Translate

lunes, 17 de junio de 2013

Junjou Terrorist-Miyagi:"El amor es irracional"-parte final.


No me di cuenta en que momento me había quedado dormido, sólo sentí una mano pasarse por mis cabellos.
Abrí los ojos, sobresaltado.
-¿Eh?, ¿dónde estoy?, ¿Shinobu, qué haces aquí?
Él suspiró.
-Estaba preocupado por ti Miyagi, nunca respondiste el celular.
No se lo dije, pero recordé que lo había apagado.
-¿Y bien?, ¿qué es lo que quieres decirme?-le dí la espalda, fingiendo revisar unos exámenes.
-Sólo...-hizo una pausa-quiero disculparme-dijo.
Voltee a verlo un tanto sorprendido.
-¿Por qué?
-Tienes razón a veces actuo infantil y lo siento...sólo quiero ser alguien digno de que admires y pienso que no lo he logrado hasta ahora...-bajó la mirada-cuando me preguntaste acerca de lo que estaba anotando, era tan sólo una receta de cocina, quiero esforzarme por ser mejor, pero, al parecer todo lo arruino-frunció levemente el ceño.
Me acerqué hasta él, poniéndole mis manos en sus hombros.
-Te admiro-dije.
-¿Qué?-levantó la mirada.
-Ya me amabas desde mucho antes, soportaste tu amor no correspondido a pesar de que me casé con tu hermana, hiciste un viaje tan largo para declararte y soportaste mis rechazos con perseverancia, y al final lograste que me enamorará de ti, eso es digno de ser admirado.
Las mejillas de Shinobu se ruborizaron.
-Pero tú constantemente me dices que soy un mocoso inmaduro y caprichoso.
-No me voy a retractar de ello...-añadí con sarcásmo-ya tendré tiempo de cobrártela, cuando sea más viejo y no pueda pararme ni hacer nada por mí mismo, ¿serás mi enfermero verdad, Shinobu? o ¿me abandonarás?-sonreí divertido, estrechándolo entre mis brazos.
-Estúpido, claro que te cuidaré, jamás te dejaré.
-¿Por qué me quieres tanto, eh?
Me observó molesto.
-¡Porque se trata de ti!-exclamó-no podría amar a otra persona igual, ni aunque pasaran cincuenta años-dijo.
-Eso es mucho tiempo.
-Es sólo para que te des cuenta de que mis sentimientos son verdaderos y si te dije que te amo es así, podré ser más jóven y no haber vivido tanto como tú, pero, Miyagi-jaló mi corbata hacia él-...yo te amo de verdad.
Las lágrimas llenaron sus ojos, rodando por ambas mejillas.
Viéndolo así, me sentí totalmente desarmado.
Lo besé suavemente y me retiré en minutos para evitar ser visto por algún profesor.
-¿Y a todo esto, qué llevas ahí?-señalé la caja de bentou.
-Es tu almuerzo.
-¿De casualidad este almuerzo lleva repollo?-pregunté irónico.
Shinobu frunció los labios.
-¡Sólo cómelo y deja de criticar!, me iré a clase-azotó la puerta a manera de rabieta.

Me senté en la silla y encendí un cigarrillo.
Me parecía realmente simpático ver sus gestos infantiles, gestos que provenían de un corazón puro, de una inocencia terrorista.
En ese momento entró Kamijou a la oficina y me observó con atención.
-¿De qué se está riendo profesor?, creí que estaba deprimido, esta mañana lo noté realmente mal.
-Ya no querido Hiroki...por suerte ya todo está bien-añadí.
Kamijou me miró confundido, al parecer sin comprender una solapalabra a lo que me refería.
A pesar de la diferencia de edad, entendí que para amar, sólo basta un mismo sentimiento y un corazón sincero dispuesto a darlo todo, aunque éste sea torturantemente terrorista.


                                                                         FIN

jueves, 13 de junio de 2013

Junjou Terrorist-Miyagi:"El amor es irracional"-1 parte.

Mientras revisaba los exámenes de mis alumnos en la mesa de la cocina, observé a Shinobu que estaba atento leyendo una revista.

Apuntaba algo en una libreta, lo cual llamó mi curiosidad.

-¡Hey!-lo llamé desde mi asiento-¿qué haces?

Dió un pequeño brinco al escuchar mi voz.

-...eh...nada-murmuró.

-¿Qué estás anotando?-insistí.

-¿Ya no puedo hacer cosas libremente?-preguntó con el ceño fruncido.

-Sólo fué una pregunta.

-¿Desde cuándo preguntas tanto?-continuó-antes no me ponías tanta atención.

-"Antes" es antes...y respondiendo a tu pregunta, desde que te me declaraste y te metiste en mi cabeza, desde ese día me importa todo lo que hagas, incluyendo tus estupideces.

Shinobu frunció los labios.

-¿Te parece que todo lo que hago es una estupidéz?, ¿en ese caso por qué sigues conmigo?

Suspiré exhaousto de sus constantes rabietas. Recogí los exámenes y los metí en el maletín.

 

-¡¿Otra vez te vas huyendo, Miyagi?!-gritó-¡eso es de cobardes!

Lo miré y añadí:

-No tengo ganas de seguir discutiendo con un niño, así que me voy.

-¡¿A dónde?!-exclamó furioso.

No le dije una sóla palabra y cerré la puerta.

Pude escuchar sus gritos y como tiraba cosas al suelo.

 

"Aún es un mocoso"-pensé.

Shinobu Takatsuki se me había declarado cuando tenía 18 años y yo 35...la diferencia era extrema. Al principio, admito que pensé que era una locura su supuesto "amor". Yo no creía poder enamorarme de alguien nuevamente; lo había estado una sóla vez, de mi sensei...hace tantos años atrás.

Fué un amor unilateral, platónico y doloroso. Fué doloroso, porque murió y con su muerte, sensei se llevó gran parte de mis esperanzas e ilusiones que como adolescente tenía.

Pero aquel amor de juventud, sobrepasó el tiempo...ví pasar días, meses, años...y aún mi mente la recordaba, como aquel día, en que la miré por primera vez.

Tuve que hacerme el fuerte, después de perderla, y rehacer mi vida, salir con otras personas; así fué como conocí a Ritsuko, hermana de Shinobu, intenté enamorarme de ella, pero no pude.

Casarme con ella no había sido la mejor opción, yo vivía más pendiente de mis clases, de mi autor favorito Matsuo Basho, que de Ritsuko. Así que ante mi indiferencia, ella buscó un amante y tiempo después, me pidió el divorcio, fin de la historia.

Ahora lo único que tenía era mi trabajo como profesor, mis libros de historia antigua y los recuerdos que conservaba preciados de sensei...ante los demás, era simplemente "el cornudo que lo dejó su mujer".

Hasta que apareció Shinobu, viajando desde Australia, para confesarme que me amaba.

Al principio lo consideré ridículo y después obseno. Yo siempre fuí heterosexual y en ninguna de mis peores fantasías sexuales, habían sido con un hombre.

Muchas veces me burlé de él, lo tomé como el capricho que un mocoso mimado y consentido tenía hacia mi. Hasta que un día me dí cuenta que sus sentimientos eran reales, tan reales que me molestó incluso haberlo besado a manera de juego. Me molestó, porque me confundió...sus sentimientos me llegaron y así fué como me líe con Shinobu.

Pero la diferencia de edad era demasiada, tanto que ni él ni yo, nos entendíamos, excepto en la cama, pero hasta ahí.

Shinobu siempre fué caprichoso y hacía rabietas por todo, aunque ya fuera universitario y mi alumno, porque estudiaba literatura.

Y yo era un hombre que cada día envejecía más y prestaba menos atención a los dramas cotidianos.

Estacioné el auto afuera de la Universidad y me dirigí a la oficina, donde mi amigo Kamijou y yo, hacíamos nuestro trabajo.

Abrí la puerta de la pequeña oficina y me dí cuenta que Kamijou aún estaba ahí, absorto, trabajando.

-¡¡Kamijouuuuuuuuu!!-exclamé al verlo y corrí a abrazarlo.

Hiroki pegó un brinco sobre su silla y me separó de él.

-¡Le he dicho que no me abrace profesor!-refutó.

-¿Así saludas a tu viejo amigo?, ¡que frío!, por cierto, ¿qué haces a estas horas trabajando?, ¿por qué no estás con tu "esposa"?-bromee.

-¡Deje de burlarse!-inquirió-...Nowaki tiene que quedarse en el hospital hasta mañana y no quería estar en casa sin hacer nada...-murmuró con desanimo.

-Ah, por suerte vine yo, para acompañarte-lo abracé.

-¡Suélteme por favor!

Se alejó con el ceño fruncido.

-¿Y usted por qué está aquí?, ¿no debería estar en su casa también?

 

Solté el maletín sobre el sofá.

-No es un buen momento para estar en ese lugar-respondí.

-¿Otra pelea?

Suspiré.

-Ya sabes como son los mocosos, todo te reclaman, no lo puedo entender y yo, ya estoy viejo, no tengo tanta energía para seguirle el ritmo.

-¿Y por qué sigue con él?-preguntó Kamijou.

Esbocé una media sonrisa y apagué el cigarrillo en el cenizero.

-Aún no lo acabo de comprender, Kamijou...creeme que aún no lo entiendo, ¿a ti no te pasa lo mismo con él?-refiriendome a Nowaki-kun.

Kamijou asintió.

-A veces es un tanto inmaduro...-Hiroki frunció el ceño-...no, es bastante inmaduro-frunció los labios, como si recordara algo desagradable-¡es un completo idiota!-exclamó, arrojando un libro sobre el escritorio.

Cruzé las piernas, sentado en el sofá y lo observe con atención. Al parecer, en ese cuarto no era el único que estaba sufriendo por un amor con diferencias de edad. Me sentía un tanto aliviado no haber sido el único idiota enamorado de un mocoso inmaduro.

Continua.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 5 de junio de 2013

Ritsu Onodera: "El primer amor verdadero, jamás se borra del corazón" parte final.



La lluvia inició a mitad del camino. Tomé el tren a toda prisa. De todo corazón deseaba que sempai aún estuviera en la escuela. No importaba si no me quería hablar más, había decidido no molestarlo, pero no pude evitar preocuparme por él de todas formas.


Corrí hacia la entrada y me quedé esperándolo en la puerta. Como él me había pedido estar solo, no quise molestarlo y de pie, plantado con ambas sombrillas en la mano, esperé que bajara.

Diez minutos después le ví caminar, abrió su loker y sintiendo que le miraba, volteó hacia donde yo estaba.

-¿Qué haces aquí?, ¿no te habías ido ya?-preguntó.

-S-sólo quería traerte esta sombrilla para que te protejas de la lluvia sempai...pero si ya tienes una, me iré-respondí.

-¿No estás enojado por lo que te dije?

-No...yo te entiendo sempai lo desagradable que es para ti esta situación.

-Oye, ¿por qué te gusto tanto?-cuestionó.

Aquella pregunta me tomó por sorpresa, pero traté de ser sincero y fiel a lo que sentía.

-P-por que se trata de ti, sempai...no lo puedo explicar ahora, por lo menos me tomaría tres días-confesé.

Me miró en silencio unos cuantos segundos.

-¿Y tu bolso?

-Lo dejé en casa...regresé en cuanto noté que llovería.

 

Alargó su mano.

-La sombrilla...

-Ah, si, si, aquí está...-se la entregué.

 

Afuera llovía fuertemente. Las gotas de agua chocaban una trás otra contra el asfalto gris. No me atreví a mirar a sempai, pero estaba a un lado mío, callado.

¿En qué estaría pensando?, ¿sería mucho atrevimiento de mi parte si le preguntaba si le molestaba mi presencia?...aunque eso, era lógico de suponer...sempai me llamó "molesto".

El silencio no parecía tan áspero por el constante ruido de la lluvia. Ambos sujetábamos las sombrillas. Me rendí al hecho que sempai jamás me hablaría ni quería tenerme cerca, esto sólo fué una casualidad, él acepto mi gesto por necesidad, no por gusto, yo le era desagradable, eso, me había quedado muy claro.

Eran sus sentimientos y los aceptaría. Jamás volvería a molestarlo de aquella manera.

Mi mano izquierda colgaba a un costado de mi cuerpo, sentí una piel ajena, suave, rozando mi palma y unos dedos finos y largos uniéndose entre los míos...

Sempai me había tomado de la mano...¡¿q-qué estaba ocurriendo?!

Alarmado, lo miré...sentí mi rostro acalorado y ruborizado, jamás en toda mi vida, había esperado aquello.

-E-esto...v-ve a casa con cuídado sempai-añadí con nerviosismo.

Salí corriendo a toda prisa, sin volver atrás la mirada.

 

Con las semanas y nuestros encuentros recurrentes en la biblioteca, sempai había aceptado que me acercara a convensarle y a tratarlo como amigo...aunque él fuera tan reservado en sus comentarios.

No sabía con exactitud lo que le estaba ocurriendo en su vida, pero sabía que aquella coraza e ira, se derivaba de su tristeza. Y sempai era tan importante para mí, que incluso sus tristezas quería que las compartiera conmigo o por lo menos, supiera que yo estaba ahí para él, siempre que me necesitara.

Incluso, alguna vez me pareció verle sonreír, no estoy seguro de ello, porque lo tenía a distancia y estaba algo aturdido con el golpe que me di, justo eso sucedió en el pasillo de la escuela.

Días después, sempai me invitó a su casa...no podía creerlo...nervioso y sorprendido acepté la invitación, asegurándome de avisarles a mis padres que me quedaría en casa de un amigo a dormir. Mamá era una persona muy posesiva y sino les pedía permiso, lo más seguro es que no me dejarían ir, así que no tuve más opción que hacerlo.

Al terminar las clases, caminé junto a sempai con dirección hacia su casa. Tenía los nervios de punta, y no pude evitar pensar "como tenía que comportarme en su casa", "de que temas conversar", "como dejar mi mejor impresión, para que me invite de nuevo" y demás cosas.

Casi podía caminar, sentía mis piernas blandas, me comenzó a dar mareos y a transpirar.

Esperaba que sempai no lo notara o sería demasiado vergonzoso...

Sempai detuvo sus pasos y me observó.

-No tienes porque ponerte tan nervioso-añadió.

"Maldición, se había dado cuenta".

 

Al llegar a su casa, me di cuenta que estaba completamente sola y en silencio. N había nadie alrededor, excepto el gato negro con blanco que sempai recogió en un día de lluvia, al cual, saludó con el nombre de Sorata.

Cuando le confesé a sempai sobre mi conocimiento del gato, se alarmó y ligeramente percibí un rubor en ambas mejillas, y mencionó algo acerca de que es una escena del manga shojo, a lo cual, no entendí muy bien a lo que se refería, jamás había leído un manga, sólo libros.

También volví a admitir que me gustaba, para mi sorpresa, sempai se acercó a mí, e intentó besarme...instantáneamente lo aparté, temblando, y cerré los ojos a causa de la verguenza.

Algo en sempai había cambiado, y no comprendía el motivo; pero cuando sus dedos me comenzaron a desabrochar el uniforme con facilidad y añadió: "Ya entendí perfectamente tus sentimientos"...y me abrazó, supe que ya no era el mismo sempai huraño que me apartaba de su lado.

Esa tarde, casi al anochecer, sempai me pidió que hicieramos el amor y yo accedí. Accedí, a pesar de mi verguenza y mis nervios...porque yo...lo amaba, lo amaba más que a nada en el mundo y estar a su lado, no sólo me hacía bien, también me hacía feliz.

Yo nunca había tenido relaciones y sempai nunca había estado con un hombre. Ambos temblamos al estar desnudos. Su piel era suave y el olor de su cabello era embriagante. Sentí que en cualquier momento, moriría de felicidad.

Mantuve los ojos cerrados y sentí mi rostro ruborizado.

-Ritsu...-susurró sempai cerca de mi rostro-...te quiero.

¿Había escuchado bien? ¿o todo era producto de mi fantasía?

Entreabrí los ojos y vi la sinceridad en su mirada. Aquellos ojos que tantas veces creí que me despreciaban, ahora me miraban con ternura.

Sempai unió su boca a la mía, besándome con lentitud. Después apoyó sus manos con dulzura sobre mi cabeza y me volvió a besar, esta vez, con intensidad. Sentía su lengua suave moverse contra la mía, humedeciendo mis labios.

Sus manos me tocaron desde el torso, pasando hasta el abdomen y finalmente en mi entrepierna.

Lo miré espantado, y sempai me sonrió levemente.

-Está bien...-susurró cerca de mi oído, bajando hasta llegar a mi intimidad.

La sábana azul, lo cubrió, no podía ver a sempai, sólo su figura debajo de ella.

Las palmas de sus manos se movieron suaves, frotándome y acariciándome, mis sentidos se encendieron, como llama interna ardiendo en mi piel, con su sólo tacto.

Su boca recorrió el centro de mi placer, resbalándose húmeda, con ayuda de su lengua que se movía suavemente.

El éxtasis embriagante, recorrió cada tramo de mi cuerpo, corriendo hasta mi columna vertebral.

No sabía lo que sempai me estaba haciendo, pero lo disfrutaba, lo disfrutaba mucho.

Dejé escapar un gemido y entreabrí los ojos, buscándolo con mis manos en aquella obscuridad.

Sempai salió debajo de la sábana y me besó apasionadamente. Acarició mis piernas y me hizo que le rodeara la cintura con ellas...

Suavemente entró en mí y mientras lo hacía, continuaba besándome y tocándome en la entrepierna.

Sus dedos largos y finos, me recorrieron con constancia. Algo increíblemente delicioso se apoderó de mi cuerpo y sempai unió su cuerpo al mío en totalidad.

Sus movimientos constantes, sus besos, sus caricias...todo era tan perfecto que jamás había podido imaginar que algo así se podia llegar a sentir.

No era sólo el sexo...era sempai...era el amor...era todo en conjunto lo que lo hacía maravilloso.

Nuestros jadeos y gemídos se unieron al mismo tiempo y nuestros cuerpos temblaron en sintonía eróticamente.

Sempai apoyó su cabeza sobre mi torso. Podía escuchar su respiración acelerada, al igual que mi ritmo cardiaco latiendo desbocadamente.

Miré como la piel blanca de sempai era iluminada tenuemente por la luna y como el aire fresco del anochecer se colaba por la ventana.

Esto que había sentido por primera vez, fué mucho mejor que todo lo que alguna vez imaginé hacer con sempai.

Esa noche se quedó tatuada en mi piel, al igual que el amor que nació en aquella biblioteca.

 

 

-¡Onodera!, ¡Onodera!-escuché unos gritos lejanos-¡novato!

Abrí los ojos con rapidez.

-¿Eh?, ¿q-qué ocurre?-pregunté confundido.

-¿Ah?, ¿qué clase de pregunta es esa?-cuestionó mi editor en jefe, Takano-san.

-Perdón creo que me desmayé.

 

Había vuelto a la realidad, a mi vida complicada de editor shojo.

-Si tienes tiempo para andarte desmayando, ¿qué te parece tener de una vez por todas listo el manuscrito de tu autora?-cuestionó severo.

-¡Ya voy, ya voy!, no me presione.

-Estúpido...-me pegó con la regla en la cabeza.

-¿Por qué me pega, Takano-san?

-¿Siempre tengo que estar trás de ti como un niño?, ya te dije que no soy tu mamá, dedicate a hacer bien tu trabajo editor novato.

Fruncí el ceño.

Takano-san...no se parecía en nada a ese sempai que conocí, de hecho ninguno de los dos éramos iguales a antes...él había acentuado su malhumor, era sínico, y me hacía la vida imposible. Y yo, tenía este mal carácter por su culpa...¿y aún así pretendía que le "confesara mi amor"? ¡está demente!, jamás lo haré.

Y jamás es jamás... aunque en el fondo lo siga sintiendo.

 


FIN



 

*Nota: se tomaron ciertos diálogos de la historia original, con el fin de buscar concordancia al fic. Ya que es una perspectiva de los hechos desde el punto de vista de Ritsu Onodera.