Terminaba de preparar el almuerzo de Hiro-san. Llevabamos juntos dos años, a veces creo que el tiempo pasa demasiado rápido, aún recuerdo la primera vez que lo conocí, ese día en el parque...
Con su rostro lloroso...se veía tan vulnerable e indefenso...no me pude contener.
-¡Hey, tú!-Hiro-san interrumpió mis pensamientos con su acostumbrada voz impaciente.
Pestañee varias veces.
-¿En qué tanto piensas que sonríes como un tonto?-me preguntó.
-Perdona, Hiro-san...ya tengo listo tu almuerzo...-cerré la caja, anundándola con una tela de color verde.
-Gracias...-murmuró sin verme, mientras metía con cuidado sus libros en el maletín.
Lo abrazé desde atrás.
-¡¿Q-que estás haciendo?!-exclamó sorprendido.
-Tan sólo quería abrazarte-respondí, apoyando mi cabeza sobre la de él.
-¡Suéltame estúpido!, que llegaré tarde al trabajo.
Inmediatamente lo liberé de mi abrazo.
-Tienes razón, disculpa, Hiro-san.
Me volteó a ver con el ceño fruncido y se acomodó la corbata.
-Me voy, nos veremos más tarde...¿o tienes guardia en el hospital?
Negué con la cabeza.
-Bien, en ese caso, nos veremos para la cena.
Los ojos se me iluminaron. Lo detuve por el brazo.
-¿De verdad, Hiro-san?, ¿vendrás a cenar?
-Ya te dije que si...-se soltó bruscamente de mi mano.
-¡En ese caso prepararé algo delicioso cuando regreses!-dije animado.
Los colores se le subieron al rostro y esquivó la mirada.
-Está bien, me voy.
-¡Que te vaya bien, Hiro-san!-me despedí sonriente.
Aunque Hiro-san no era cariñoso y poco demostrativo...o mejor dicho, nada demostrativo, sabía que esos "pequeños" detalles eran su manera de decirme que me quería y que le gustaba estar conmigo.
Concentrado en mi alegría, empecé a limpiar el departamento; incluso quité el polvo a los libros de Hiro-san-los cuales eran muy interesantes, exceptuando aquellos de Usami Akihiko.
No es que me disgustara su forma de escribir, de hecho, era bastante bueno para mi gusto. Él, había sido objeto del amor de Hiro-san y también formó parte de su nostalgia, al ser rechazado. Yo, no me alegraba de esto último, pero sabía reconocer que gracias a ello, pude conocer a Hiro-san aquel día en el parque, mientras pasaba un rato con los ancianos del asilo.
Cerré el libro, después de mirar la foto de Usami-sensei. Estaba decidido a no atormentarme ni torturarme por el pasado...el pasado estaba ahí...y yo ahora formaba parte del presente de Hiro-san.
Fuí al combini a comprar ciertas cosas para la cena. Por dentro me sentía feliz e ilusionado. No podía evitar tener una sonrisa cargada de satisfacción al pensarlo.
Después de preparar lo que cenaríamos esa noche, me senté a esperarlo pacientemente. Al cabo de minutos, escuché sus pasos desde afuera, y las llaves al abrir. Me levanté y esperé a que entrara.
-Bienvenido a casa, Hiro-san-saludé sonriente, mostrándole la mesa.
-N-Nowaki, ¿qué es esto?-preguntó confuso.
-Es la cena que te preparé.
-P-pero...¿con velas?...
Sonreí.
-Jaja, es una cena romántica.
-Tonto...-murmuró con el ceño fruncido y el rostro ruborizado-te esmeras tanto...¿acaso sientes que estamos casados?-añadió con voz irritada.
-Lo único que siento es que quiero permanecer a lado de Hiro-san por el resto de mi vida.
-¿Q-qué estás diciendo?
-Esto...-puse su mano sobre mi pecho-que estoy enamorado profundamente de Hiro-san.
-I-idiota...-alejó su mano, frunciendo el ceño-vamos a comer.
-Si-sonreí.
Esa noche parecía ser igual a las demás que compartía con Hiro-san. Su rostro era serio y comía en silencio, mientras yo me dedicaba a hablar, pero algo en mí, me decía que esa noche era especial...y eso era porque mi corazón latía precipitadamente y desbordante, y la única razón...era Hiro-san.
FIN
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