustado. ¿Por qué un adulto como él, tenía ese aspecto tan deplorable?

-¿Dónde está Hiyori?-añadí.

Kirishima hizo una señal con la mano que me tranquilizara.

-Ella está bien, se quedará a dormir en casa de su amiga. Por cierto, ¿dónde está Takano?, dile que se siente también.

No respondí y él sonrió.

-¡Ah, ya veo!, te volvió a rechazar...¿no?

Enfurecido lo levanté rápidamente de la zolapa de su camisa.

-¡Vamónos de una vez, das pena ajena!

Pagué su cuenta y mi Whisky y lo saqué a arrastras del bar.

En un momento Kirishima se soltó de mi mano y espetó:

-¡No me toques!, puedo valerme por mi mismo.

-No lo parece. Eres un inconciente, ¿qué crees que pensará Hiyori si te viera en ese estado? , ¡si quieres caerte hazlo, pero no lleves consigo a Hiyo!.

-¡Hiyo esto, Hiyo aquello!, ¡¡ES MI HIJA, no la tuya!!

Sus palabras me calaron fuerte y no pude responderle mas.

-Tienes razón...-murmuré con voz quebrada, después de un incómodo e hiriente silencio.

 

Sentí como mis ojos se humedecían y tenía ganas de llorar.

 

-Perdóname...-añadió Kirishima después de minutos-Hiyo también te quiere...puedes verla cuando quieras, solo procura hacerlo cuando yo esté aún en la editorial.


"¡¿Qué acaso me estaba terminando?! ".


Lo miré sorprendido. Aquel hombre ebrio en el bar, no había perdido su diplomacia de siempre, para arreglar las cosas...siempre tan frío a la hora de tomar decisiones importantes.

-Tomaré un taxi-comentó-no quiero interrumpir tu cita con Takano.

Así que toda su actitud, se debía a una cuestión de celos.

-¡Oye, escúchame!, Takano no está conmigo, vine por mi cuenta.

Kirishima alzó una ceja y añadió con ironía:

-¿No se dejó reeconquistar nuevamente?

Me acerqué hasta Kirishima y lo sarandee de los brazos.

-¡No me in
teresa mas Takano!, ¿entiendes?

-Tú dijiste en la mañana que él formaba parte de tu pasado y te veías muy decidido a arreglarte con él.

-¡Pero no de esa forma!, ¡MIERDA!, ¡¿por qué por esta ocasión no me escuchas?!

 

Kirishima alzó la vista.

-¿Qué tengo que escuchar?

 

Para mi no era fácil exponer mis sentimientos, las palabras románticas y delicadas no eran mi estilo, pero lo cierto era que yo tenía sentimientos hacia Kirishima. Sentimientos que no pensé sentir de nuevo.

Alguna vez había leido en un ridículo libro de relaciones, que la pareja necesitaba también conocer por palabras los sentimientos del otro. No es que lo tomara como religión, pero suponía que de vez en cuando...

No era tan malo.

Apreté mis manos en forma de puños, mi temperatura corporal cambió, y el latido de mi corazon se hizo mas rápido.

-Te...te quiero...Zen-susurré.

 

Decidí no verlo a los ojos y permanecí con la mirada hacia el suelo.


Sin duda, las palabras cariñosas no eran para mi; decir aquello me hacia senir vulnerable y no era agradable esa sensación.

Después de minutos sus pasos se hicieron mas cercanos y con ambas manos, tomó de mi rostro y me besó.

-¡Oye!, ¡¿qué haces?!, ¡en la calle, no!-exclamé frenético.

-Cierto-sonrió a manera de disculpa; nuevamente se acercó hasta a mi y me abrazó.

-Gracias, Takafumi...me haces muy feliz-admitió.

 

Sus brazos cálidos y fuertes me abrazaron cariñosamente y eso me hizo sentir tranquilo.

-¿Lo notaste?-susurró Kirisghima en mi oído-me llamaste por mi nombre.

 

¡MALDICIÓN!, ¿en qué momento lo hice?, nunca había perdido la formalidad para dirigirme a él, ¿por qué rayos lo hacía ahora?

Kirishima rió por lo bajo.

-No te preocupes, eso me encantó...gracias Takafumi-añadió de nuevo en voz baja.

-¡Oye!-protesté al escucharlo nuevamente llamandome por mi nombre de pila.

Kirishima continuaba sonriendo.

 

Su sonrisa me llenó de paz y de bienestar;saber que estabámos bien, me bastaba para afrontar todos los días,con sus resposabilidades.

¿Eso era a lo que llamaban...amor?

miércoles, 13 de marzo de 2013

Yokozawa Takafumi: "Los celos son malos consejeros".


 

Llegué rápidamente a la casa de Kirishima, que ahora se había convertido también en parte, mi nuevo hogar.

Aún conservaba mi antiguo departamento, pero si bien las cosas habían cambiado desde que Kirishima entró en mi vida.

Mas bien diría, irrumpió en ella forzosamente. Pero gracias a ello, pude superar mas rápido la descilusión amorosa que había pasado con Takano.

Ahora mi vida de cierta forma, había cobrado sentido desde que conocí a Hiyori, la hija de Kirishima; su alegría e inocencia era contagiosa y al verla así, sentí que yo podía formar parte de su mundo. Por fortuna se llevaba bien con Sorata, ambos se querían mucho.

Abrí la puerta silenciosamente y la miré dormida en su cama con la luz encendida. Me acerqué a apagarla y Hiyori entreabrió sus ojos somnolientos.

-¿Has venido a darme mi beso de buenas noches, Onii-chan?-murmuró con su vocesita de niña.

-Por supuesto, Hiyo-respondí besándole la frente-ahora descansa.

La arropé con la cobija lo suficientemente bien para que no sintiera frío en la noche.

 

No me había percatado que Kirishima me observaba apoyado en la puerta con un gesto despreocupado y sonriente.

Me sentí un poco avergonzado y me apuré por apagar la luz.

Acomodé automáticamente mi corbata y me aclaré la garganta después de cerrar suavemente la puerta.

-Sin duda eres una estupenda mamá-comentó Kirishima con su tono burlista.

-¡No soy la mamá de Hiyori, deja de hacer tus chistes malos de siempre!-refunfuñé.

-¡No es un chiste!, ¡te lo juro!, eres la mamá ideal para Hiyori, en eso no me equivoqué-añadió con una sonrisa.

Puse los ojos en blanco y me dejé caer en el sofá.

-Día pesado, ¿eh?-agregó Kirishima al ver mi expresión de cansancio.

-Si, lo fue; no entiendo porque siempre te veo tan animado después de un día laboral de perros.

-Ah, eso es porque...tu amor me da vitalidad-susurró en mi oído mientras pasaba sus manos por encima de mi torso.

-¡Oye, basta!, que puede despertarse Hiyori y vernos-exclamé preocupado.

-Bueno, si eso ocurre, hablaremos con ella del asunto.

-¿Qué asunto exactamente?

-Que eres el novio de su papá y que nos queremos-soltó con una risita.

-¡Ni se te ocurra!-exclamé frenético.

Kirishima se encogió de hombros.

-Alguna vez se tendrá que dar cuenta...

-¡Espera un momento Kirishima!, convenimos en que viviría aquí, pero con límites, uno de ellos es que no quiero quitarle a Hiyori su inocencia tan rápido ni su idea de una familia normal.

-¡Ella tiene una familia normal!, tú eres la mamá y yo el papá-sonrió divertido.

-¡Oh demonios!, me voy a mi departamento, estás imposible.

-¡No, no espera!-me detuvo Kirishima por el brazo-perdón, ya prometo portarme bien. Te compensaré por mi indiscresión.

-¿Cómo?-pregunté.

-Ven...-Kirishima me encaminó a su habitación, que ahora también era mia.

 

Pasó sus manos por mis hombros suavemente, quitándome la tensión. Realmente era relajante y cerré los ojos despreocupadamente.

-Y ahora...-Kirishima rozó sus labios a lo largo de mi cuello y bajó sus manos por debajo de mi estómago.

-¡Oye!-exclamé alterado.

-Esto será mejor que los masajes-susurró tan cerca de mi piel, que me provocó un estremecimiento.

 

Esa noche Kirishima y yo nos acostámos como ocurría ya tan seguido al vivir en su casa.

 

Jamás hubiera imaginado que otro hombre me inspirara sexualmente. Creí que Takano solo ocuparía ese lugar. De hecho, acostarme con Kirishima era diferente a hacerlo con Masamune; simplemente porque Kirishima lo hacía excitante y se notaba que lo disfrutaba, mientras que Takano, lo había hecho por llenar un sentimiento de vacío.

 

A la mañana siguiente me levanté temprano para ir a la editorial; también me encargué de levantar a Hiyori para llevarla al colegio y preparé su almuerzo: el takoyaki casero que tanto le gustaba.

-¿Te puedo tomar una foto junto al bentou?-preguntó Kirishima que se encontraba sentado en la mesa.

-¡No!

Kirishima hizo un puchero de descilusión.

-Está bien-murmuró.

-¡Ah!, lo olvidaba, esta noche me quedaré a dormir en mi departamento-añadí recordando que invitaría a Takano a tomar unos tragos.

 

-¡Buenos días Onii-chan!, ¡buenos días papá!-saludó Hiyori con su alegría contagiable.

-Buenos días, Hiyo-saludé sonriente.

-He escuchado que ¿no te quedarás a dormir aquí, Onii-chan?

-Así es Hiyo, lo siento; pero prometo mañana venir temprano para llevarte al colegio.

-¡Viva!, gracias Onii-chan.

-Y a todo esto, ¿por qué no vendrás, Yokozawa?, ¿tienes trabajo que hacer?-preguntó astutamente Kirishima.

-No-confesé-tengo un compromiso con un amigo.

-¿Qué amigo?-insistió Kirishima.

-Takano Masamune.

Los ojos de Kirishima se abrieron como platos para después fruncir el entrecejo mirándome realmente irritado.


Continua.

Takano Masamune. Capítulo Especial: "Cumpleaños en el día de los cerezos".

Entré a mi departamento de trabajo y encontré sentados a Kisa Shouta recargando su cabeza encima del escritorio y a Ritsu hablando nervioso por teléfono.

Aún no entendia muy bien porque se angustiaba tanto al hablar con la imprenta; seguía siendo el mismo editor novato de cuando entró, aún cuando su método había mejorado bastante.

Con paso tranquilo me dirigí hasta mi asiento y bebí de la lata el café negro. Miré con atención a Ritsu que no paraba de hacer unas expresiones realmente llamativas. Sus ojos que eran grandes, los hacía aún mas, cuando estaba nervioso y las puntas de su cabello parecían levantarse, era como ver una escena cómica de manga...

-¡Bien, me voy a casa!-anunció Ritsu al colgar el teléfono.

Su cara estaba roja y las comisuras de su boca en un gesto fruncido.

-¿Ya has terminado tu trabajo de hoy?-pregunté mecánicamente.

-¡Claro que lo terminé!, ¡es una lástima que soy el único editor que se preocupa por tener todo a tiempo!-soltó molesto.

"Ah, vaya...ahí estaba el problema".

-Ya te dije alguna vez, que uno de nuestros trabajos también es convencer a la impresora que se maneje a nuestro tiempos, no dejarnos manipular por ellos.

Su cara reflejó mas irritabilidad y contraatacó.

-Yo no soy "manipulable" Takano-san, solo me gusta ser responsable.

-¡¿Ehhhh?!, ¿qué dices?, yo también lo soy; hago este trabajo desde antes que tú entraras y he sacado esta editorial de la maldita quiebra, ¿y aún así me das lecciones de responsabilidad?-añadí molesto.

-¡Yo también trabajé de editor no se te olvide!-exclamó.

-¡Hey chicos!, no discutan, así no se solucionará nada-añadió Kisa, que ya se habia reeincorporado de su cansancio momentaneo.

-Si, no peleen, debemos trabajar en armonía-secundó Mino.

-¿Ritsu por qué no te vas a casa y descansas?-ofreció Hatori.

-Si, eso haré, permiso-agregó Onodera sin mirarme.

-Takano, ¿por qué no te vas a casa tú también?-preguntó Kisa.

-Imposible, aún tengo trabajo pendiente-respondí.

 

No me gustaba mezclar las cosas del trabajo con mi vida personal, después de todo, aunque era el amante de Onodera, él no debía de olvidar que aún seguía siendo su jefe.

 

Entré al ascensor y me encontré con Yokozawa, quien ya se notaba mas relajado al verme.

-¡Ah!, Takano, menos mal que te veo; pasado mañana hay junta de los tres departamentos, ya sabes para decidir el número de mangas que se imprimirán.

-Ah, de acuerdo-respondí monótono.

Yokozawa me estudió con la mirada y después preguntó:

-¿Y cómo te va?

-Bien, lo de siempre, trabajo y mas trabajo.

-Un día de estos deberíamos de ir a tomar algo, como los viejos tiempos.

Su mirada era sincera y no me rehuía. Eso quería decir que en verdad Yokozawa lo había superado; me sorprendía la rapidéz con que había ocurrido, ¿habría tenido algo que ver su amistad con Zen Kirishima?...sin embargo, me alegraba verlo mas animado.

-Claro-añadí con una sonrisa leve.

-Bien, en eso quedamos, ¡adiós!-se despidió con un breve movimiento de mano, al tiempo que se abrían las puertas del elevador.

Yokozawa apuró el paso al salir. Me pregunté por qué motivo tenía tanta prisa...¿acaso era por Sorata?

Abordé el tren y me senté cerca de la puerta. Ya era tarde, así que no había demasiada gente como en otros momentos. Eso me permitió relajarme un poco y cerrar los ojos.

Seguramente Ritsu seguiría molesto y no se le pasaría hasta la mañana siguiente. Pensé que lo mejor era dejar que se le pasara el malhumor y después nos arreglariamos con un beso, ya que no se me daba bien hablar demasiado sútil.

Bajé el tren y me dirigí al combini que está justo a lado de la estación.

Dos latas de café negro, un bentou congelado y un paquete de cigarrillos serian la "cena" de esa noche.

Mientras esperaba a que me cobraran, pasé la mirada por un calendario colgado en la pared detrás del mostrador y noté que mañana era 27 de marzo, eso me recordaba...

"EL CUMPLEAÑOS DE RITSU".

¡Mierda! lo había olvidado de momento. Pasé mi mano por el cabello en un gesto desesperado y pagué rápidamente los productos.

¿Qué se suponía que debía de darle de regalo? yo era realmente malo para esas cosas...y él también, considerando de que en mi cumpleaños me obsequió bebidas energizantes y medicamentos contra el resfriado.

Sólo había una sola cosa que podía gustarle...y esperaba que aún estuviera abierto.



Continuará.

 

jueves, 7 de marzo de 2013

Capitulo 2. parte 2."Las verdades con alcohol no se llevan bien".

Takano-san alcanzó su reloj de pulso que descansaba sobre la comoda.

-¡Takano-san reeeespoonnndeme!-exclamé furioso.

Él me miró inexpresivo.

-¿De verdad no te acuerdas de nada?-preguntó al cabo de segundos.

-¡Porsupuesto que no!, ¡así que dime!

Takano-san suspiró.

-Deberías darte por vencido y no volver a tomar de por vida.

-¿Qué me quieres decir?-espeté.

-¿No te parece patético beber como un cosaco y al dia siguiente sufrir amnesia?

Entrecerré los ojos y sentí como las puntas de mi cabello se erizaban.

-Bien...¿hasta qué parte exactamente recuerdas con claridad?-preguntó.

-Hasta cuando estabamos en el bar del restaurante-respondí con inquietud.

Takano-san asintió.

-Después de eso, te tuve que traer a la habitación, ya que estabas totalmente ebrio.



Eso tenía sentido mi manera de beber era realmente mala.

-¿Pero... pasó algo entre...-sentí que los colores se me subieron al rostro-...nosotros dos?

-¿Si nos acostamos, quieres decir?


¡Maldita sea! ¿por qué Takano-san tenía que ser tan directo?


-No-respondió al fin.


Suspiré lleno de alivio.



-Desde tu última borrachera, me di cuenta que no valía la pena, "hacerlo" si después tendrías amnesia temporal-señaló sin desenfado.


¡De verdad que era un...!


 -También comenzaste hablar de varias cosas...-añadió.

Eso me dejó frío.

-¡¿cosas...qué cosas?!

-De que odiabas el trabajo, que no dormias bien...que te molestan los zapatos si caminas mucho tiempo...

Tragué saliva. ¿Yo había dicho todo eso?

-Que yo era el peor jefe del mundo, de pésimo carácter y engreído...ah y que a veces deseas realmente pegarme con lo primero que encuentras a la mano cuando te grito...

Sí, sin duda, ese tipo de pensamientos tenía yo respecto a Takano-san.

-¡Ah!, lo olvidaba, hubo algo mas...

Ya me preparaba para hacer la carta de renuncia.

-¿Qué cosa dije...?-susurré por lo bajo.

Takano-san cerró sus ojos brevemente y respondió con una sonrisa.

-Eso lo tendrás que recordar tú.

-¡¿Quéeeeeeeeee?!, ¡oye, Takano-san!-exclamé al ver que se levantaba de la cama.

-Iré a darme una ducha. Mientras tanto, haz un esfuerzo para recordar-agregó.

 

Camino al trabajo, ambos abordamos el tren, nos encontrabamos sentados uno al lado del otro.

-Takano-san...-susurré.

-¿Mhhh?-me miró de reojo.

-¿Ya me dirás, qué fue lo que te confesé?-pregunté tímidamente.

-No-dijo con firmeza.

-¡Demonios!-murmuré frustrado. Era inútil tratar de convercerlo, si decía que No era No.

-Pero...-dijo después de verme fruncir el ceño-esa confesión me ha cambiado la vida, Ritsu.

Rápidamente lo miré. Eran pocas las veces que me llamaba por mi nombre...¿acaso yo le había confesado mi... amor?...¡no, eso no podía ser!, ¡jamás en la vida eso sucedería!

...¿O... si?

 

 

martes, 5 de marzo de 2013

Capítulo 3:Fanfic Takano Masamune "Las casualidades son causalidad del destino".



 

"Después de una jornada laboral demandante, salí a fumar un cigarrillo a la sala de juntas, que sabía, se encontraba vacía.

Escuché unos pasos detrás mío y al voltear vi a Yokozawa. Por su expresión, ni siquiera él esperaba verme. Habían pasado varias semanas después de que le hablé sobre mis sentimientos hacia Onodera, y Yokozawa me había pedido tiempo para aceptarlo.

Lo entendía perfectamente, y me sentía avergonzado por haberle herido, sin embargo, tenía que hacerlo antes de que las cosas se confundieran cada vez mas.

-¡Yokozawa!-exclamé sorprendido.

-Masamune...¿cómo estás?-preguntó con su habitual voz ronca.

-Masomenos-le respondí.

La conversación se tornó monosílaba y en ocasiones, el silencio, formaba mayormente parte del tiempo.

Después de haberlo meditado tantas veces, sentí que los mas conveniente, era disculparme con él; Yokozawa había estado conmigo en los peores momentos que viví durante la universidad, fue la única persona que de verdad se preocupaba por mi y hasta por Sorata, mi antiguo gato.

Él cuidaba bien de ambos, aunque yo la mayor parte de las veces le hacía renegar con mis constantes actitudes de mierda.

En mi época universitaria, Yokozawa y yo compartímos un departamento; él procuraba siempre tener todo limpio y organizado, estaba al pendiente de que me alimentara diariamente, por que si por mi hubiera sido, con el cigarrillo y el bentou congelado, hubiera bastado.

Pero yo no estaba del todo bien, me encontraba deprimido y con una gran sensación de vacío. La presión del divorcio de mis padres, el enterarme que a quien yo habia considerado mi padre biológico, no lo era... mas el abandono de Ritsu, me habían agotado a tal punto que me quitó las mas mínimas ganas de vivir.

Me desquebrajé y comencé a reconfortarme con el alcohol, incluso cambiaba constantemente de parejas...pero nada me hacía calmar ese dolor y ansiedad, nada me hacía olvidar la herida que en aquel momento Onodera, había dejado en mi.

Peor aún me sentí, al enterarme que estaba comprometido para casarse con alguien mas...en aquellos instantes pensé: "¿Fuí solo su jodido juguete de diversión?".

De todo eso, Yokozawa había estado enterado, me reconfortaba frecuentemente, escuchaba mis quejas, soportaba mis borracheras, y sin tener la menor idea de lo que él pensaba o sentía, en una noche al beber demasiado, me acosté con él.

A la mañana siguiente, recordé todo lo que habíamos hecho, y me disculpé...fui claro y le aclaré que había sido un error de tragos, nada mas. Yokozawa parecía entenderlo, o al menos, eso había dicho; Pero era evidente que en todo este tiempo el guardaba cierta "esperanza" y me miraba como hombre, y yo siempre le vi como amigo.

Cuando entré a trabajar en Marukawa junto con Yokozawa, decidi cambiar un poco y no causarle tanta molestias, tratar de cuidar de mi mismo. También me había resignado a que ese tímido chico del cual me había enamorado en el colegio, jamás lo podría sacar de la mente y que nadie podía rellenar ese vacío que dejó abierto por su abandono.

Así que me concentré en mi trabajo, logrando ascender y convertirme en jefe editor. No pasaba nada que de momento no saliera con nadie, ya había tenido suficiente con tantos aventuras amorosas fracasadas en mi tiempo de estudiante.

Relativamente, llevaba una vida tranquila fuera de mi trabajo, sin que nadie interfiriera o me causara problemas, hasta que conocí al nuevo editor novato que habían contratado.

"Su cara me parece familiar...aunque el apellido no concuerda, debería ser probablemente, alguien que se le parezca, ¿pero por qué siempre que lo veía tenía una sensación extraña de haberlo visto antes?"-pensaba.

Al escuchar la conversación que entablaban Kisa Shouta y el "novato", confirmé que se trataba del mismo estudiante ingenuo y sonrojado que se me había declarado en la biblioteca.

Y la tranquilidad se había esfumado de mi vida.

No puedo decir que lo odié por lo que me había hecho, mas bien me encontraba confundido y deprimido, con las constantes preguntas en mi cabeza de: "¿por qué?, ¿por qué él...si decía que me quería?".

Al verlo nuevamente también se lo quise preguntar, "¡¿pero como carajos se tocaba un tema de hace diez años atrás?!".

Cuando regresamos de un extenuante día y noche de trabajo en la casa de una mangaka; me senté junto a él en el sillón y le ofrecí una lata de café negro. Ritsu la aceptó tímidamente, no me miraba mucho, pero eso era normal en él.

Se notaba que no estaba acostumbrado a trabajar tan arduamente, posiblemente en la editorial de su padre, su participación era mas considerada por tratarse del "hijo del dueño".

Onodera hizo un comentario acerca de que era muy directo, eso era verdad, a tal punto que me expuso sus sentimientos años atrás, sin importarle mucho si lo rechazaría.

Mientras fumaba y recordaba aquello, Onodera se me quedó viendo por algunos minutos.

Lo noté y lo miré por el rabillo; rápidamente agachó la mirada, ruborizándose completamente.

-No has cambiado nada-comenté.

-¿Eh?

"Ah, ¿en verdad no me recordaba?".

Entrecerré los ojos astutamente al ver su rostro ingenuo y confundido.

-¿No me recuerdas?-le pregunté.

-Ya me había comentado eso antes, pero es la primera vez que lo veo-respondió seguro.

"¿Ah, si?".

-A ver si lo recuerdas por esto-añadí.

Instintivamente me abalancé sobre él, besándolo. Tal vez mi rostro no lo recordaba del todo, puede ser que había cambiado en algo; ahora ya no tenía la apariencia de un adolescente, pero mis besos...no creo que se le olvidaran.

Y aún así, no caía en cuenta quién era.

Realmente era muy ingenuo y distraído.

 

Yo odiaba prestarle atención a los demás, era malo para relacionarme, pero con Ritsu, fue distinto. Él no podía olvidarse de todo aquello que habiamos vivido, así que orgullosamente decidí recuperar lo que él me habia quitado, su amor.

"Yo no sabía con quienes había salido todo ese tiempo, si continuaba comprometido, si ya no me amaba...lo único de lo que si sabía era de mis sentimientos y con base a ellos, me propuse recuperarlo y hacer que me confesara nuevamente su amor, como hace diez años atrás".

Por ese motivo me fue imposible enamorarme de Yokozawa, Ritsu, a pesar de la distancia que había trazado en ambos, seguía presente en todo mi cuerpo y en mi mente.

Después de terminarme el cigarrillo caminé hacia el elevador y subí al cuarto piso.

Onodera era el único que estaba ahí, todos los demás se habían ido.

-¿Todavía no te vas?-pregunté al verlo leer un manga.

-No, hacía tiempo.

-Ah...ya veo, me estabas esperando.

-¡Por supuesto que no!-exclamó con el ceño fruncido-no quiero quedarme mucho tiempo esperando en la terminal-justificó tímidamente.

Sonreí ante la ingenuidad de sus excusas, no se le daba bien mentir, de hecho lo hacía bastante mal. Pero él era el verdadero amor de mi vida.

Lo abrazé desde atrás.

-Gracias-dije sonriendo.

Onodera brincó por la sorpresa y después se quedó en silencio.

-Me haces muy feliz en verdad-añadí agradecido.

-¡Takano-san!, ¡suéltame ya!, ¡que nos pueden ver!-repuso forcejeando para liberarse.

-Si, si...tres minutos mas-susurré sin soltarlo.

Comprendí que el tiempo de dolor de aquellos años atrás, se habían curado con el reencuentro de Ritsu, probablemente la vida me estaba dando una oportunidad mas, de ser feliz".

Fanfic-Onodera Ritsu-Capítulo 2.



"Las verdades con alcohol no se llevan bien"

 

En la oficina corrieron rápidamente los rumores de que en nuestro viaje de negocios, Takano-san y yo nos habíamos dormido en la misma cama. Eso se debió a la encargada de asuntos generales que olvidó especificar que la habitación sería de dos camas, no de una.

Kisa-san no dejaba de hacerme preguntas vergonzosas y de burlarse de mi, al igual que Hatori, a pesar de ser tan serio me preguntó que si podía tomar mi experiencia de vida, como inspiración para el proximo manga de Yoshikawa Chiharu-mangaka del que estaba a cargo-.

A lo lejos vi a Yokozawa-san que me miró con su ceño fruncido y se giró alejándose del departamento. Seguramente se había dado cuenta de todo. Era difícil vivir una relación clandestina con Takano-san...pero siendo ventiladas estas cosas, aunque parecían broma, realmente era vergonzoso y mas si Yokozawa-san sabía que no se trataba de una simple supocisión, sino de una realidad.

Me levanté de la silla y me dirigí al baño para hecharme agua en la cara. Era agobiante el escuchar tantas murmuraciones acerca de "la noche entre Takano-san y Onodera".

Me la pasé tratando de ocuparme, hablando por teléfono con los mangakas, con la impresora, sacando copias, pero aún así, no me eran indiferentes los murmullos y las risas de los empleados.

Cuando llegó la hora de mi salida, y me subí al elevador, Takano-san me alcanzó, deteniéndolo.

-Yo también bajo-dijo.

Me mantuve en silencio y cuando se abrieron las puertas del elevador, rápidamente caminé hacia la puerta de la salida.

-¡Onodera!-me gritó Takano-san, pero yo me eché a correr, sin detenerme.

Me subí a tiempo al tren y entré antes que las puertas se cerraran. Ese día había decidido huir de la situación y encerrarme en mi departamento sin ver a nadie.

Treinta minutos después el timbre de la puerta comenzó a sonar, al igual que mi celular y alguien empezaba a patear de igual forma la puerta. Abrí molesto, ya me imaginaba de quien se trataba...

-¡Takano-san!, ¡¿puedes dejar de hacer eso?!-exclamé abriendo la puerta.

-Entonces dejame entrar-ordenó.

Me hice a un lado para que pasara, pero él me arrastro hacia su departamento.

-¡¿Qué haces?!, ¡suéltame!-exclamé.

Takano- san me soltó y me quedé parado pegado a la pared.

-Oye, quieres decirme, ¿qué te pasa?, no me hablaste en todo el turno del trabajo y me evitabas.

-¡¿Acaso no escuchaste todo lo que decían de nosotros dos?!

Takano-san encogió los hombros indiferente.

-¿Y?

Estallé en cólera.

-¡Es molesto!

Takano-san suspiró.

-Tampoco es como "la gran cosa", ya se les pasará cuando encuentren algo mas de qué hablar-agregó acostándose en el sofá.

-¡Eso es justamente lo que me molesta!-estallé-¡tú indiferencia!, ¡si tú lo negarás!, ¡si les dijeras que...!

Takano-san abrió los ojos.

-¿Qué no es verdad?

Me quedé en silencio; había dado justo en el clavo.

-Tampoco es que tenga muchas ganas de aclarar eso, no me importa lo que piensen de mi; si piensan que es verdad o no, me es indiferente.

-¡¿Cómo es posible que no te importe nada?!-no entendía bien porque Takano-san no se inmutaba ante los rumores o las críticas ajenas, ¿acaso era de corazón frío?

En ese momento, Takano-san se instaló delante de mi, apoyándo su mano sobre la pared.

-Si hay alguien que me importa...tú-dijo.

Tomó de mi cara y acercó sus labios.

Me besó intensamente, tanto que por un minuto sentí que me faltaba el aire para respirar y coordinar mis pensamientos. Pasó sus manos por debajo de mi camisa y su lengua a lo largo de mi cuello.

-¡Basta, Takano-san!, yo quiero hablar-alcancé a decir antes de que se me escapara un leve gemido.

Takano-san me miró por un instante y añadió:

-Eso lo haremos mas tarde.

 

Cuando desperté ya era de mañana y Takano se encontraba a mi lado con los párpados cerrados y abrazado a mi. Me deshice suavemente de su abrazo y me deslizé rápidamente de la cama, buscando mi ropa.

Era costumbre de Takano-san dejar regada la ropa por cualquier parte del piso. Comencé a levantarla, incluso la de él, y la coloqué en una silla cercana.

Y mi mente recordó...

Cuando llegamos al hotel y se nos informó del incidente; Takano-san lo había tomado como un accidente a nuestro favor, mientras yo estaba encontra de ello. Sabía que tarde o temprano se enterarían en la empresa y seríamos la comidilla de todos los empleados, justo como ahora.

Así que valiendome de todo lo que podía, evité quedarme a solas en la habitación con Takano-san.

Recuerdo que él me había preguntado si quería hacer algo en particular, y aunque me encontraba cansado por el viaje y la reunión, le había contestado que si, que quería ir a comer y a beber algo-siendo que soy pésimo para hacerlo-.

Después de ahí no recuerdo nada mas...

Takano-san entreabrió los ojos y me miró aún somnoliento.

-¿Qué haces?-preguntó con voz adormilada.

Tenía las manos crispadas en el respaldo de la silla y los ojos muy abiertos.

-¡¿Qué...que demonios me hiciste esa noche Takano-san?!-exclamé aterrado.

"Una sonrisa vale mal que mil palabras"-parte 2.

Esa tarde llamé a mi madre para que me diera la receta de los mochis. Procuré terminar mi trabajo temprano para poder ir a comprar los ingredientes.

Takano-san me observaba con su rostro serio cuando me levanté a ponerme el abrigo.

-¿A dónde irás?, que parece que tienes mucha prisa-preguntó con astucia.

-Ahh...eh...¡a casa!, quiero dormirme temprano; bien, ¡hasta luego!-rápidamente hice una señal de despedida con la mano.

Sin esperarme a que dijera algo por objetar-como de costumbre-, abordé el elevador y subí el tren con velocidad. Por suerte, pude encontrar los ingredientes necesarios en el combini que se encuentra frente a la estación.

Llegando a casa arrojé mi abrigo al sofá y me despojé de todo lo incómodo. Recordaba que mi madre me había obsequiado un delantal amarillo con un oso panda en el día de Navidad. Si bien en su momento, me había parecido un accesorio innecesario, lo cierto es que ahora podía tener utilidad.

Me lo puse y suspiré al verme al espejo. "Menos mal que nadie me miraba, sino...".

Comenzé remojando el arroz. Mañana en la madrugada, antes de irme al trabajo, proseguiría a molerlo y a darle forma. Puse el despertador temprano. Y comencé con el resto; había decidido hacerlos dulces estilo ichigo daifuku(son los mochis dulces que llevan una fresa dentro).

Estaba encimismado en lo que hacía, aún sintiendo los párpados cerrárseme, cuando escuché el timbre en la puerta.

La abrí y vi a Takano-san con unas bolsas del combini.

Automáticamente la entrecerré y él puso el pie en respuesta.

-¿Qué demonios estás haciendo?

-Nada...no podía dormir.

-Déjame entrar, te compré tu almuerzo de hoy; después te quejas que no comes.

Su gesto amable, al preocuparse por mi, me dejó sorprendido.

-¡¿Eh?!...gracias en verdad, pero no puedo dejarte pa...

Con la fuerza de su mano abrió la puerta de par en par y me miró.

-¿Qué haces con ese delantal?

"¡Demonios!, debí de habermelo quitado antes"-pensé avergonzado.

-Es que...yo... me estaba preparando el almuerzo-vacilé tímidamente.

Takano-san dejó las bolsas sobre la barra y entró echando un vistazo a la cocina.

-¡Hey, espera!-exclamé al ver que agarraba un mochi y lo olía.

-¿Estos son mochis?-preguntó.

-Si, ¿qué mas parece que son?-contraataqué con el ceño fruncido.

Takano-san mordió el mochi con curiosidad.

Esperé a ver su reacción y fue inescrutable.

-Me alegro que trabajes como editor en Marukawa-repuso después de segundos- como cocinero serías un total fracaso-criticó con sarcasmo.

-¡¿Quéeeeee?!-esas palabras habían herido mi orgullo-tienes razón, ¡los voy a tirar a la basura!-reaccioné enojado.

-¡Espera, no lo hagas!-exclamó Takano-san al tiempo que me detuvo por el brazo.

-¡¿Qué quieres ahora?!

Takano-san tomó la pequeña tarjeta que estaba arriba de la caja verde en que puse los mochis.

La leyó en voz alta.

-"Takano-san, no sé cocinar, pero puse mi mejor esfuerzo, Onodera Ritsu "-después volvió su mirada hacia a mi-¿esto es para mi?-murmuró.

-...Si, pero ya no tiene caso, "saben horrible", como has dicho, así que me desharé de ellos.

-No-dijo al tiempo que me detenía para evitar que los depositara en la basura.

-¡Pero tú diiste que...!

-Te he dicho que no, los hiciste para mi, así que me los quedaré-señaló mientras se aferraba a la caja de los mochis.

Me quedé rezongando, sin poder ganarle.

Takano-san que se dirigía hacia la puerta, dió vuelta  y se acercó nuevamente a mi.

-Gracias, Ritsu-susurró cerca de mi rostro y abrió sus labios besandome con profunda calidéz.

Sentí mi rostro acalorado y me quedé sin palabras.

-Sin duda me comeré tus mochis...-añadió nuevamente mientras se dirigía a la salida-ya que fueron hechos con amor-dijo esbozando su mejor sonrisa.

Al cerrar la puerta me quedé parado sin saber que pensar...me había visto con un delantal ridículo, me dio a entender que cocinaba horrible, pero...la expresión de Takano-san en ese momento, tan serena, y sonriente me recordó al Takano de hace diez años, que sonreía de adolescente, al charlar de libros o de cosas que nos gustaban; Takano-san no había perdido su encanto ni su alegría,y  eso sin duda...me hacía muy feliz.

Sekai ichi Hatsukoi Fanfic:Parte 1-Ritsu Onodera.

"Una sonrisa vale mas que mil palabras".

Habían pasado cerca de seis meses desde que Takano-san y yo, Ritsu Onodera, seguiamos juntos. Aunque aún no me atrevía a decirle que lo amaba, lo sentía intensamente en el corazón.

Pero cuando, por mínimamente una posibilidad  pensaba declarselo, al final me arrepentía. El motivo era por que no me quería mostrar frágil nuevamente, como hace diez años atrás...

-¡Oye!-me gritó Takano-san al tiempo que me pegaba fuertemente con un libro de manga.

-¿Eh?, ¡Takano-san!...¡¿por qué me pegas?!-exclamé molesto.

-Si tienes tiempo libre para andar soñando despierto, invíertelo para trabajar-señaló con su aire enérgico de siempre.

-¡¿De qué demonios hablas?!, ¡claro que trabajo!... ni siquiera me ha dado tiempo de desayunar-inquirí.

Takano-san había tomado asiento en su lugar de siempre y me miró en silencio.

-Entonces, házlo-dijo.

-¿Eh?

-Tómate un descanso de veinte minutos y regresas-añadió.

-Gra-gracias-no pude evitar titubear sorprendido.

-Claro-murmuró secamente-sin dejar de teclear en su portátil.

Si bien el carácter de Takano-san no había cambiado, y continuaba siendo el mismo jefe editor irónico, intolerable, abusivo y demandante, ahora tenía pequeños momentos de amabilidad.

Me dirigí a la máquina de bebidas e incerté una moneda. Elegí el té verde. La maquina expulsó la botella y la tomé, sentándome en una mesa de la sala de descanso.

No pude evitar recordar mi vida de estudiante, en la que tenía tiempo suficiente para leer mis libros, en especial a mi autor preedilecto, Usagi Akihiko.

Todo había cambiado, mi carácter también...ya no era el mismo adolescente puro e inocente. Ahora era un hombre acostumbrado a su malhumor y a un trabajo excesivamente agotador.

Mi estómago gruñó en ese momento por el astío.

Suspiré cansado.

-"Si tan solo pudiera comer decentemente"-murmuré.

-¿Con quién hablas?-preguntó una voz conocida.

-¡¿Eh?!, ¡Takano-san!

Tomó asiento en frente de mí.

-¿Qué tienes?, este día te he notado desconcentrado, ¿algo te preocupa?

-No, es solo que...

-¿Qué?-su mirada profunda me hizo esquivarla.

-Recordaba que mi alimentación no es la misma que antes.

Takano-san sacó una cajetilla de cigarros del bolsillo de su pantalón y encendió un cigarrillo.

-Yo no me he visto afectado por eso-comentó-mi comida es a base de microondas o de restaurantes, eso ya es común para mi.

-Claro, como en el pasado-murmuré.

Takano-san me miró serio.

-Ehhh...esto...yo...-tal vez mi comentario lo había molestado, ¿podría ser que había tocado una fibra sensible en él?

Exhaló el humo que contenía.

-Tienes razón, no tienes por qué avergonzarte- después apoyó en su  mano el rostro y observandome en silencio, segundos después su boca dibujó una sonrisa fruncida-¿qué me dices de ti... extrañas los mochis de tu mamá?


Sentí mi rostro caliente, estaba avergonzado.


-Takano-san ...deja de burlarte de mi, ¿quieres?

-No lo hago; en realidad, la vez que me regalaste algunos, los probé y estaban deliciosos. Ojalá pudiera volver a comerlos-añadió al tiempo que se levantaba-bueno, regresemos, todavía queda mucho por hacer.

Asentí.

-Me termino el té y voy-respondí.

Las palabras de Takano-san me hicieron sentir cierta tristeza, era cierto, en sus años de adolescente y -aunque vivía en la casa de sus padres-, jamás pudo tener una comvivencia familiar normal. Mientras sus padres estaban ocupados en sus trabajos y en su proceso de divorcio. Takano-san estaba mas solo que nunca...

Si algo yo pudiera hacer por él...para reponer todo ese tiempo perdido...

Rápidamente saqué el celular de mi bolsillo y marqué a casa de mis padres.

Posiblemente no estaba todo perdido y sí podía hacer algo por Takano-san.



Continua...